Por su calidad de periodista, pero también por su temporal posición de servidora pública, Verónica Díaz Rodríguez atrajo la atención por el incidente vivido el fin de semana antepasado. Varios días después y su caída en el alcoholímetro despierta rabias, a otros indigna y desborda pasiones y frustraciones dentro del propio gremio periodístico.
Es cierto, el ejercicio público no empata con los escándalos. Casi perdido en la memoria está aquél caso de un funcionario de medio pelo en la administración 1992-1995 despedido por Rodolfo González Macías cuando fue pillado con algo de alcohol. Aquello empujó a los moralistas a lanzar las primeras advertencias a separar y repeler el alcohol con la imagen del funcionario. Un sector de la prensa, en circunstancias de desalineo y apelando a los falsos moralismos, ayudó a reforzar la regla no escrita.
Son dos incidentes en dos semanas antes, donde se involucra un servidor de la actual administración municipal. Miguel Ángel Preciado Bayardo impactó un vehículo, intentó huir. pero fue aprehendido. No es un individuo al que se le asocie con el consumo de alcohol, pero esa noche las bebidas causaron estragos en él. No conducía vehículo oficial. No estaba en horas de trabajo. Pero a gritos hubo voces que llamaron por un castigo total.
Reciente la desgracia del Mike Preciado, a Verónica Díaz emplazan al alcalde Arturo Dávalos castigo ejemplar. Sus enemigos exigen la despidan. Del por qué consumió bebidas embriagantes y por qué razón tomó el volante esa noche del viernes 10, ya rendirá parte Verónica Díaz. A estas alturas, probablemente ya se confesó con sus superiores. El entorno adverso creado alrededor de su experiencia no tiene condiciones de eximirla de nada. Es decir, no se le puede ayudar. Ese pecadillo, el de manejar un vehículo oficial adquiere otras dimensiones al trascender.
Díaz Rodríguez tampoco es funcionaria de primer nivel. Que se sepa, luego de ocupar la jefatura de prensa de Comunicación Social, le asignaron tareas en la Secretaría General en apoyo a su titular, Víctor Manuel Bernal Vargas. Fue éste quien hizo público el “castigo” a la periodista por el pecadillo del fin de semana; la Contraloría Municipal dispuso la “suspensión por un lapso de 30 días sin goce de sueldo”. En dicho periodo se harán las investigaciones pertinentes. La consecuencia a pagar es la multa administrativa, poco más de cinco mil pesos y el respectivo pago a la grúa por el arrastre y también el pago al corralón.
A juicio de unos, puede ser un castigo menor obligar a pagar grúa y corralón y multa por conducir el automotor en estado inconveniente. Para otros puede ser un “pago” excesivo, más alto de lo aceptable como “ejemplar”.
Nosotros no vamos a proponer disminuya ni se aumente el castigo. No exigimos se le despida ni nos horrorizamos por separarla un mes. Al aceptar un empleo público, cada quien acepta las reglas y ello incluye ponerse al volante de un vehículo oficial con algunas cervezas en la barriga.
EL COBRO DE FACTURAS
En la desgracia de unos, se abren oportunidades a otros para cobrar facturas y saciar venganzas personales. Un sector de la prensa, periodistas perfectamente bien identificados, tienen nombres y rostros, se dedicaron a liderar el clamor “popular” intentando convencer de aplicar a la periodista el máximo castigo, el despido y la quita de su chamba.
Primero, recordemos un incidente ocurrido en plena Semana Santa del año anterior. Ese Viernes Santo, el corresponsal de TV Azteca, Evaristo Tenorio agarró la jarra a temprana hora acompañado de otro periodista, de Osvaldo Granados. Paseaban en el malecón, a la altura del antro Mandala, cuando se suscitó un incidente. Los dos periodistas se acercaron al tumulto. Evaristo intervino. Le llamaron la atención a no interferir. Del incidente, se reportaría que el periodista la lanzó un vaso con vino a la humanidad de una mujer policía y por eso, por agresión pues, lo llevaron preso. Osvaldo Granados sería quien llamó para pedir ayuda y auxiliar a su amigo Evaristo y evitar su encarcelamiento. Curiosamente sale a relucir el nombre de la misma persona que presumiblemente acudió a auxiliar la madrugada del sábado a Verónica Díaz. De acuerdo a las dos versiones, ese nombre sería el de Silvia Álvarez Bustos quien ayudó a Evaristo Tenorio a no pisar las mazmorras de Las Juntas. También periodista, se desempeñó hasta noviembre pasado como directora de Comunicación Social, jefa superior directa de la periodista sancionada.
