Sirva la grabación donde se evidencia a Elisa Ayón instando a la corrupción en la Dirección de Panteones (“pero repartan, no sean culeros”), para hacer una profunda reflexión del estado que guardan las instituciones públicas, aquellas que deben dar seguridad, bienestar, y esperanzas para una mejor y más balanceada sociedad.
Sirva la grabación para que aquellos que se identifiquen con ese tipo de político o hacer política, de ahora en adelante al menos compren un libro, vayan al cine, tomen un curso de algo o estudien alguna especialidad en vez de sentirse orgullosos de salir de una película de las Poquianchis.
Porque a estas alturas, como ha sucedido siempre, sólo hace falta darle un poquito de poder y dinero a un cargamaletas para que corra a las tiendas de marca a comprarse unos zapatos de 10 mil pesos y un cinto de la misma marca y así sentirse de la clase política que gobernó, gobierna o gobernará estas tierras.
Sólo hace falta darle alguna dirección o un espacio en la administración municipal a un tipo o tipa que no sabe ni escribir para que sienta que esa dependencia es suya y sus empleados sus súbditos y su presupuesto su caja chica: sucede aquí tanto como en el municipio más recóndito del país.
Exhortamos a quien se dice sorprendido por la forma de conducirse de la “maestra” a que voltee a los lados: seguramente encontrará más de un caso de personajes de barandilla sentados en el cabildo, en el recinto legislativo o en la silla de la dirección general de muchas dependencias de gobierno.
Muchos de ésos personajes, como la regidora del PRI, buscan cada tres años ser Presidente Municipal: “seré su Gobernadora, quieran o no”.
Este tipo de políticos sólo saben gobernar, como atinadamente lo dice la regidora “a putazos, a balazos, a huevazos o a mamadas”. (www.elrespetable.com)