Para quedarse con el local que le pertenece a su progenitora de nombre Francisca Santiago Tomás, Odilón Santiago contó en todo momento con el apoyo y asesoría legal del presunto abogado Jerry Coats, comentó Lourdes Odilón, hermana de Antonio y también hija de doña Francisca.
Por si esto fuera poco, tanto Odilón Santiago como Jerry Coats forman parte del equipo de lujo del diputado Luis Ernesto Munguía González, pues el primero entró precisamente al Seapal por recomendación del legislador Munguía, y ahora se dedican a cometer fechoría tras fechoría.
Hoy, Antonio Odilón Santiago se sintió con las influencias suficientes para presentarse con camisa blanca y logotipo del Seapal –a las 12:30 del lunes, tiempo en que se supone debe estar en su trabajo—acompañado de Jerry Coats y otras personas y sacar por la fuerza las cosas que la señora Francisca Santiago tenía en el local número 21 de cuatro metros cuadrados que se ubica en la plaza Benito Juárez de la colonia centro.
Y así fue, sin el menor asomo de vergüenza, los dos sujetos se apersonaron para despojar a una anciana –que además es la madre de uno de ellos— que su único medio que tiene para sobrevivir es precisamente dicho local.
CONVENIO DE VOLUNTADES
Tanto Odilón Santiago como Jerry Coats, se aprovecharon de un “convenio de voluntades” que firmaron tanto la señora Francisca Santiago Tomás, como su hijo Antonio Odilón en la Procuraduría Social del Estado de Jalisco, con oficinas en el edificio de la Unirse, el 30 de marzo del año 2016, y en el que se acordó que Odilón administraría el local comercial de su madre durante ocho meses (el plazo concluyó en octubre del 2016), y a cambio él le entregaría la cantidad de dos mil pesos mensuales, cifra que subiría a tres mil pesos durante las vacaciones de Semana Santa y Pascua, así como en las decembrinas.
En dicho convenio, firmado ante la licenciada Cecilia Vargas González como agente social en funciones de mediador, se indica claramente que dicho acuerdo no constituye un contrato de subarrendamiento, ni cesión de derechos, ni cualquier otro en que se transmitan parcial o totalmente derechos sobre el local; ni que implique subordinación laboral o que genere obligaciones o derechos laborales entre las partes.
Que independientemente a la cantidad que Antonio Odilón entregaría a su madre, también se obligaba como hijo a contribuir en las necesidades económicas y afectivas de su mamá, a efecto de que ella, como adulto mayor que es, tuviera una vejez digna.
En el documento firmado también se especifica que el acuerdo podría prorrogarse “sin necesidad de convenio” solo durante el tiempo que la señora Francisca Santiago continuara en posesión del multicitado local.
INCUMPLIMIENTO Y ADEUDOS
Sin embargo, el mal hijo no sólo no cumplió con las clausulas del convenio de voluntades, sino que además descuidó el local y no pagó la última licencia municipal, ni un folio que levantó la Dirección de Reglamentos contra el negocio, y por lo tanto fue clausurado el pequeño establecimiento comercial.
La señora Francisca, que se vio en penurias de todo tipo por falta del pago mensual de su local, se tuvo que ir a vender dulces y cacahuates cerca de la tienda Ley (como se aprecia en una de las fotografías de este artículo) y como pudo, consiguió recursos para pagar cuatro mil 200 de multa y recargos en el Ayuntamiento a fin de que quitaran los sellos de clausura del local, del cual ya había tomado otra vez posesión.
No obstante, ayer se presentó su hijo Antonio Odilón acompañado de su abogado Jerry Coats, para quitarle otra vez el local comercial y aprovechándose de que ella ya está grande y que no podía hacer nada, le sacaron sus cosas y mercancía del establecimiento, sin que nadie pudiera ayudarla.
En una de las gráficas se puede observar a Jerry Coats y a Odilón observando cómo despojaban a su propia madre de este pequeño negocio, como si se tratara de otra persona y no de la mujer que le dio la vida.
La otra hija de doña Francisca, Lourdes, ha querido intervenir para parar esta injusticia, pero varias veces Jerry Coats la amenazó. Le dijo que no se metiera en este asunto porque la iba a pagar muy caro, según contó la propia Lourdes.
Y todo parece que el nuevo empleado del Seapal trae una serie de abusos contra su viejecita madre, pues también nos enteramos que, hace algunos años él presionó a su mamá para que hipotecara su casa en la colonia Las Peñas, misma que después perdió por los intereses y se quedó sin vivienda, gracias a su propio hijo.
Lo anterior, sin contar que no le brindó apoyo médico cuando se enfermó.