La segunda, la política, nos dibuja un intento, quizá insano, para coartar un derecho político que tenemos todos los mexicanos y que nos garantiza la constitución política en el sentido de que todo ciudadano puede votar y ser votado.
Se trata, sin duda, de una medida política desesperada de los enemigos del alcalde Ramón Guerrero para tratar de meterle una zancadilla y evitar que sea candidato a diputado local, pues es a él a quien verdaderamente le tienen miedo y tratan a toda costa de descarrilar su proyecto político e impedir que siga obteniendo puestos de elección popular.
Esto por un lado, pero por el otro, la acción de impugnación también tiene un dejo de rivalidad personal, toda vez que al haberla hecho el regidor Humberto Muñoz Vargas, no deja de formar una especie de revanchismo político de alguien que perdió la elección constitucional y que incluso llevó a su partido, el PAN hasta una vergonzosa tercera posición en las preferencias electorales de los vallartenses.
Es algo así como que durante toda la administración me has hecho la vida de cuadritos y ahora me las vas a pagar y recurro a una impugnación para evitar que te vayas y que tu licencia no tenga efectos jurídicos.
Ahora bien, no hay que confundir ni confundirnos, la suspensión concedida es provisional, insisto, es una medida preventiva del juzgado cuarto, pero esto no quiere decir que la licencia del alcalde ya esté suspendida. No, aquí se tiene que seguir el juicio, que puede tardar días o meses y mientras tanto, Ramón Guerrero puede continuar con su vida política, es decir, sí puede registrarse, sí puede contender como diputado local e incluso, yéndonos más allá, puede ocupar su curul en el Congreso del Estado una vez que la próxima legislatura entre en funciones y siempre y cuando haya ganado la elección.
Sin embargo, y ojo, si el alcalde perdiera el juicio que promovió Humberto Muñoz Vargas y de acuerdo cuando salga la resolución definitiva le pueden suceder varias cosas. El primer escenario es que le nieguen el registro, que una vez registrado le digan que siempre no, que en plena campaña lo obliguen a retirarse de la misma y que una vez como diputado en funciones, el tribunal ordene que lo suspendan como tal.
En este contexto, creemos que Ramón Guerrero va a salir airoso de este juicio por dos razones contundentes. La primera es porque está en tiempo y forma para registrarse como candidato a diputado local, es decir, no se violaron los tiempos electorales –la impugnación es porque no pidió licencia ocho días antes de ejercerla como lo marca la Ley de Responsabilidades de los Servidores Públicos—y la segunda y más importante, es que existe una jurisprudencia que tarde o temprano se la van a recordar a Humberto Muñoz, en el sentido de que no puedes impugnar algo de lo que formaste parte, es decir, Humberto Muñoz estuvo en el pleno del Ayuntamiento el día que se votó la licencia de Ramón Guerrero, la licencia se aprobó por mayoría absoluta y al día siguiente, Humberto Muñoz se fue a Guadalajara para impugnar algo de lo que él mismo estuvo enterado y de una sesión en la que fue partícipe.
Pero bueno, de todo esto lo único rescatable para ponerle en la arena pública y criticarlo con todo lo que usted quiera, es el nombramiento de Javier el Pitas Pelayo como presidente municipal interino.
Eso y no tenerle respeto a Puerto Vallarta y los vallartenses, es lo mismo.
Por cierto, este lunes 09 de marzo a las 12:00 del mediodía en un restaurante de la Isla del Río Cuale, el representante del Partido del Movimiento Ciudadano en Puerto Vallarta, Jaime Castillo Copado, ofrecerá una rueda de prensa donde dará a conocer la postura oficial del MC sobre esta impugnación que ha causado revuelo en los círculos políticos de la ciudad.
