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Martes, 24 Marzo 2015 01:47

El factor Abel Chávez Galván; los daños colaterales a la campaña de Andrés G. Palomera podrían ser muy costosos al incluirlo en la planilla de regidores

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Por Ala Limón

Desde luego que no es lo mismo antes que después, ni ahora que antes, pero este factor no le importa a los políticos cuando de repartirse el poder se trata. Así sucedió con la incorporación de Abel Chávez Galván a la planilla del PRI que encabeza Andrés González Palomera, no repararon en los costos ni en los daños colaterales que semejante inclusión puede ocasionar a una campaña que, antes de iniciar, ya se le prenden los focos rojos.

 

El problema del PRI en Puerto Vallarta en estos momentos se llama Abel Chávez Galván, un tapatío que juega a estratega electoral pero que en resumen es un mapache más del priismo de la vieja guardia, un bombero que ha sido llamado por alcaldes y gobernadores para mejorar imagen y enderezar barcos a punto de hundirse, pero que siempre se ha ido antes del naufragio.

Abel Chávez Galván podría haber sido excelente candidato a regidor hace nueve años, pero no ahorita. No en estos tiempos, en donde las redes sociales juegan un papel crucial para inclinar la balanza en una contienda electoral.

El Partido Verde, un instituto político podrido que está en su nivel más bajo de credibilidad y sumamente rostizado, no entendió que al imponer a Abel Chávez en la planilla de Andrés, le está dando un golpe tremendo, prácticamente un nocaut, a las aspiraciones de Andrés González Palomera.

Y es que Abel Chávez –que abandonó incluso a su amigo Paco Sánchez en su aventura como candidato independiente—es la marca de la simulación y el engaño, del chapulinismo político y de la veleta acomodaticia; lo mismo se mete al Movimiento Ciudadano con Enrique Alfaro, que impulsa proyectos fallidos de todos los colores o se deja consentir por los lazos sentimentales de los dirigentes del Partido Verde en Jalisco para colarse a una lista de aspirantes a regidores como la del PRI con Andrés González Palomera.

Es un señor que sabe el manejo turbio de los dineros del poder y que ha sido cómplice, por comisión u omisión, de grandes desfalcos, multimillonarios por cierto, de gobiernos priistas como el de Ney González Sánchez en Nayarit, donde incluso utilizaron el nombre de una ex empleada del área de comunicación social (de todas las confianzas de Abel) para mover cientos de miles de pesos.

Si de dinero público se trata, Abel Chávez coge y con ganas, de ahí que tenga cierta debilidad por las apuestas de peleas de gallos y los autos de lujo. En Nayarit, por ejemplo, durante su desempeño como asesor de comunicación de Ney González, se daba el lujo de “perderse” por días, embriagado en alcohol y otros gustos impublicables, pero eso sí, seguía cobrando como la lumbrera que no es.

Hoy, que nada tiene qué ver con el doctor Paco Sánchez, por más que algunos lo ubiquen en la estrategia del candidato independiente a la alcaldía de Vallarta, Abel Chávez regresa a Vallarta en el peor de los escenarios.

Y aunque sabe a la perfección los pecadillos de muchos periodistas de Puerto Vallarta –que hoy vociferan sin morderse la lengua—y conoce de qué pie cojea cada uno (por las generosas retribuciones que les facilitó durante el trienio de Gustavo), Abel Chávez se va a topar con una tremenda oposición. Ya no de los priistas agachones y sumisos, sino de críticos de la prensa y las redes sociales que le estarán recordando todos los días de dónde viene y quién es en realidad.

Sin duda, el trabajo para reparar los daños que representa Abel Chávez en la planilla del PRI, va a ser titánico y le va a costar al PRI y a su candidato mucho; porque dudamos que los dañeros del Partido Verde puedan enfrentar las embestidas producto de sus propios errores.

En dos meses y siete días, es prácticamente imposible que los estrategas electorales del PRI puedan remediar las cosas, sobre todo porque no aprenden del pasado y ya han traído a gente nefasta y fracasada como el tabasqueño Juan Carlos Peralta, aquél que fungió como Director de Comunicación de Javier Bravo y que se dedicó a lamerle las botas a Chavita para que lo dejaran usar los recursos públicos en beneficio de su club de Tobi.

Este personaje fue uno de los artífices de la derrota de Adrián Méndez González, pero ya está de regreso, quizá recomendado por el propio Chavita.

¿Tan desesperado está Andrés González Palomera?

 

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