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Martes, 29 Diciembre 2020 02:36

Planta de Tratamiento Norte II, un gran atraco a Puerto Vallarta en tiempos del Salinismo Destacado

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Por Jorge Olmos Contreras

Dicen que el camino al infierno está lleno o empedrado de buenas intenciones, y quizás esto es lo que viene a la mente de muchos al darse a conocer la noticia que el Consejo de Administración del Seapal Vallarta decidió ponerle el nombre del exdirector Rodolfo González Macías a la planta de tratamiento Norte II que se construyó en tiempos del Salinismo y que representó uno de los mayores atracos público-privados que se han cometido contra Puerto Vallarta en tiempos modernos.

Fue el entonces presidente de México, Carlos Salinas de Gortari quien entregó el tratamiento de las aguas residuales de Puerto Vallarta a la empresa Biwater de Inglaterra, siendo gobernador de Jalisco, Guillermo Cosío Vidaurri y Director del Seapal, Rodolfo González Macías (ambos desaparecidos ya), quien después fue presidente municipal de este puerto por una imposición política precisamente de Cosío.

Hablar de la planta de tratamiento Norte II y el gran colector que se introdujo en Puerto Vallarta es hablar de un periodo de corrupción como nunca se ha visto en México; pero hablar de Rodolfo González Macías es adentrarse en temas de soberbia, prepotencia, uso del poder político para beneficio propio y para su pandilla conocida como los Bishop, por aquél hombre chaparrito que sin ninguna experiencia hizo director de seguridad pública, Alfredo Bishop Montoya y su amigo ladrón, Sergio Silva Pantoja.

Se trataba de un grupito –muy parecido a los que comandó Ramón Guerrero Martínez, mejor conocido como El Mochilas—que vino a querer tragarse el agua de la Bahía de Banderas de punta a punta y terminaron por ahogarse políticamente.

RODOLFO Y SUS BISHOPS

Fue una época –la de 1989 a 1992 y de 1992 a 1995—en que González Macías y sus Bishops tomaron por asalto a Puerto Vallarta y repartieron dinero a manos llenas a políticos oponentes y a periodistas, como el ex columnista de Vallarta Opina Luis Alberto Alcaraz López, a quien hasta le compraron un carro a su gusto.

Rodolfo cayó en desgracia política, salió del PRI y se fue a refugiar al PRD y junto con el también exalcalde panista David Cuevas García (hoy Director de CPS Noticias por obra y gracia de Fernando González Corona, quien a su vez fue presidente municipal en 1995 por el PAN) tuvieron un rotundo fracaso al incursionar como candidatos del partido que en ese tiempo manejaba la hoy presa Rosario Robles Berlanga.

Pero para que usted se dé una idea el tamaño de robo que se cometió contra Puerto Vallarta con la construcción de la planta de tratamiento Norte II, aquí les recordamos a quienes hoy ven en Rodolfo González Macías un “benefactor hidrosanitario de la ciudad”, que la verdad histórica nunca se olvida.

PODEROSOS, INVOLUCRADOS

Se trata de un reportaje de investigación que realizamos cuando los ingleses vinieron a operar dicha planta de tratamiento.

Poderosos políticos beneficiados por el Salinismo, estaban involucrados en el negocio de la Biwater que le quita al Seapal y al pueblo de Vallarta dos millones 500 mil pesos mensuales, a través de la Compañía Tratadora de Aguas Negras de Puerto Vallarta (CTAPV), que al constituirse en Sociedad Anónima, su principal accionista era Carlos Hank Rhon a través del Grupo Interacciones; hijo por cierto del desaparecido político mexiquense, Carlos Hank González, uno de los políticos del viejo PRI.

Seapal pagó a la Biwater grandes sumas de dinero. De hecho, se estima que alrededor del 50 por ciento del presupuesto del organismo se iba directamente a la Compañía Tratadora de Aguas Negras.

