Arturo Dávalos trae un esquema diferente a lo planteado por Ramón Guerrero, son estilos diferentes que en cualquier momento van a ocasionar un choque de trenes, de eso estamos completamente seguros.
El Mochilas se caracterizó por ser un político de bajo perfil, que actuaba más bien en las sombras, le gustaba esconderse, no fue un alcalde de puertas abiertas, no entabló un diálogo permanente con los diferentes sectores de Puerto Vallarta, en ocasiones hasta se peleó con el sector privado y sostuvo un enfrentamiento permanente con los regidores de oposición y, sobre todo con dos del Movimiento Ciudadano, con Susana Mendoza Carreño (quien después se pasó al PRD) y con el desaparecido regidor Humberto Gómez Arévalo; ya no se diga con el panista Humberto Muñoz Vargas, su verdadera piedra en el zapato.
EL CONCILIADOR
Arturo Dávalos por su parte, es un político más bien conciliatorio, está buscando la manera de sumar a todos los sectores en la toma de decisiones, incluso al momento de conformar su equipo de trabajo, quizá por eso no ha dado a conocer nombres de las mujeres y los varones que ocuparán las principales direcciones.
Arturo Dávalos trae ganas, está dialogando con empresarios, líderes de opinión, con grupos de taxistas, con los sindicatos, incluso con los regidores electos de oposición para invitarlos a trabajar por Puerto Vallarta.
Sin embargo, a Arturo Dávalos se le está pasando un pequeño detalle, y este es atender las inquietudes de los regidores de su propio partido, es decir, a los del Movimiento Ciudadano.
LA REBELIÓN
Decimos lo anterior, porque sabemos que ya existen indicios de rebeldía entre un grupito de regidores encabezados por Juan Solís García, quienes pretenden presionar al presidente municipal electo para exigirle cuotas de poder. En otras palabras, estos ediles quieren saber cuáles comisiones les van a asignar –esto hasta cierto punto es normal—pero también quieren saber qué les va a dar Arturo Dávalos para tenerlos de su lado, es decir, están recurriendo al chantaje ruin y vulgar para lograr prebendas y canonjías.
No son todos, pero si son por lo menos tres de ellos, los que están haciendo juntas en lo oscurito para determinar cómo es que le van a exigir cuotas de poder al alcalde electo. Entre otras, que les abran el abanico para meter por lo menos, cada edil, entre 10 y 30 recomendados a laborar en el Ayuntamiento.
Este grupúsculo de munícipes chantajistas está siendo alentado por alguien que si les digo el nombre no lo van a creer. Bueno si pensaron en El Pitas Pelayo, acertaron, ya que en el incipiente movimiento de esta farsa que bien podríamos llamar “Rebelión en la Granja”, como la novela del escritor británico George Orwell, también está el regidor electo Homero Maldonado, una especie de hijo putativo del todavía alcalde interino.
El tercer inconforme de la lista es Eduardo Martínez, un personaje que salió de las filas de la CROM y que obedece a los intereses de Alfredo El Güero Barba, el vetusto dirigente obrero que tiene su residencia en Guadalajara.
LAS ZANCADILLAS DEL PITAS
El Pitas Pelayo es quien está atrás de las zancadillas que le pretenden meter a Arturo Dávalos Peña, a quien pretende doblegar con una tercia de regidores naranja que piensan que pueden exigirle espacios al alcalde electo, pero no tienen los tamaños, ni estos tres ni el Pitas Pelayo, para hablarle de frente a Dávalos Peña.
Con Juan Solís, el Pitas Pelayo encontró el caldo de cultivo ideal, toda vez que este regidor electo está sumamente celoso por el trato que ha recibido en el último trecho de esta administración el ex priista David de la Rosa.
Juan Solís y David de la Rosa forman parte importante de la congregación religiosa La Luz del Mundo, de ahí que el edil esté rabioso por la forma en que ha escalado su coterráneo al interior del gobierno municipal y el papel que le van a dar en el próximo Ayuntamiento, que casi, casi será Participación Ciudadana, a menos de que mis fuentes me fallen.
Por eso han recurrido a la insidia y al rumor y ahora quieren aparecer como víctimas del Movimiento Ciudadano. El Pitas Pelayo cree que Arturo Dávalos y El Mochilas sólo lo utilizaron (aquí déjenme detenerme para pedirles que gritemos todos en coro… ¡Brujo!) y que lo han abandonado, que ya ni lo pelan, que no lo toman en cuenta y por eso ha armado a sus guerreros (aunque sólo sean tres) para presionar a Dávalos y pedirle que les abran la cartera y así poder meter a cientos de nuevos recomendados a la nómina municipal.
Pero sabemos que Arturo Dávalos, nada tonto, ya midió al Pitas y a sus regidores electos rebeldes y que, incluso, ya les envió un mensaje de que no podrán meter a más de tres personas a trabajar en sus encargos como ediles. Que si piensan que lo van a doblegar, están muy equivocados.
REGIDORES CHAFAS
En Puerto Vallarta estamos cansados ya de esta situación política, ya no queremos regidores chantajistas, chambistas u oportunistas. No, ya no. Queremos, eso sí, ediles comprometidos con Vallarta, comprometidos con su encargo popular, comprometidos con los ciudadanos que les confiaron el voto.
Porque permítanme ustedes, si Arturo Dávalos se deja chantajear por sus compañeros de Cabildo, el MC va a salir de Guatemala para entrar en Guatepeor.
Sólo imaginen ustedes otra administración estilo Pitas Pelayo-Mochilas; que no se tiene respeto por el tiempo de los demás; que no se tiene el mínimo respeto por el marco jurídico, que bien pueden pasar seis meses sin realizar una sesión ordinaria de Ayuntamiento y no pasa nada. Y sucede que cuando no pasa nada, los políticos se convierten en cínicos y sinvergüenzas, como lo estamos viendo precisamente ahora.
Ya no queremos ser el hazmereir de Jalisco, espero que eso lo entienda muy bien Arturo Dávalos Peña.