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Domingo, 05 Enero 2020 20:55

Mediante argucias legales, se adueñan de una finca valuada en 150 millones de pesos ubicada frente a Plaza Península

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Por Jorge Olmos Contreras

La siguiente historia es una de tantas que existen a lo largo del corredor turístico de Puerto Vallarta y Bahía de Banderas y donde casi siempre está presente un acto ventajoso, fraudulento, espinoso e inmoral en cuyo contexto aparece por lo regular una víctima y un vividor, un aprovechado y pasado de listo y otro noble, lento y poco avezado en temas jurídicos que termina siendo despojado de una valiosa propiedad o termina perdiendo su patrimonio.

Así le sucedió a la señora Cleta Siordia, quien era propietaria de un valioso predio de ocho mil 618 metros cuadrados que se ubica justo frente a Plaza Península, sobre la avenida Francisco Medina Ascencio, a un lado del río Pitillal en plena zona turística de Puerto Vallarta; y que finalmente perdió a manos de un sujeto que se hizo pasar como amigo de esta mujer para quedarse con su terreno.

Actualmente, en el inmueble hay una casa habitación de ladrillo que se conserva así desde hace muchos años por un juicio que el implicado en el presunto despojo entabló en un juzgado civil de Guadalajara que, bien podría revisarse por profesionales del derecho para descubrir una serie de inconsistencias que permitieron que el principal involucrado en este caso, Agustín Gutiérrez Ramírez, se quedara con la propiedad de doña Cleta Siordia.

LA HISTORIA

El terreno de esta historia pertenecía al señor Alfonso Siordia Mercado, padre de Cleta Siordia, quien a su vez se adjudicó, mediante juicio intestamentario identificado con el numeral 356/2000 que se llevó en el Juzgado Primero de lo Civil de Puerto Vallarta, ocho mil 618 metros cuadrados.

Así las cosas, en el mes de marzo del año 2004, Cleta Siordia le vendió a Agustín Gutiérrez Ramírez –un individuo que era amigo de la misma Cleta—mil 400 metros de los ocho mil 618 metros cuadrados.

Al siguiente año, en el 2005, Cleta Siordia y Agustín Gutiérrez hicieron un contrato de compra venta por otros seis mil 218 metros cuadrados y acordaron un precio de 18 millones 679 mil pesos por el bien inmueble.

Sin embargo, se supo que Agustín Gutiérrez –quien ahora vive muy feliz en Marina Vallarta—jamás le habría pagado este dinero a Cleta Siordia, es decir, nunca le habría liquidado los 18 millones 679 mil a la parte vendedora.

UN PAGARÉ DE 5 MILLONES DE PESOS

Por esta diferencia, o sea la falta de pago del terreno, doña Cleta ya no quiso saber nada de Agustín Gutiérrez y de un porrazo terminó con su amistad y lo mandó por un tubo, cosa que aprovechó Agustín para demandar a la señora Siordia por un supuesto pagaré de cinco millones de pesos que, según él, Cleta le había firmado, producto de un préstamo que él mismo le hizo.

Aquí aparece una de las principales inconsistencias de este caso, pues lo más lógico es que si él le prestó a la señora esos cinco millones de pesos, en lugar de que ella se comprometiera a pagarle con el documento, lo más viable es que en vez del pagaré, existiera un recibo a cuenta de la cantidad mayor por concepto de la compra-venta de la propiedad, es decir, de los 18 millones 679 mil pesos.

Si esto fuera cierto –que Agustín le prestó cinco millones de pesos a Cleta y la hizo firmar el pagaré—entonces ella sólo tendría que haber cobrado 13 millones 679 mil pesos por la venta del terreno, pero no fue así.

Por el contrario, como nadie se molestó en revisar la autenticidad de la firma plasmada en el pagaré de los cinco millones de pesos, Agustín continuó con su demanda en un juicio mercantil ejecutivo que se lleva en el Juzgado Noveno de lo Mercantil en Guadalajara bajo el expediente número 1886/07.

UN CONTRATO APOCRIFO

Pero no solo eso, Agustín Gutiérrez además inscribió el embargo (utilizando este pagaré que al parecer contiene una firma apócrifa) en el Registro Público de la Propiedad de Puerto Vallarta afectando la escritura del papá de Cleta, es decir, de Alfonso Siordia Mercado.

