Como si se tratara de la novia de Corinto --En el poema de Goethe--, que regresa de la tumba todas las noches para estar con su amado, el misterioso hombre durmió en la finca donde yacía la mujer muerta, a quien metió en bolsas negras, mientras entraba y salía de la casa repetidamente, hasta desaparecer el viernes.
Fueron los vecinos los que comenzaron a percibir un fuerte olor a muerte en la casa marcada con el número 527 de la calle Revolución, y como perdieron de vista al sujeto que allí vivía con una chica, decidieron indagar por su cuenta. Se apostaron en la puerta y tocaron varias veces, pero nadie respondió, por lo que buscaron al dueño del inmueble que, según dicen, le prestaba la vivienda a una pareja.
El casero abrió la puerta con su llave original, y junto con los vecinos, entraron a la recámara principal, sólo para descubrir unas bolsas negras que es de donde procedía el putrefacto olor, por lo que salieron corriendo para dar aviso a las autoridades competentes.
Los primeros en arribar fueron policías municipales, quienes, en efecto, observaron unas bolsas en color oscuro y dentro de éstas lo que parecían ser restos humanos, por lo que pidieron la presencia del Agente del Ministerio Público, que a su vez solicitó la intervención de los peritos del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses, para que procedieran a descubrir lo que había adentro de los recipientes plásticos.
Los restos estaban en avanzado estado de descomposición, y vieron que se trataba de una femenina con un fuerte golpe en la cabeza, por lo que se presume que la mataron en el lugar.
Con la Carpeta de Investigación abierta por presunto homicidio, los agentes investigadores de la Fiscalía ya indagan el caso para saber el paradero y la identidad del hombre que vivía con esta mujer.
