Sn embargo, en cada campaña ocurren engaños, simulaciones y mentiras. Simple y llanamente las promesas jamás las cumple el generoso candidato. Tampoco cumplirá su palabra de abatir la infinidad de carencia en los servicios básicos. No llevará el agua a aquel lejano caserío al que fue en campaña a pedir el voto. Tampoco regresará a colocar las lámparas del alumbrado de la calle. La recolección de la basura en las ciudades seguirá igual si no es que peor, ahí tirada en la esquina. Los hoyancos de las grandes avenidas, en las calles de los poblados no se cambiarán por pavimentos ni cemento. Tres años después, quizá el mismo personaje, regresará a repetirle la bofetada, en otra nueva campaña electoral y repitiendo el mismo discurso, las mismas promesas, demagogia y mas demagogia, mentiras viejas y nuevas. Así ha sido la historia en los últimos 50 años. Inclusive, muchas veces ni hay capacidad para renovar a los operadores políticos y menos en los pueblos chicos.
Como de bronco, Nayarit tiene fama de ser pueblo noble y leal a sus creencias. Quizá por eso cada pueblo tiene al año dos o tres días de fiestas ofrecidas a su santo patrón. Es como cada tres años, que toda persona renueva su voto a su partido, el PRI. Hace ya tres lustros, esa costumbre se rompió cuando el “patrón mayor”, Antonio Echevarría Domínguez se rebeló al Partido Revolucionario Institucional, el partido; y cual santo de la devoción, fue capaz de despertar conciencias y derrotar al tricolor. Lo hizo en alianza con todos los partidos, de izquierda y derecha, opositores, la fórmula letal para el priismo.
Aquel fenómeno del acaudalado empresario acabó con las milenarias deidades apiladas en sagrados turnos de los aspirantes a ocupar el trono político e impuso a los paisanos del vecino estado la moda del golondrinaje político.
En Bahía de Banderas es vistoso el folclor de las vestiduras, por cierto muy rasgadas en la campaña, de sus candidatos. Héctor Paniagua Salazar, era una especie de tirano de aldea en sus cuatro décadas de priista y solo él pudo reinar dos veces entronizado en el vetusto sillón presidencial del edificio casi en ruinas de Valle de Banderas. Imponía a capricho candidatos de su partido y casi nadie osaba rebelarse a sus designios. Toda crítica a él era en silencio y en la oscuridad. Pero, cual rey en decadencia, cuando intentó perpetuarse y ser por tercera vez al alcalde de su comarca, sus fuerzas no le alcanzaron, tendió puentes para allegarse aliados, coqueteó con el Movimiento Ciudadano y al final acabó por aceptar abanderar a sus odiados rivales, el PRD y el PAN. Ahí se reencontró con personajes a los que de por vida había combatido.
Adrián Guerra Padilla tampoco es un político puro. No hace muchos años fue dos veces candidato del PAN a la presidencia municipal. Las dos veces perdió estrepitosamente. Se decía decepcionado de la política. En la medida de sus posibilidades ayudó a Rafael Cervantes Padilla cuando éste fue candidato a diputado y luego a la alcaldía por el PAN. Ahora, igual que el cuñado José Gómez, Adrián no quiere saber nada del rey charro y alcalde en turno. Los excesos, abusos y atropellos de Rafael Cervantes Padilla animaron a los viejos caciques de Bahía de Banderas, todos hombres de dinero, a reorganizarse. Personajes como Ismael Duñalds, el mismo Héctor Paniagua y su gente, también Adrián Guerra, intentaron de todo. Unos bloquearon calles y carreteras. Otros reunieron firmas para solicitar juicio político y destitución del alcalde. No pasó nada y el alcalde siguió inamovible. Se pensaba que prevalecería el interés de todos, aun en el momento de las campañas electorales. Pero no. A todos los opositores del alcalde les ganó, sino la soberbia y arrogancia, el interés personal. Adrián Guerra renunció al PAN y terminó por aceptar la oferta del MC y ser su candidato. Es decir, el empresario de materiales para la construcción se le atravesó a Paniagua, cuya opción fue el membrete del PRD, aliado con el PAN.
