Y otra vez, como una bofetada que se asesta a la mejilla de cientos de personas, ni el gobernador ni los flamantes integrantes de las “mesas de salud y economía” –entre los que se encuentra el rector de la Universidad de Guadalajara, Ricardo Villanueva, han anunciado una medida solidaria para bajarse el sueldo o dejar de cobrar su salario durante el mes de agosto y así poner el ejemplo de que todos vamos en el mismo barco.
Por el contrario, Alfaro adopta medidas cuasi draconianas que golpean duro y a la cabeza la actividad turística en sitios como Puerto Vallarta, donde el cierre de bares y antros durante un mes (en plena temporada vacacional de verano) significará la quiebra de algunos establecimientos comerciales que no podrán sortear la ausencia de ingresos.
Desde el Ayuntamiento tampoco se ha anunciado alguna disposición para ayudar a los giros comerciales que resultarán afectados, con descuentos en sus licencias de operación, por ejemplo.
MENSAJE LAPIDARIO
El mensaje es lapidario, pues en el fondo es “¡cierren y háganle como puedan!”, “que cada quien se rasque con sus propias uñas”, “si tienen para comer o llevar el sustento a sus familias, es problema de ustedes, no de nosotros”.
Por supuesto, mientras ellos, los gobernantes y los que perciben jugosos salarios del erario público como Enrique Alfaro, Ricardo Villanueva y la pléyade de funcionarios de todos los niveles sigan succionando de la ubre pública, qué les importa un montón de prestadores de servicios turísticos.
Por si esto fuera poco, el gobernador todavía se ufana de que “se les dio oportunidad para que cumplieran” –al referirse a las medidas sanitarias y de aforo en bares y antros—y ahora pagarán las consecuencias; es decir, culpa a los dueños de estos giros por el aumento en el número de contagios de covid-19.
TERCERA OLA, LOS ORIGENES
Sin embargo, nada dijo de que la tercera ola de contagios pudo tener su origen en las masivas campañas políticas que permitió en todo el estado apenas en abril, mayo y parte de junio. No solo eso, sino que osa decir que en los estadios no se han detectado infecciones del virus SARS-COV2 y que por eso va a permitir un aforo del 33 por ciento…ah, pero eso sí, con el “uso obligatorio de cubrebocas”.
La enfermedad se puede adquirir en cualquier lugar en donde haya concentración de personas, la mejor contención es la vacuna y las medidas sanitarias ya recomendadas una y mil veces, pero no con el cierre de la economía y mucho menos con acciones aleatorias como restringir la operación de algunos giros comerciales y permitir la apertura de otros.
Vea usted el caso de Puerto Vallarta, donde ni siquiera tenemos camiones de transporte urbano suficiente para trasladar a cientos de trabajadores de los hoteles y restaurantes, por eso los ómnibus van casi siempre al tope, y ahí hay un foco ineludible de contagios.
CONTRADICCIONES
Es una contradicción pues, que se afecte la economía de bares y antros y dejen al 80 por ciento de su capacidad a los hoteles y al 50 por ciento el aforo en áreas comunes y que otras actividades como la de restaurantes las dejen hasta las 00:00 horas con el 50 por ciento de aforo.
Todavía más paradójico es que van a dejar que haya eventos sociales con 150 personas en espacios cerrados y de 300 en los abiertos, con duración de cinco horas por evento o fiesta y con una densidad de una persona por cada siete metros cuadrados.
Y los recintos de exposiciones, teatros y cines también tendrán permitido un aforo considerable.
Entonces juzgue usted, ¿el Covid-19 se puede contraer en bares y antros, pero no en hoteles, albercas, salones de fiestas, cines, teatro, estadios de futbol, etc.?
¡O todos coludos, o todos rabones!
¿Usted qué opina? ¿está de acuerdo con esta asimetría política, en donde se perjudica a miles y se beneficia a otros tantos?
¿Que los funcionarios públicos dejen de cobrar su sueldo o que sigan ganando cientos de miles de pesos?... mientras un mesero, un cantinero, un bar tender, etc., no van a tener ni un mísero peso para mantener a sus familias.
LOS SHAKIROS
Lo más sorprendente de todo esto es el modo Shakira en el que se pusieron los dirigentes empresariales de Puerto Vallarta y los representantes del gobierno municipal, es decir, se quedaron ciegos, sordos y mudos ante el nuevo embate del gobernador contra Puerto Vallarta.