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Lunes, 04 Mayo 2015 10:29

Se registran abusos y excesos de la Policía Federal en contra de ciudadanos de las comunidades rurales de Cabo Corrientes, golpean y amenazan… hasta a los que andan en sillas de ruedas

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POR LA REDACCIÓN

No conformes con los hechos sucedidos en Apatzingán, Michoacán y Ayotzinapa, Guerrero, donde han sido señalados por participar en supuestos crímenes contra la sociedad, la Policía Federal ahora enfoca sus baterías en las comunidades rurales de Cabo Corrientes y Tomatlán, donde la gente vive atemorizada, no quiere salir ni a trabajar, por las golpizas que han recibido algunas personas y los abusos cometidos contra otros, incluido a un señor que utiliza una silla de ruedas por incapacidad y a quien le dieron varias bofetadas sólo porque presumían que era pariente de algún capo.

 

Está ocurriendo y sucede cada vez con mayor frecuencia, es este abuso de la policía federal en zonas rurales, como lo que está ocurriendo en Cabo Corrientes y su cabecera municipal, que es El Tuito.

Ahí, tenemos reportes de que las patrullas 17278, 17006 y 17050 han estado golpeando, humillando y amenazando a ciudadanos indefensos con el pretexto de que podrían pertenecer al crimen organizado o de que son familiares de algún narcotraficante.

Así, sin órdenes de cateo, sin el menor cuidado, ni respeto por los derechos humanos, estos policías federales siembran el terror en las comunidades rurales por sus frecuentes abusos. Aquí no hay cadena de custodia, ni el debido proceso, ni nada que tenga que ver con el nuevo sistema penal que presume el gobierno, lo que hay son abusos, golpes y amenazas.

Han sido tan abusivos estos policías federales, que golpearon a un señor que estaba en silla de ruedas y a otros muchachos, porque presumían que eran parientes de un miembro de la delincuencia organizada y cuando se retiraron, amenazaron con regresar y darles una golpiza si denunciaban los hechos.

Lo peor es que hace dos domingos, entraron en Chacala y se metieron a una reunión de miembros del Partido Verde para revisarlos, maltratarlos y amenazarlos.

La gente no quiere salir, vive con un temor constante, las comunidades lucen desoladas, los jóvenes también están acuartelados en sus casas, por el miedo a ser objeto de algún abuso, de alguna golpiza, de algún falso señalamiento o de que los roben o les siembren drogas.

Ya lo hemos vitos, sucedió en Ayotzinapa, Guerrero, en Apatzingán, Michoacán y no queremos que sucedan hechos violentos en Jalisco.

La autoridad está obligada a poner un alto a los abusos de la policía, cualquiera que esta sea, pero sobre todo, a los abusos de la policía federal.

LOS IRRESPONSABLES

Pero bueno, los hechos ocurridos el viernes si bien es cierto encendió los focos rojos en materia de seguridad pública no sólo en Puerto Vallarta, sino en todo el Estado, se han prestado para una serie de rumores irresponsables que tuvieron en jaque a los ciudadanos todo el fin de semana.

Que si había balaceras por aquí, que si había enfrentamientos por allá, que había quema de vehículos en ciertas zonas de la ciudad, que si estaban quemando negocios, vehículos, bancos etc. La desinformación estuvo a la orden del día y más que en las redes sociales, la propagación de boca en boca, por teléfono y ahora por el famoso WhatsApp, estuvo a la orden del día, lo que habla de lo vulnerable que puede ser una comunidad cuando de difundir chismes se trata.

Lo peor de todo, es un audio que comenzó a circular –este sí en las redes sociales—donde una voz masculina lanza una alerta para que los ciudadanos no salgan de su casa el sábado, dizque porque iba a ocurrir un atentado de mayor envergadura en algún punto de la ciudad, que lo que había sucedido el viernes no era nada comparado con lo que venía.

Este audio fue escuchado por decenas, quizá cientos de personas que sin lugar a dudas se atemorizaron. En la red social de Facebook y en WhatsApp, por ejemplo, hay un grupo privado en dónde sólo entran reporteros de Puerto Vallarta. Pues bien, en esta especie de chat, también se introdujo este audio atemorizante, pero totalmente irresponsable y alarmante, fuera de toda proporción informativa, y que algunos casi tomaron como cierto.

Usted no haga caso a chismes, ni rumores, lo del viernes fue una reacción de un grupo al operativo “Jalisco Seguro”, pero no creemos que se prolongue por más días.

Lo del sábado, por ejemplo, lo del incendio a dos vehículos y un negocio de lácteos en la colonia Versalles, tiene todo el tinte de ser un ataque focalizado, quizá algo hecho por encargo en un contexto que hay que investigar profundamente por qué ocurrió, quién o quiénes son los dueños de este establecimiento y por qué alguien quiso hacerles semejante daño.

¿El o los propietarios hicieron algo que los puso en riesgo? ¿Denunciaron de forma anónima a alguien? ¿Son amigos o familiares de algún líder o miembro de grupo criminal?

Porque déjeme decirle, a nadie le sucede algo de este nivel, sólo por azar.

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