Restan algunos días de campaña. La jornada electoral se efectuará el domingo 6 de julio. Las probabilidades de ganar de uno u otro candidato ya están dadas y solo un suceso extraordinario será capaz de mover tendencias. Los priistas presumen que van a ganar. La elección pasada la ganaron pero tardaron unos meses para ganar en la mesa, al regresar a su redil a Rafael Cervantes Padilla. Si, el mismo que sus mas acérrimos críticos, y aquí también se incluyen los porristas de su cuñado José Gómez, decían de el que era el paladín de la unidad tricolor. Se debe recordar que a principios del año pasado, Cervantes Padilla convocaba a reunirse a todo aquel aspirante del PRI a ser candidato a la alcaldía. Su cuñado Gómez siempre apareció en las fotografías al lado de su cuñado Rafa. Hoy priva el desmarque, sin importar la familia. Son estrategias de campaña.
Los opositores, Adrián Guerra y Héctor Paniagua sostienen también que van a ganar. Son ellos los que le recuerdan a Gómez el parentesco Rafa Cervantes-José Gómez. Acusan que el candidato quiere ser alcalde para cuidar a su cuñado.
Entonces, hallamos que la política en Bahía de Banderas es cosa de herencia de familias. Paniagua se asume como un adinerado candidato entre cuyas posesiones personales es la presidencia municipal. El abanderado tricolor reclama la misma silla que hoy posee su cuñado. Hombres de costumbres y arraigadas raíces, cuya motivación es la voracidad de poseer lo que esté a su alcance, misma mentalidad que mueve a Adrián Guerra, están por sumar el mes de recorrer las calles de los poblados del municipio clamando por el voto. Ninguno repara en repetir mentiras, ofertas y propuestas llenas de demagogia y de retórica. Uno de ellos festinará la noche del domingo 6. Los otros se irán a lamentar su derrota.
Lo único seguro es lo dicho al principio. Quien gane será incapaz de cambiar el rostro del municipio. Las calles seguirán igual, no habrá las grandes obras. Se olvidarán de los deportistas y de todos los vecinos. Y no reconocerán a don Carlos, aquel humilde vecino que una tarde de campaña saludaron a la sombra de un frondoso árbol. Se olvidarán de aquellos grupos de vecinos, a los que les prometieron construir un parquecito en el enselvado terreno donado por la constructora del fraccionamiento de interés social.
REVOLCADERO
Nos afirman que la comunidad de la iglesia Luz del Mundo esta vez no está apoyando a los candidatos del PRI. Que no quieren saber nada de José Gómez. Hace ya dos semanas nos dieron esta razón y a todos llamó la atención. Los hermanos de la Luz del Mundo, regularmente acuerdan apoyos con los abanderados del tricolor a cambio de algunas posiciones de gobierno. Pero que el cuñado del alcalde esta mal asesorado y le gana la soberbia y arrogancia.***** Por cierto, que la otra protegida de Edgar Veytia, el fiscal general de Nayarit, Alicia Monroy también corre grandes riesgos de perder la elección por la alcaldía en Compostela. De todos es sabido que la dama es la suegra del poderoso fiscal Cora. Que el candidato por el PRD-PAN Gerardo Palomino le salió respondón y en una de esas, puede ganar la alcaldía del centenario pueblo de Compostela. Los Monroy son también una casta de abolengo político. La señora ya fue una vez alcaldesa. No hizo bien las cosas pero ahora está bien apadrinada por el yerno y si acá en Bahía de Banderas fue capaz de imponer a José Gómez, mover sus hilos para imponer a la suegra fue cosa de niños.***** Como para reiterar el interés que al PRD y al PAN tienen en Bahía de Banderas la tarde de este jueves vinieron a uno mitin político los senadores Martha Elena García de Echevarría y Ernesto Cordero. Nos reportaron que hubo buena respuesta de los simpatizantes de Héctor Paniagua y que llenaron la plaza de El Porvenir en tarde de jueves. El dirigente del PAN, Miguel Ángel García Romero se encargó de la logística en apoyo del coordinador de la campaña, Arturo Cuevas García.***** Que la regidora Candelaria Villanueva, su hijo Omar, toda la familia, se dieron gallo en las fiestas patronales de Ixtapa. Eso sí, ya es costumbre de causarle corajes al cura de la iglesia del Sagrado Corazón. Todo por el negocio de los puestos, sobre todo los de los cantaritos. Ahí hubo algo de dinero. A nadie le importo causar desvelos a nuestro amigo Chencho “Mascafierros” García Ortiz.
