La respuesta fue que aplicarían una estrategia sólida para la selección de directivos o jefes, con el propósito de evitar que malos o corruptos funcionarios ampliaran los rezagos que arrastra la ciudad, política y administrativamente.
Se me vino a la mente en ese momento una respuesta que me declaró el ex gobernador priista Carlos Rivera Aceves, cuando le cuestioné en 2008: ¿Por qué Guadalajara dejó de ser la bella y próspera ciudad de las décadas de los sesenta o setenta del siglo pasado? Su versión: cuando llegaron los panistas en 1995 a los gobiernos del Estado y de la metrópoli (encabezados por Alberto Cárdenas y César Coll) despidieron a todas las bases o técnicos de las administraciones y sus lugares fueron ocupados por inexpertos que, con el paso del tiempo, no sólo “engordaron” las plantillas laborales sino que se incrementaron los salarios supuestamente para evitar la corrupción, pero dieron paso a la burocracia “dorada” que hoy pagan los jaliscienses con sueldos ofensivos. ¿Y la corrupción? A la orden del día.
Aterrizo el punto. Lo que hemos visto o leído en las últimas dos semanas de los gobiernos emecistas demuestra las fuertes debilidades que padecen de origen. Los casos del ex panista Diego Monraz, “Zul” de la Cueva o Hugo Luna fueron escándalos que no pasaron a mayores en el proyecto de Enrique Alfaro con rumbo a la gubernatura; sin embargo, hoy los focos rojos están encendidos en la administración de la alcaldesa de Tlaquepaque, María Elena Limón.
Sin duda es uno de los talones de Aquiles para Enrique Alfaro. Una debilidad que pueden aprovechar los rivales políticos. ¿Por qué? En menos de cinco meses la presidenta ya se enfrentó con todos, no sólo con el grupo político del “Güero” Barba sino con los pocos “liderazgos” del Partido Movimiento Ciudadano.
No abundaré cuando María Elena declaró en campaña que en Tlaquepaque había grupos de autodefensas. Tampoco en la desinformación o limitaciones de sus discursos a falta de buenos asesores, que sí los paga, pero de nada sirven. Pero qué tal la “crisis” momentánea en la que metió al Gobierno de Jalisco tras asegurar que su municipio estaba militarizado tras la ejecución de tres policías la semana pasada —el fiscal Eduardo Almaguer lo negó tajantemente, pues ni que fuéramos Guerrero, Michoacán o Tamaulipas. ¿O sí?—. Por eso me concentraré en la crisis administrativa que arrastra ese Ayuntamiento desde octubre pasado, lapso en el que acumula varios despidos y reacomodos en la plantilla principal, y que salpica a Alfaro.
Al principio de la semana pasada, la nota la dio el experimentado Esteban Garaiz, quien siendo regidor suplemente en la planilla de Pablo Lemus fue enviado por Alfaro para apoyar a Limón en Tlaquepaque. Se le otorgó el “nombre” de jefe de Gabinete, pero renunció porque nunca se aprobó la reglamentación en el Ayuntamiento para darle formalidad a ese cargo.
Fue una humillación e insulto para Garaiz y el mismo Alfaro, aunque se diga que, en el fondo, ese reglamento no se había aprobado porque incluía en la administración la figura de “revocación de mandato”, un ejercicio al que teme la presidenta por sus enfrentamientos con priistas y emecistas.
La renuncia de Garaiz se sumó a los movimientos en las direcciones de Comunicación Social, Transparencia,Servicios Públicos, Consejo contra las adicciones y DIF, entre otras. Sin embargo, en la semana pasada también le renunciaron los dos principales mandos de la Policía y hasta el tesorero, aunque al final Garaiz sí regresó por la orden de Alfaro.
Con todos los cambios, polémicas y tragedias en Tlaquepaque me quedo con la lectura de que María Elena por fin se doblegó y cedió ante quien le facilitó la alcaldía, por eso dejó que Enrique Alfaro tome las riendas de la Villa Alfarera con su equipo. El problema es: ¿Cuánto le durará esta “paz” a la administración municipal?
En la respuesta hay una estrategia que puede parecer simple para el grupo de poder de los emecistas: apropiarse del Ayuntamiento y retirar a la alcaldesa de los reflectores y de los medios de comunicación para evitar más escándalos. De lo contrario, seguirá siendo el clavo en el zapato para el proyecto político de Enrique Alfaro.
¿Cederá totalmente María Elena y dejará de enfrentarse a los emecistas? ¿O la ejecución de sus tres policías la hundió? Al tiempo.
Remate
Ya van dos semanas de crisis para MC. ¿Y su proyecto en Guadalajara sobre la recolección de basura y contra Caabsa? Hasta hoy, pura fanfarronería. (www.informador.com.mx )