Como si tratara del dueño de la ciudad, Héctor Santana –que llegó al poder por Morena, luego de traicionar al PRI—y con un autoritarismo que haría ruborizar a la propia presidenta Claudia Sheinbaum, declaró que “quedan prohibidas estas actividades en Bahía de Banderas”.
Se le olvidó al desmemoriado alcalde, que él no es propietario del municipio, que solo es el encargado del rancho y que nunca, jamás, puede prohibir a los ciudadanos –del estrato social que se trate—trabajar en lo que ellos quieran para ganarse el sustento.
Los limpiaparabrisas trabajan en las principales ciudades de la República, no solo en Bahía de Banderas, e igual que los “viene, viene”, son personas que no han tenido oportunidades y que por alguna situación social decidieron ganarse unas monedas con esta labor.
Pero como Héctor Santana piensa que tiene el poder absoluto y que su “padre” putativo lo va a respaldar en todo, ignoró por completo el artículo quinto de la Constitución, que dice (vale la pena recordarlo) que “a ninguna persona podrá impedirse que se dedique a la profesión, industria, comercio o trabajo que le acomode, siendo lícitos”.
Y como si se tratara de peligrosos delincuentes, el señor Santana dio instrucciones para llevar a cabo un operativo el pasado jueves en el crucero de Mezcales, donde detuvieron a cinco limpiaparabrisas solo por ejercer una actividad completamente legal, licita, permitida.
Por si esto fuera poco, el equipo de prensa de Héctor Santana, encabezado por un tal Brayan Alejandro Quintero, difundió un boletín de prensa para dar a conocer semejante hazaña, con el desatinado agregado de poner las fotos de los detenidos.
Ojalá que las tropelías de Héctor Santana lleguen a los oídos de la secretaria de gobernación, Rosa Icela Rodríguez y de la dirigente nacional de Morena, Luisa Alcalde, para que le digan que puede haber una instrucción sancionara por esta clara violación a los derechos humanos de las personas.
Algo tendrán que hacer para frenar a Héctor Santana, quien, sin vergüenza alguna, todavía se atrevió a mandar un saludo de navidad a todos los habitantes de Bahía de Banderas, mientras los limpiaparabrisas estaban en la cárcel.
Una canción de La Maldita Vecindad aborda el tema de los limpiaparabrisas y los lanza fuego, la del “gran circo es esta ciudad” y en una de sus estrofas dice… “allá en el palco de honor, ya nadie podrá sonreír”.
Sin duda, el palco de Héctor Santana ya está reservado… para no sonreír si sigue atropellando a los ciudadanos.