En Guadalajara, el alcalde electo, Enrique Alfaro Ramírez ya dijo que no va a llegar al Ayuntamiento tapatío a realizar una cacería de brujas, que no va a hacer un despido masivo de empleados, pero ojo, que tampoco va a ser cómplice de nadie.
Aquí debemos detenernos para analizar el caso de Puerto Vallarta, en virtud de que Arturo Dávalos debería seguir el ejemplo de Enrique Alfaro y cuando llegue el primero de octubre y tome protesta como presidente municipal, no se convierta en cómplice de los anteriores presidentes municipales, así se trate de su amigo Ramón Demetrio Guerrero Martínez.
Arturo Dávalos está obligado a revisar tan profundo como sea posible, todo el ejercicio gubernamental del Mochilas, y debe empezar por la nómina municipal, porque se presume que hay una fuerza aérea muy elevada, es decir, de personas que fueron recomendadas o a quienes les pagaron favores políticos, y que no trabajan ni asisten a su lugar de trabajo.
Otro tema que se tiene que revisar tan amplio como sea posible, es el contrato que firmó el Ayuntamiento de Ramón Guerrero con la empresa Citelum para cambiar casi 18 mil luminarias y por las que se erogan muchos millones de pesos mensuales, sin que a la fecha se hayan transparentado las obligaciones de esta compañía de origen francés ni el dinero que ha recibido.
Otro contrato que se debe revisar con lupa, es el de la basura, ya que si no hay responsabilidad, ni del Ayuntamiento ni de la empresa Proactiva –el gobierno en no pagar puntualmente y arrastrar pasivos y la empresa en exhibir una insultante deficiencia en la recolección de los desechos—Puerto Vallarta seguirá inundándose de basura como ya lo podemos ver en diferentes puntos de la ciudad.
Uno más, es el contrato de arrendamiento de 50 patrullas, ya que no se sabe a ciencia cierta cuánto le ha costado al municipio este sistema de rentas ni cuánto se ha erogado en mantenimiento y compra de piezas para las unidades policiacas.
Otro es el de los medios de comunicación, ya que hay contratos que son un verdadero insulto al gasto público y que oscilan en pagos de más de 60 mil, 80 mil, 100 mil y hasta 200 mil pesos mensuales a medios que ni siquiera cotizan espacios, sino que lo hacen a través de una iguala.
Hay más, mucho más contratos que se firmaron en lo oscurito y que Arturo Dávalos tiene que sacar de las profundidades para saber exactamente qué recibe y qué le entregan y qué estado se encuentran las finanzas municipales.
Arturo Dávalos pues, está obligado a ser transparente y a actuar con mano dura, sin que le tiemble, para fincar responsabilidades a quienes hayan hecho mal uso de los recursos públicos, porque hay muchos casos de corrupción que se tienen que ventilar.
Los vallartenses ya le dieron el voto de confianza por segunda vez al MC, pero no quieren ver que sus gobiernos se conviertan en lo que antes criticaron y que en poco tiempo se parezcan al monstruo que la gente ya no quiere como gobierno.
Me acordé de un dibujo que vi hace años de una niña que dice: “Mira que monstruo tan feo es el PRI”, pero no se da cuenta que le comienzan a salir garras, uñas y abundante bello en la parte baja de las extremidades inferiores”.