Por Jorge Olmos Contreras
El presidente del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana (IEPC), Tomas Figueroa Padilla le acaba de poner el cascabel al gato, al anunciar el viernes pasado en Guadalajara que dicho Órgano Electoral realizará un operativo permanente a partir de este lunes 11 de agosto para detectar publicidad electoral que promocione a partidos o precandidatos fuera de los tiempos establecidos por la legislación en la materia.
Afirmó que personal que labora en el área jurídica, así como del área de organización, estarán haciendo brigadas para detectar y sancionar a quienes violen las disposiciones; en otras palabras, que van a multar a los “adelantados”.
Dijo que van a vigilar cualquier tipo de publicidad que se coloque o se difunda con el particular propósito de tomar ventaja frente a posibles opositores, porque estarían violando el principio de equidad.
Este operativo se implementará particularmente en Guadalajara.
Qué bueno que al presidente del Instituto Electoral se le ocurra algo para detener a tanto y tanto político acelerado que por querer aparecer más ante el potencial electorado, violan las disposiciones más elementales en materia electoral.
Pero qué malo, que para Tomás Figueroa Padilla sólo exista la zona metropolitana de Guadalajara como prioridad en Jalisco, y deje a la buena de Dios a los demás municipios, donde todos los días se violan las reglas electorales.
Basta que se dé una vuelta por Puerto Vallarta para que vea cómo en este paradisiaco destino turístico no sólo hay un “adelantado”, sino que se cuentan por docenas los políticos y politiquillos que con tal de aparecer ante la opinión pública como merecedores de alguna candidatura a un puesto de elección popular, se promocionan todos los días en boletines de prensa, en actos académicos y hasta en eventos deportivos.
Hay algunos que rayan en lo ridículo y caen en la lambisconería al repetir una y otra vez boletines donde vanaglorian al gobernador Jorge Aristóteles, a quien llenan de halagos y dibujan como si fuera el salvador de Jalisco, casi, casi su eminencia.
Hay otros que utilizan descaradamente los recursos públicos para tal fin, como esos que regalan láminas, ladrillos y tinacos en las colonias populares, o lo que con el dinero del pueblo promocionan su imagen todos los días.
Estos políticos, que por sus actos los conocerán, violan la ley electoral, hacen actos anticipados de campaña disfrazados de eventos altruistas, sociales y deportivos, pero no les importa, pues el mal ejemplo cunde, y si en Bahía de Banderas pisotearon las leyes electorales a más no poder, lo pueden hacer en Puerto Vallarta, que al cabo, nadie dice nada.
Ojalá y Tomás Figueroa se quite el overol de funcionario centralista y se venga a Puerto Vallarta a cazar mapaches, anticipados y acelerados, porque va a encontrar mucha tela de donde cortar.