Pero ¿qué tiene que ver aquel episodio de la Semana Mayor y de Evaristo Tenorio, con el escándalo de Vero Díaz? Es simple la respuesta. Quienes claman hoy por el despido de la ex jefa de prensa del ayuntamiento, es porque la consideran la sospechosa número uno de Evaristo y su grupo de amigas, todos periodistas, de haber filtrado el escándalo de la Semana Santa del 2016. Es decir, a Vero Díaz la acusaron todo un año de ser la autora de difundir el pecadillo en días de guardar de Evaristo Tenorio.
Luis Alberto Alcaraz escribió del tema y filmó su video. Fiel a su estilo, despojado de amiguismos, se dijo indignado y gritó a cielo abierto aplicar sanción ejemplar. Pero Luis Alberto se cuece aparte.
EL CLUB DE LOS EVARISTOS
Nos hablaron y revisamos las publicaciones de los periodistas amigos de Evaristo Tenorio, el del escándalo de la Semana Santa. No se apiadaron de Vero Díaz. Intentaron acorralar al alcalde para obligarlo a declarar el despido como castigo ejemplar. Para ellos no era suficiente la separación temporal, ni las investigaciones en curso.
Osvaldo Granados, Doraliz Terrones y Efrén Urrutia son parte de la cofradía conocidos como “los evaristos”, el bautizo dado a ellos por otro periodista, Jorge Olmos Contreras.
Ahí están las publicaciones de los citados arriba. Olmos los trajo a tiro por casi un año a los primeros. La enemistad tiene origen de un incidente nocturno con alcohol y todo, cuando Olmos publicó que Doraliz Terrones, ahogada en alcohol, caminaba como potrillo de caballo. Del pecadillo de Tenorio, describió a este como una persona de alta tendencia a la agresividad. Oswaldo Granados no se fue a medias tintas y escribió “borracha” refiriéndose a su colega Vero Díaz por lo del fin de semana. Simple, a Vero Díaz le toca pagar su status de primera sospechosa de filtrar la parranda de Evaristo Tenorio y Granados. Y también paga con intereses, los acumulados por ser asociada amiga de Jorge Olmos.
REVOLCADERO
Preguntamos cual fue el origen de poner en manos de Verónica Díaz Rodríguez un vehículo oficial ese viernes 10. Que en el día asistió a una comida con el secretario general del Ayuntamiento, Víctor Manuel Bernal y otros colaboradores de la oficina. Como el día siguiente, el sábado, asisten a programas de asistencia social a diversas colonias, le asignaron el vehículo para llevar agua y comida. En oportunidad se le advirtió del programa alcoholímetro, pero se le olvidó. En espera de recibir luz verde, golpeó el automóvil de un particular y ya nadie pudo ayudarle. Al menos dos agentes de vialidad, contactaron a periodistas para acudir al sitio del alcoholímetro y tomar fotografías. Esos periodistas se sometieron a la máxima del “perro no come carne de perro”, dijeron “sí” a quien les pidió el favor de guardarse la información, pero al salir el sol se dedicaron a difundir detalles e imágenes del “corralito” y su apreciada “presa”.****** El que está de luto es Juan Carlos Castro Almaguer. La semana pasada fue asesinado uno de sus hermanos en el interior del reclusorio Venustiano Carranza de Tepic. Fue Alejandro, quien hace ya algunos años fue detenido y presentado como un peligroso secuestrador, de alta escuela, y catalogado como un pez gordo de la delincuencia organizada especializado en ese trabajo que “el mochaorejas” ejerció como un arte. En su momento se escribió de lo “oficio de este miembro del clan Castro Almaguer, justo cuando Juan Carlos hacía carrera política. Identificado como miembro del grupo de Gustavo González Villaseñor. Desde la titularidad de Desarrollo Social, Juan Carlos Castro Almaguer se perfiló para ser candidato del PRI a la alcaldía, pero al descubrirse la existencia de encuestas falsas, se le ordenó dejarle el camino libre a Andrés González Palomera. Luego éste perdió el proceso interno ante Javier Bravo Carbajal. Juan Carlos es el concesionario del negocio de la basura, a través de GIRRSA en Bahía de Bandera.****** Por cierto, en el vecino Bahía de Banderas, los desgreñes entre periodistas también están a la orden del día. El rechazo a Héctor Santana y la lealtad al alcalde José Gómez Pérez, aunado al jugoso trato monetario, hizo mella y reforzó las posibilidades de los dos alfiles del alcalde. Alejandro Regalado y Omar Reynoso, en contra de los pronósticos, se mantienen firme y en la recta final, no se rinden. En los del bloque opositor, los alineados a “el honesto” Santana, se movieron por el instinto de la sobrevivencia a futuro, se le retiraron a José Gómez y corrieron a abrazar al que dicen tiene la bendición del gobernador y será alcalde. Los periodistas que sienten la pesadilla de la derrota tratan de construir nuevos amarres o lo que es igual, ir en contra del PRI. De las revueltas que se acercan, aspirantes como Jaime Cuevas Tello y los Guerra, van a emerger reforzados