Un abogado que trabajó para Cleta Siordia, afirma que el contrato de compra venta nunca se rescindió por parte de Cleta y Agustín (las partes) y mucho menos se elaboró otro posterior de cualquier naturaleza entre ellos.

Asimismo, este abogado cuenta que, en septiembre del 2007, Cleta Siordia le hizo un contrato de cesión de derechos por dos mil metros cuadrados a él (a su abogado) --de los ocho mil 612 metros-- y el documento se pasó ante un notario público de La Peñita de Jaltemba, quien le dio poder de dominio y posesión del predio.

Este abogado de nombre Víctor Hugo Becerril obtuvo del Juzgado Tercero de lo Civil de Vallarta una orden para que se le escrituraran los dos mil metros cuadrados de terreno a su nombre, pero por falta de dinero no lo escrituró; pero el predio lo tuvo cercado del 2007 al 2016, hasta que apareció Agustín Gutiérrez con una demanda mercantil alegando que le había comprado todo a Cleta Siordia y que además, ella le debía cinco millones de pesos por un supuesto pagaré firmado por la señora.

EL HEREDERO INDOLENTE

Cleta Siordia falleció en el año 2010, pero dejó un testamento en donde nombró heredero de esta propiedad a su sobrino Arturo Arreola.

Pero muy abusado –o abusivo—Agustín Gutiérrez promovió, en el año 2014 (nueve años después), un juicio civil de acción proforma en contra de la sucesión de Cleta Siordia, al parecer falsificando un convenio modificatorio del contrato de compraventa del 22 de noviembre del 2005, que según él se desprendía de un contrato realizado el 20 de noviembre del mismo año 2005, es decir, dos días después.

Lo más increíble de todo esto, es que en dicho convenio Agustín Gutiérrez penaliza a Cleta Siordia por una importante cantidad de dinero mensual; según él, por no haberle vendido a tiempo o escriturado la propiedad total de ocho mil 618 metros cuadrados, que es la que aparece en la fotografía que acompaña este artículo.

De acuerdo con el entonces abogado de la señora Cleta, esto nunca sucedió (el convenio modificatorio del contrato), que le consta porque en ese entonces él era el licenciado de Cleta, y que además ellos (los dueños del terreno) no vivían en Vallarta, sino en Ixtlán del Río, Nayarit; aparte de que tanto Cleta como Agustín ya se habían enemistado porque el hombre jamás le habría dado un peso por la supuesta venta del inmueble en comento realizada el 20 de noviembre del 2005.

COMO CUCHILLO EN MANTEQUILLA

Sin embargo, Agustín Gutiérrez nunca quitó el dedo del renglón para apoderarse del valioso predio, pues como ya dijimos, en 2014 demandó a Cleta Siordia y a su sucesión testamentaria representada por el sobrino Arturo Arreola, quien descuidó el asunto y terminó perdiendo el juicio, por lo que en el juzgado se ordenó la escrituración en favor de Agustín, propiedad que incluso ya está registrada en el Registro Público de la Propiedad, según el folio 4063965.

Agustín Gutiérrez Ramírez es un tipo listo –es el mismo que cobraba o cobra una renta por el terreno donde se ubica actualmente la farmacia Guadalajara de las calles Insurgentes y Lázaro Cárdenas en el centro de la ciudad--; supo en qué momento quedarse con esta propiedad que está valuada en unos 150 millones de pesos por la zona turística en la que se ubica. Y como nunca tuvo un contrapeso real en los juicios –y la señora Cleta murió en 2010--, fue sencillo marearse al sobrino de la señora y fácilmente despojarlo del predio.

Se fue como cuchillo en mantequilla… Y como dice el dicho…Nadie sabe para quién trabaja… Siempre habrá vivales que, mediante argucias, se apoderen de lo ajeno.

Este caso está interesante para que cualquier profesional del derecho lea y analice el expediente y el poder judicial lo reconsidere; y, sobre todo, revise la autenticidad de los documentos y firmas plasmados en estos.

 

 

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