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Jueves, 11 Febrero 2016 21:07

Como si actuara por consigna, la Profepa buscó motivos para clausurar restaurantes de Boca de Tomates y allanarle el camino al grupo Vidanta, el principal depredador de mangle de la región

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Por Jorge Olmos Contreras

Con el pretexto de que los restaurantes de palapa que se ubican en la playa de Boca de Tomates no cuentan ni han contado con Autorización de Impacto Ambiental para “construir” sus negocios, inspectores prepotentes de la Procuraduría Federal de Protección al Medio Ambiente (Profepa) comenzaron a clausurar estos establecimientos, sin darles mayor explicación ni oportunidad de defenderse adecuadamente, lo que ha provocado un gran malestar entre los dueños de estas “ramadas” que son, además, un centro de esparcimiento y concentración de cientos de familias de Puerto Vallarta.

La primera clausura se registró el 28 de enero y fue contra la ramada conocida como “cocodriloco”, mientras que esta semana siguió el cierre del restaurante “Eduardos”, lo que dio origen a una inusual protesta de parte de estos restauranteros, quienes la tarde noche del jueves cerraron por un breve lapso de tiempo la carretera federal 200 a la altura de la entrada a Boca de Tomates en donde se ubica el banco Santander, lo que ocasionó un fuerte congestionamiento vehicular.

La reacción de los palaperos fue mayúscula al enterarse de las declaraciones que hizo ayer el alcalde Arturo Dávalos Peña, en el sentido de que la Profepa le había informado que se iban a clausurar todas las palapas, en virtud de que no cuentan con concesión de zona federal y que dicha concesión le corresponde al hotel Mayan Palace, por lo que decidieron protestar de esta manera, es decir, cerrando la vía de acceso a este destino turístico.

De acuerdo a información a la que tuvo acceso VALLARTA UNO, todo comenzó a finales del mes de enero, al hacerse presentes en Boca de Tomates inspectores de la Profepa para repartir “órdenes de inspección” a los propietarios y o sus representantes o empleados, donde les notificaban que se les iba a practicar una “visita de inspección ordinaria” para verificar si las obras y o actividades que se realizan o realizaron en el lugar cuentan con autorización en Materia de Impacto Ambiental que emite la Semarnat.

Resulta curioso que después de 30 o 40 años, la autoridad federal, ahora a través de la Profepa, de repente se preocupe por revisar si los pequeños restaurantes de palapa cuentan con autorización en Materia de Impacto Ambiental, es decir, buscaron el pretexto y lo encontraron, para clausurar estos negocios de los que dependen cientos de familias vallartenses.

Pareciera como si la Profepa actuara por consigna, ya que en el fondo parece que se trata de allanarle el camino al poderoso grupo hotelero “Vidanta”, cuyo dueño es Daniel Chávez Morán, pues ha trascendido que esta empresa es que la tiene la concesión de la zona federal de Boca de Tomates y quiere extender sus tentáculos hasta Puerto Vallarta para cerrar accesos al mar; y para ello, intenta desalojar a los palaperos que tienen más 40 años asentados en esa zona.

De otra manera no se entiende el proceder repentino de los inspectores de la Profepa, comisionados por su delegada en Jalisco Xóchitl Yin Hernández, quien bien podría seguir indicaciones del Procurador nacional del medio ambiente, Guillermo Haro Bélchez para favorecer al grupo Vidanta.

De hecho, la Profepa no ha atendido las denuncias que ha hecho la “Alianza de la Costa Verde” –una organización no gubernamental con sede en Bahía de Banderas, Nayarit—por las constantes agresiones al medio ambiente que ha realizado personal del hotel Mayan Palace en la zona de Jarretaderas y en Nuevo Vallarta, donde incluso se documentó con un video la destrucción de mangle de una laguna para expandir el hotel “Gran Mayan”.

De ahí la indignación de los restauranteros de Boca de Tomates, de pescadores y de cientos de vallartenses que están dispuestos a luchar para que no se cometa una injusticia contra los “palaperos” y para que no nos quiten otro acceso a la playa, ni mucho menos destruyan esta zona que es visitada por miles de personas para disfrutar el pescado zarandeado, frito o los diversos platillos a base de mariscos.

Boca de Tomates es una tradición de años en Puerto Vallarta, por lo que algunos abogados están dispuestos a sumarse a la lucha para evitar su desaparición, ya que, al tratarse de un área de recreación familiar, se puede promover la revocación de la concesión de la zona federal al grupo Vidanta, por interés público.

Los palaperos esperan la ayuda del presidente municipal, del gobernador del estado y de los diputados federales Rafael Yerena y Luis Munguía para que promuevan una iniciativa o un exhorto tanto a la Semarnat como a la Profepa, para que no se desaloje a los palaperos.

Además, les preocupa que el grupo Vidanta llegue a Boca de Tomates, porque entonces sí destruiría el mangle del estero Boca Negra, área de anidación de especies en peligro de extinción y hábitat de cocodrilos.

Sin embargo, la arremetida de la Profepa ya comenzó y se trata de aplicarles la ley a los restauranteros para beneficiar a grandes empresarios como Daniel Chávez, comentan los inconformes.

El mejor pretexto que encontraron, es que se hicieron algunas construcciones, como un pequeño baño de material, sin tener la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), algo que suena ridículo para estos pequeños negocios.

Tras la visita de inspección, los inspectores levantaron el acta con el expediente 001-16 y número 002/16 –en el caso de la ramada cocodriloco—por no presentar la autorización y o exención en Materia de Impacto Ambiental otorgado por la Semarnat. Además, argumentaron que se desconocía si están llevando a cabo medidas de prevención y mitigación para atenuar los posibles impactos ambientales producidos por las obras y actividades que se realizan y o realizaron, por lo que procedieron a imponer una medida de seguridad consistente en la clausura total temporal de las obras (sic) o actividades.

Para poder levantar los sellos de clausura, los inspectores informaron al dueño que esta medida se condicionaba a la presentación de la autorización en materia de Impacto Ambiental que otorga la Semarnat, es decir, ya los sentenciaron, pues es difícil que la misma Secretaría del Medio Ambiente les autorice una MIA particular, sobre todo, cuando están de por medio poderosos intereses como los del grupo Vidanta.

Y como para que vean que la agresión va en serio, después siguió la clausura de la ramada “Eduardos”; y así, esta semana podrían clausurar todos los restaurantes para tratar de desaparecer la zona de palapas de Boca de Tomates; pero los palaperos no están dispuestos a dejar sus negocios que por años han servido de sustento para sus familias y de fuente de trabajo para decenas de vallartenses.

La lucha apenas comienza.

 

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