Se trata del presunto mega fraude que se hizo en el último trecho del sexenio del ex gobernador Ney González Sánchez, para “restituir” tierras al ejido Bucerías que fueron expropiadas cuando se creó el FIBBA, y que de una forma burda y ventajosa fueron puestas a nombre de un personaje que fue Director del mismo Fideicomiso y que ahora funge como magistrado del Supremo Tribunal de Justicia de Nayarit, de nombre Pedro Álvarez Hormaeche, según documentos públicos.
Son alrededor de 100 hectáreas las que aparecen a nombre de este magistrado y que, según él, fueron adquiridas de forma legal.
Sin embargo, para que el ejido trasladara el dominio de esas hectáreas al hoy magistrado, tuvo que haber habido un acuerdo de asamblea. Y es aquí donde aparece el vallartense José Luis Niño Rodríguez, quien se habría prestado a esta irregularidad para sacar provecho personal y dejar sin patrimonio a decenas de ejidatarios, a quienes les dieron sólo migajas del enorme pastel, ya que, a precios comerciales, esos predios (que ahora están en su mayoría ocupados, entre otros por un campo de golf) rondan en los 100 millones de dólares, un millón de billetes verdes por hectárea.
El caso es tan grave, que una vez que llegaron denuncias de carácter penal a la Fiscalía de Nayarit –donde despacha Edgar Veytia--, el mismo Veytia mandó llamar (de una manera nada convencional) a José Luis Niño, para que explique en dónde quedaron alrededor de 75 millones de pesos, ya que se especula que la transacción por esas tierras fue por el orden de los 150 millones de pesos, la mitad documentados y la otra mitad repartidos en lo oscurito.
Y cuando decimos que Edgar Veytia mandó llamar a José Luis Niño, lo decimos porque existe la presunción de que el ex delegado de los servicios migratorios, fue prácticamente “levantado” de su casa en Puerto Vallarta hace apenas unos días, por policías del vecino estado, para que fuera a “charlar” con el Fiscal.
Con miedo y temblando, Niño Rodríguez accedió a subir a una camioneta donde supuestamente viajaban policías vestidos de civil, quienes lo trasladaron a Tepic para dialogar con el fiscal, pues el funcionario más poderoso del gobierno de Roberto Sandoval, está sumamente extrañado e interesado en saber en dónde quedaron esos millones que no fueron declarados, ni a las autoridades, ni a los ejidatarios de Bucerías.
Nadie sabe cómo ni cuándo, Niño Rodríguez se hizo ejidatario de Bucerías y cómo de pronto se convirtió en presidente del ejido, ni cómo en una década adquirió bienes inmuebles que, incluso compartió o vendió a precio de ganga a un periodista que escribe en los medios de Puerto Vallarta. Algunas de las propiedades de Niño están en la Cruz de Huanacaxtle, donde otro hampón, Pepe Cuevas, se hizo millonario a costa del ejido de la Cruz.
Pero bueno, para entender toda esta historia, debemos remontarnos al año 2007, año en que el FIBBA acordó pagar 75 millones de pesos al ejido Bucerías –como indemnización por la expropiación de los años 70—y después las mismas tierras se reintegrarían al Fideicomiso, en virtud de que ya existen poseedores y en los predios hay construcciones de terceros.
La “mejor forma” de hacerlo, sería que las 100 hectáreas quedarían a nombre del entonces director del FIBBA, Pedro Álvarez Hormaeche y éste –una vez que se pagara a los ejidatarios con derechos esos 75 millones de pesos—las restituirá al Fideicomiso, ya que, según ellos, con esto se evitaría un “conflicto social”.
Sin embargo, las cosas no fueron del todo pulcras –máxime porque había serios conflictos de interés--, ya que el Director del FIBBA, en este caso Pedro Álvarez Hormaeche, era quien promocionaba ante el gobierno federal el pago de la indemnización, y a la vez era el receptáculo del mismo dinero, ya que las 100 hectáreas se pusieron de una manera muy ventajosa a su nombre.
Así las cosas, hubo ejidatarios que reaccionaron y denunciaron que todo esto fue un timo, un fraude pues, y exigen todavía que les paguen su indemnización; además de que, a la fecha, el hoy magistrado nayarita, Álvarez Hormaeche, todavía aparece como dueño de esas 100 hectáreas, aunque algunos aseguran que tiene a su nombre alrededor de 400.
Desde luego, en todo este tema hay gente sumamente nerviosa, sobre todo porque el juicio agrario por las 100 hectáreas, conocido con el numeral 201/2013, sigue vigente, y en cualquier momento el ejido puede una sentencia para que, o les paguen lo justo, o les entreguen sus tierras, que ahora están en mano de poderosos empresarios, pues son terrenos pegados al mar que tienen un alto valor comercial.
El que está en la cuerda floja es José Luis Niño Rodríguez, ya que como presidente del ejido Bucerías, se prestó a esta nada higiénica transacción, y sólo él sabe hasta dónde se llenó los bolsillos de dinero, toda vez que un movimiento de esta envergadura, supone el manejo de varios millones de pesos que no ha sido reportado con transparencia a los propios ejidatarios.
Pedro Álvarez Hormaeche es magistrado de Nayarit, desde allá ha seguido el juicio –lo que también supone un conflicto de interés y acceso a información privilegiada—pero el conflicto apenas empieza, y hay gente muy interesada en rastrear el dinero que se negoció debajo de la mesa y que salpica, como cloaca abierta a la que le avientan piedras, al señor José Luis Niño Rodríguez. (Nota, este es un avance del reportaje que se publicará en la edición impresa de VALLARTA UNO del mes de diciembre)