Uno de los servidores públicos que está siendo investigado, es el exdirector de servicios públicos municipales durante la administración del ex alcalde González Reséndiz –mejor conocido como Chavita en Puerto Vallarta--, Eliseo Aréchiga Castillo, quien fue despedido en plena época navideña, junto con sus más cercanos colaboradores, entre los que se encuentran Luis Alberto Fuentes Flores, Alfonso Alcántara y Lino Ortiz, todos ellos avecindados u oriundos de este puerto.
De acuerdo con la información a la que este medio tuvo acceso, Cheo Aréchiga –quien pretende que el PRI lo considere su candidato a la presidencia municipal de Vallarta en el año 2018--, quien fungía como Director de Conservación y Racionalización de Espacios en la sub-secretaría de Planeación, Administración y Finanzas (acomodado en ese puesto público por Chavita), utilizaba un chip o tarjeta electrónica para abastecer de gasolina a los diferentes vehículos oficiales que estaban asignado a esta dependencia del gobierno estatal, trabajo que encargaba a sus subalternos, Luis Fuentes, Poncho Alcántara y Lino Ortiz.
Según los datos proporcionados, el manejo de este mecanismo electrónico para surtirse de gasolina, estaba siendo usado a discreción por Cheo Aréchiga y sus secuaces, al grado de que en una sola semana se estarían gastando hasta 50 mil pesos por gastos de combustible, es decir, unos 200 mil pesos al mes.
En este contexto, trascendió que, para hacerse de algunos recursos extras, Cheo Aréchiga habría pedido a sus muchachos, Poncho, Luis y Lino, que comenzarán a vender la gasolina a terceros –desde luego, a persona ajenas al gobierno del Estado—y así obtener fondos para destinarlos a la campaña llamada “la gallada” en Puerto Vallarta y su zona rural.
Sin embargo, habría sido tan descarada la venta de combustible con dinero del gobierno del Estado, que al parecer la policía de Guadalajara sorprendió y retuvo a un joven (empleado por los subalternos de Cheo Aréchiga) en una gasolinera, debido a que estaba ofreciendo llenar el tanque de sus coches a varios automovilistas por tan sólo 500 pesos, a lo que incluso se dice, muchos conductores accedieron.
El escándalo no tardó en detonar al interior de la Secretaría de Planeación que dirige Héctor Pérez Partida, y de inmediato le habrían hablado a Salvador González Reséndiz para que tomara cartas en el asunto.
Así las cosas, en la primera quincena de diciembre del 2015, es decir, apenas hace unos días, Salvador González Reséndiz habría montado en cólera por el descuido de Cheo Aréchiga al momento de hacer pagos con el chip electrónico, por lo que no le quedó de otra que pedirle su renuncia, junto con sus allegados que había llevado a Guadalajara y que cobraban muy bien en la sub-secretaría de Planeación y Administración.
Se comenta que para evitar un escándalo mayor y que no se filtrara esta información, Chavita le halló acomodo a Cheo Aréchiga como Director del Conalep Puerto Vallarta, pero antes buscaron desbancar de su puesto en la UNIRSE al coordinador de este edificio que está enclavado en Fluvial Vallarta, César Langarica, mejor conocido como Lucas, pero no lo lograron, ya que también, se dice, que Chavita ya no quiere saber nada más de su amigo Cheo.
Los amigos de Cheo, al menos uno de ellos, Poncho Alcántara o Luis Fuentes, consiguieron trabajo en la oficina de la Secretaría de Desarrollo e Integración Social (SEDIS) de Puerto Vallarta, de donde quitaron en forma desaseada, a un joven de la política priista local, a Salvador Villalvazo Sandoval, mejor conocido como “Chava Lalo”, y quien, además, por incongruente que parezca, es pariente de los González Reséndiz.
El escándalo es tan fuerte al interior de la dependencia que dirige Héctor Pérez Partida como secretario y Salvador González Reséndiz como sub-secretario, que temen que la auditoría salpique incluso al Director General de Abastecimientos, Enrique Moreno Villalobos, y a otras personas allegadas a Chavita, como a su mismísima secretaria particular, Ameyali Delgado Bañuelos.
Otros que se comentan en la información proporcionada y que habrían disfrutado de este manejo discrecional de uso de combustible, es la esposa del ex director de comunicación social del Ayuntamiento en tiempos de Javier Bravo Carbajal y asesor electoral de Chavita, Juan Carlos Peralta.
Por lo pronto, Cheo Aréchiga continúa su campaña política violando los tiempos electorales, pues lo mismo regala una silla de ruedas, que obsequia despensas o se toma la foto con personas humildes de las colonias populares.
En Guadalajara, la investigación podría profundizarse… o enterrarse si la corrupción llegaba o llega niveles más altos, ya que ha trascendido que Chavita utilizaba a Cheo Aréchiga para efectuar compras “fantasmas” y obtener facturas cuyos domicilios eran casas particulares o que simplemente no existían.