El hijo de Carlos Hank González, ex secretario de agricultura y recursos hidráulicos durante el sexenio de Carlos salinas de Gortari, Carlos Hank Rhon, figuraba –como ya señalamos-- como socio de la CTAPV, filial de la firma británica Biwater y le cobraba al Seapal esos dos millones 500 mil pesos por el tratamiento de sus aguas negras.

LOS SOCIOS, INVESTIGADOS

De acuerdo con el acta constitutiva a la que tuvo acceso VALLARTA UNO en ese tiempo, en la sociedad aparecían “Biwater de México S.A de C.V.” representada por Pedro León González Lozano, Adrián Edwin White, Christopher Roderick, John Goscomb y Peter Lee Robinson; y representados por Rafael Ramírez Moreno Santamaría y el contador público Arturo Martínez de la Mora, en su calidad de gestor oficioso del grupo “Promoción Empresarial Interacciones S.A de C.V., Sociedad de Inversión y Capitales, que es la misma firma que opera el Banco Interacciones de Carlos Hank Rhon.

El Grupo Interacciones fue investigado por el Servicio de Rentas Internacionales (IRS por sus siglas en inglés) de Estados Unidos y la Comisión Nacional bancaria y de Valores de México por presunto lavado de dinero.

Según la información periodística aparecida en una nota del periódico El Financiero, el 29 de julio de 1996, Carlos Hank Rhon habría hecho operaciones sospechosas mediante el fondo de inversión Financial Service, abierto en Islas Caimanes, por conducto del Bank of America.

La nota indicaba que el IRS recibió el 10 de julio de ese año un reporte de operaciones sospechosas de parte de Bank of America, donde se pedía investigar 10 transferencias por un total de 6 millones de dólares realizadas el 27 de julio por Banco Interacciones a nombre de un importante empresario mexicano de apellido Sánchez.

Por otro lado, de acuerdo con el acta constitutiva, el contrato de esta sociedad, que tendría una duración de 99 años, se firmó el 13 de mayo de 1992 en México, Distrito Federal, en la Notaría Número Seis que preside o presidía el notario Fausto Rico Álvarez, por el permiso número 09019287 que les otorgó la secretaría de Relaciones Exteriores, a fin de quedar anotada en el registro Nacional de Inversiones Extranjeras de la Secretaría de Comercio.

El capital social fue variable, con un monto mínimo fijo sin derecho a retiro de un millón de pesos y un máximo ilimitado, mientras que las acciones tenían un valor de 10 mil pesos cada una.

De 100 acciones con un valor total de un millón de pesos “Promoción Empresarial Interacciones S. A de C. V, Sociedad de Inversión de Capitales”, poseía 51, es decir, 51 por ciento de las acciones, mientras que “Biwater de México” tenía 46; Peter Lee Robinson, una; Christopher Roderick John Goscomb, una y Adrián Edwin White una acción más.

En este sentido, cabe recordar la insistencia de ejecutivos de la Biwater Vallarta en el sentido de que tras la sociedad de la compañía no había ningún político mexicano, sin embargo, se descubrió que Carlos Hank Rhon presidía el grupo mayoritario de esta sociedad.

Incluso en un comunicado fechado el primero de agosto de 1996, el secretario del Consejo de Administración, Francisco Javier Riveroll Otero informó que “desde el 14 de mayo de 1993, la empresa denominada “Promoción Empresarial Interacciones S. A de C. V” vendió a Biwater de México S.A. de C.V., la totalidad de la participación accionaria que dicha empresa tenía en el capital social de CTAPV y que ninguno de los señores Carlos Hank Rhon, ni Jorge Hank Rhon tuvo participación accionaria en CTAPV desde la fecha de constitución de la misma sociedad ni hasta la fecha actual”.

Es decir, la CTAPV se constituyó el 18 de mayo de 1992 y sólo un año después, Grupo Interacciones, de Carlos Hank Rhon, habría vendido el 51 por ciento de las acciones, lo que para algunos observadores resultaba bastante extraño, sobre todo tratándose de un negocio de tales dimensiones.

