En México y en Jalisco por fin se le ha dado luz verde a las candidaturas independientes con lo que termina el monopolio de los partidos para que un ciudadano pueda ser votado en calidad de candidato a puestos de elección popular.
Un problema de nuestro sistema político mexicano son las partidocracias, las mismas que se apoderan de los partidos políticos como paso fundamental para el control del gobierno, que es algo inherente a la condición humana. Si bien esta nueva forma de participación adoptada por otros países en sus legislaciones, podría venir a oxigenar la lucha política-electoral, lejos está de ser la panacea para resolver a fondo nuestros problemas de gobiernos ineficientes, irresponsables y soberbios.
Lo que molesta, irrita, frustra, decepciona, provoca bilis y otros etcéteras son los malos gobiernos, altamente deficitarios a los que les gana la criminalidad, incapaces de frenar la violencia y ofrecer seguridad, el garantizar el libre tránsito en nuestras calles, en las carreteras del país, el que podamos disfrutar de nuestros espacios públicos sin temer que podemos convertirnos en víctimas.
En ese anhelo que todos tenemos y queremos de que exista un país de leyes, en el que la haga la pague y no reine la impunidad, los partidos políticos han fracasado en México. Falló el PAN en sus 12 años, sí, tuvimos un presidente que tuvo el valor de declararle la guerra a la criminalidad y al narcotráfico, pero que fue muy tonto para poder armar una estrategia inteligente, de tal suerte que de Guatemala llegamos a Guatepeor.
Hoy contamos con otro presidente de México, que viene del PRI y que en estos casi ocho meses de gobierno no ha mostrado la capacidad para contener a la criminalidad o arrebatarle espacios importantes que aquellos han ganado, como es el Estado de Michoacán, la tierra de Felipe Calderón, donde empezó sus operativos para acotar a estos grupos de malosos, que ya demostraron la pasada semana el poder que tienen al golpear con rudeza y saña a la Policía Federal.
En México lo mismo ha fracasado el PRI, el PAN, el PRD, todos los partidos cuando acceden al gobierno no cumplen con lo que se comprometen. Ese es el problema de fondo. ¿Vendrán las candidaturas independientes a cambiar el país? La verdad no lo creo. Finalmente los candidatos independientes son ciudadanos como usted y yo, con las mismas virtudes y defectos. El problema es de fondo, es cultural. Si hay corrupción en el Gobierno es porque hay dos vías. El funcionario que la acepta y el ciudadano que la otorga. Se podrá decir: Es que el sistema está hecho para que así funcione, con dádivas. Puede tener algo de razón.
Pero lo vemos cuando un familiar se ve envuelto en un percance automovilístico –por citar un ejemplo de hechos recurrentes–. En no pocas ocasiones suele haber dos elementos en accidentes: Alcohol y velocidad. Está por demás demostrado que el victimario recibe ayuda de sus familiares para violar la ley y ganar impunidad, aportando el dinero que se tenga que repartir por medio de abogados corruptos y que tanto abundan, al ministerio público, a peritos o jueces para torcer la ley. En estas situaciones el promotor de la corrupción es el ciudadano.
Tenemos casos de ciudadanos que han sido invitados por los gobiernos o partidos políticos de candidatos o de funcionarios. Ya en la función pública, muestran que son de carne y hueso y esa santidad que mostraban por el sólo hecho de “llamarse ciudadanos”, que supuestamente los vacunaba de la suciedad de la política, resulta que son tan o más ambiciosos, soberbios o corrutos de quienes criticaban.
Vemos también a caudillos que toman la bandera ciudadana y sin remordimiento de conciencia hacen negocios a la sombra del poder, con sociedades que luego son descubiertas, que muestran complicidades de esas partidocracias y que exhiben la falta de congruencia entre el decir y el hacer.
No abrigo esperanza de que las cosas en México vayan a cambiar vía las candidaturas ciudadanas. Con todos los defectos que tengan los partidos políticos, hasta hoy en el mundo es la forma menos peor de organizar a la sociedad para darse un gobierno.
Es innegable que en diversos países existe crisis de gobernabilidad porque los ciudadanos no se sienten representados y un porcentaje alto de ciudadanos decide abstenerse de participar en elecciones. Hay luz verde a las candidaturas ciudadanas, pero no comparto el júbilo de algunos porque el problema está en nosotros, los ciudadanos que finalmente formamos parte de los partidos y si decidimos buscar participar de candidatos independientes, la pregunta que debemos hacernos es para qué, transformar realmente a México, a Jalisco o para tener poder, dinero y todo lo que implique.
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