México es el país de las paradojas. Es también expresión de lo que es el llamado “capitalismo salvaje”. Hay quienes lo han descrito como “el paraíso de los ricos, infierno de los pobres”. Entre políticos y empresarios exprimen a las mayorías. Tenemos a los diputados mejor pagados del mundo y al mexicano más rico del mundo, que contrasta con los 54 millones de pobres.
Conforme al informe de la OCDE del 2012, en México persiste la elevada pobreza con ingresos por hogar muy por debajo de otros países. Y lo peor es que cada vez se hace más ancha la brecha que separa los sueldos más altos de los más bajos.
La OCDE considera que uno de los factores que influyen en tener ingresos y distribución altamente desigual lo marca la elevada tasa de desempleo, mitigada por la ocupación de la informalidad o por cuenta propia.
¿Y cuáles son los países que tienen mejor distribución de la riqueza conforme a los estudios de la OCDE? Son Suiza, Islandia, Suecia, Dinamarca y Noruega, que tienen un sistema fiscal más eficiente y que se manifiesta en menor desigualdad en salario y empleo.
Otros países con mayor eficiencia en el manejo de los impuestos son catalogados en un segundo grupo por la OCDE y entre ellos se cita a Bélgica, Estonia, Finlandia, República Checa, Francia, Italia, Eslovaquia y Eslovenia, pese a las diferencias que puedan tener en el tema del salario y sus porcentajes de desempleo.
En el caso de México, la ineficiencia del aparato hacendario en la recaudación de impuestos debe ser de las peores del mundo, cuando el 30 por ciento de los ingresos del Gobierno Federal corresponde a las que aporta con sus ventas la paraestatal Petróleos Mexicanos, ya que la carga tributaria está en los causantes cautivos, sin que se combata la informalidad, ya que los programas y acciones que se anuncian de parte del Gobierno es mera retórica.
Además, el deporte favorito de un buen número de nuestros empresarios es evadir al fisco y no pagar impuestos, según éstos se jactan en reuniones privadas, justificándose en la corrupción gubernamental y esto se convierte en el círculo vicioso que en décadas ningún gobernante ha podido romper. Pero ellos no se ven la cola.
BAJA CAPTACIÓN DE IMPUESTOS
Esta cultura evasora de impuestos se refleja en el hecho de que nuestro país se encuentra en el último lugar entre los países pertenecientes a la OCDE con menor captación de impuestos como proporción del Producto Interno Bruto (PIB), que equivale al 10 por ciento cuando el promedio del grupo es de 25 por ciento.
La baja captación fiscal la vivimos desde años atrás gracias a políticas de gobiernos magnánimos con los poderosos del capital. Por ejemplo, en el 2009 el erario dejó de captar 700 mil millones de pesos, casi 56 mil millones de dólares, gracias a que las leyes fiscales permitieron privilegios tributarios a los grandes contribuyentes, esto es 420 grandes grupos económicos se beneficiaron, los mismos que con la Reforma Hacendaria o magna miscelánea fiscal –como se le quiera llamar– tendrán que aumentar su contribución fiscal.
¿COMO REVERTIR?
El problema de México no es que no haya riqueza, ésta se produce, el problema es la distribución. Porque tenemos al millonario más rico del mundo, pero sus empleados reciben salarios miserables, como lo podemos ver en uno de sus negocios simbólicos, Sanborns, ya que quienes sirven en el restaurante y que tienen más de 20 años laborando reciben un salario mínimo, además de que les completan con 100 o 200 pesos en cupones, como parte de esa ingeniería para no pagar impuestos.
Entonces, ¿cómo revertir esta situación tan injusta y desproporcionada? Es lo que nuestros genios financieros que nos han gobernado no han tenido la capacidad de encontrar respuestas. No le encuentran la cuadratura al círculo. El número de pobres en cantidad sigue creciendo. Las políticas asistencialistas del Gobierno ayudan únicamente a que no se mueran de hambre millones de nacionales y evitar una nueva revolución, pero tanto los gobiernos del PRI como los del PAN, han fracasado en cambiar esta situación que tiene al país en la cola de desarrollo social, económico y humano entre los que forman parte de la OCDE.
Es un tema complejo. No hay recetas mágicas. Lo cierto es que entre políticos miserables y de pequeña estatura junto con empresarios voraces y mezquinos, el pueblo de México es el gran perdedor, como lo muestran esos 54 millones de pobres que tenemos más que los que se acumulen en los próximos días, meses y años.
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