EL ATRACO DE SALINAS

Por el otro lado, el ex director del Seapal, Humberto Jiménez Rosales reveló en ese tiempo que la construcción de la planta de tratamiento se hizo sin concurso, es decir, nunca se licitó, fue una asignación directa por invitación por parte del entonces presidente de la República, Carlos Salinas de Gortari quien, durante una visita a Inglaterra con la entonces primera ministra, Margaret Thatcher, habrían amarrado el contrato de la planta para Puerto Vallarta.

De hecho, comentó en aquel tiempo que el entonces secretario de comercio, Jaime Serra Puche “recomendó” al gobierno de Jalisco que dirigieron los gobernadores Guillermo Cosío Vidaurri y Carlos Rivera Aceves, darles todo el apoyo a los inversionistas.

Para construir la planta de tratamiento, la Biwater habría participado con 10 millones de dólares –de un total de 33 millones—y el resto de los recursos se obtuvo con financiamientos del Banco Mundial, el Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (Banobras) de México (que maneja dinero público) y de un Banco de Inglaterra.

Asimismo, de acuerdo con el contrato, el Seapal estaba obligado a pagar puntualmente el servicio por dos millones 500 mil pesos cada mes y si no lo hacía, el convenio que fue firmado entre Seapal y la CTAPV, especificaba que se echara mano de las participaciones federales que le correspondían al gobierno de Jalisco.

Incluso, en varias ocasiones tuvo que intervenir la Secretaría de Finanzas del gobierno del estado para pagar más de dos millones de pesos a la empresa tratadora de aguas negras, ante la incapacidad del Seapal de hacerle frente a los fuertes pagos mensuales.

EL HURTO

Y para que no se nos olvide el hurto descarado que Salinas permitió a esos extranjeros y sus socios mexicanos, está el siguiente dato: La Biwater comenzó cobrando a razón de 600 litros por segundo de agua tratada, aunque Puerto Vallarta generaba sólo 450 litros por segundo. Aun así, en 1997 los ingleses nos cobraban a razón de 750 litros por segundo, porque así venía estipulado en el contrato firmado en febrero del año1995; en otras palabras, nos cobraban por un excedente de aguas negras que no generábamos en Vallarta.

Para junio del año 2003, el Seapal ya había pagado 43 millones 99 mil 585 pesos con el Impuesto al Valor Agregado incluido, por ese servicio de “tratamiento de aguas residuales”. Desde luego, tanto el gobernador Cosío Vidaurri como el Director del Seapal, Rodolfo González Macías se hicieron los desentendidos para no confrontarse con el entonces poderoso presidente Carlos Salinas de Gortari.

Los ingleses eran groseros y prepotentes, pues este reportero recuerda una ocasión en que exigió información al gerente de la planta de nombre Ronald J. Pealing, porque la Biwater se negaba a seguir depositando lodos impregnados de estiércol en campos de Ixtapa que enfermaban a vecinos de varias colonias, y con un ademán amenazante nos gritó que eso no era posible (darnos información), “tú entiendes, es información confidencial.

Según el británico, existía una cláusula donde se consideraba como información confidencial el contenido del contrato leonino firmado a 15 años.

Al final la CTANPV se convirtió en Bionwater para ser liquidada, no sin antes haber consumado uno de los mayores atracos que se tenga memoria a las finanzas del pueblo de Vallarta.

Por eso hoy que le nombran Rodolfo González Macías a la Planta de Tratamiento Norte II se nos hace una aberración, una afrenta a la memoria histórica de Puerto Vallarta.

Es verdad que contribuyó a las mejoras de la red hidrosanitaria del destino, pero… ¿a qué costo?

¿En qué estaría pensando el Consejo de Administración del Seapal para ponerle el nombre de Rodolfo a la planta?

 

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