De acuerdo con información a la que tuvo acceso VALLARTA UNO, el caso más indignante es el de una niña de 12 años –cuyo nombre se reserva por razones obvias—a quien entregaban a hombres mayores, principalmente norteamericanos, por la cantidad de cuatro mil dólares por pasar un rato con la menor.
Padres de las menores afectadas, exigen que la Fiscalía General de la República (FGR), a través de la Fiscalía Especializada en Delitos de Violencia contra las Mujeres, Grupos en Situación de Vulnerabilidad y Trata de Personas (FEVIMTRA) haga bien su trabajo e indague también –en los cuatro meses que le autorizó el juez para la investigación complementaria—a los sujetos que se aprovecharon de la red de explotación de Baby Ruth para abusar de las niñas, es decir, a los clientes, sean nacionales o extranjeros.
Según los datos disponibles, el modus operandi de Baby Ruth y su pareja, de nombre Pedro Aréchiga R, era contactar a extranjeros a través de un supuesto SPA –cuyo inmueble pertenecía a su abuelo—para ofrecer a las jovencitas. También solían acudir a la zona de Olas Altas para enganchar clientes y llevarlos a la casa Amanda, de acuerdo con lo que se desprende de las declaraciones que están en una Carpeta de Investigación.
Baby Ruth, su hija –que sigue en el tutelar para menores en Guadalajara—y su novio Pedro, ganaron mucho dinero con la trata de personas con fines de explotación sexual, al grado de que adquirieron camionetas último modelo y se daban una vida de gran lujo.
Y es que la tarifa que ofrecían a los gringos –y algunos mexicanos—dependía de la edad de las jóvenes. Así las cosas, por la menor de 12 años cobraban cuatro mil dólares; por las adolescentes, tres mil dólares; y por mujeres que tenían entre 18 y 23 años, el precio era de dos mil dólares, esto, tan solo por estar unas cuantas horas con ellas, por lo que obtuvieron pingües ganancias.
Generaron tanto dinero, que ahora mismo están pagando a varios abogados de Puerto Vallarta para que acudan a defender a Baby Ruth y a su hija por los delitos a los que fueron vinculadas, que son su presunta responsabilidad en la trata de personas y explotación sexual agravado.
La hija de Baby Ruth es visitada periódicamente por una de sus primas que vive en Puerto Vallarta, y ha trascendido que la adolescente sigue en su nube de ínfulas de poder, al no aceptar abogados de Guadalajara, ella solo quiere a los de Vallarta, aunque cobren caro.
Lejos quedaron aquellos días en que esta jovencita y su mamá vivían en una residencia con alberca y todas las comodidades en este paradisiaco Puerto Vallarta.
