En una misiva que enviaron al maestro Alfonso Pompa Padilla, secretario de Innovación, Ciencia y Tecnología de Jalisco, los profesores exhiben situaciones sumamente graves que suceden en el Instituto Tecnológico desde que llegó a la dirección Alejandra Medina, quien, por ser tesorera del sindicato, no debería dirigir esta prestigiada institución.
Señalan que Alejandra Medina acusa al personal con una ligereza impresionante, a quienes califica constantemente de “rateros”, “huevones”, “hijos de la chingada”, “pendejos” y de ser unos “mentirosos” y “chillones”, intimidándolos con amenazas de índole sindical y de pérdida del empleo.
TEMOR FUNDADO
Aseguran en su carta que el 90% de los trabajadores, “tenemos el temor fundado de perder nuestra fuente de ingresos, ya que en múltiples y reiteradas ocasiones hemos sido amenazados durante años, tanto por la actual directora del Plantel (Alejandra Medina) como por el supuesto líder sindical (Miguel Ángel Valenzuela) quien, dicho sea de paso, no es el representante sindical como se ostenta, sino el C. Mario Bonilla (funcionario de tiempo completo en la Unirse, del gobierno del estado) -lo cual puede constatarse fácilmente- sin omitir el hecho de que esa bina (Valenzuela-Medina) tienen años como “Representante Sindical y Tesorera” del sindicato en Puerto Vallarta, traficando influencias y amenazando a todos de manera frontal, con la pérdida de sus empleos o la disminución de sus horas clase”.
Tienen temor asimismo, agregan, de que Medina y Valenzuela pudieran estar haciendo negocios personales fuera del plantel con el uso indebido de las cuotas sindicales, el manejo discrecional de los fondos de los trabajadores para sus inversiones privadas o los préstamos con interés de la caja chica… “de lo cual no rinden cuentas a nadie, sin mencionar las comilonas y fiestas que se patrocinan a sí mismos, con el dinero que nos descuentan y después facturan a nombre del sindicato como reuniones de trabajo”.
Sostienen, además, que Miguel Ángel Valenzuela tiene años “amparándose” en una supuesta comisión sindical, por lo que tiene nombramiento de 40 horas y se le asignan clases solo en algunos semestres, pero muchas veces no las imparte; y como prueba, “ahí está el histórico de sus cargas horarias y el incumplimiento, lo cual no tiene justificación alguna”.
También le piden al secretario Alfonso Pompa revisar el caso de Valenzuela, pues dicen que es del conocimiento del personal que a veces llega en estado inconveniente, pero nadie se ha atrevido a realizarle el procedimiento jurídico contemplado en la norma “por temor a las represalias, ya que quienes lo llegaron a intentar en otro tiempo, resultaron con disminución de horas o despedidos”.
LAS ASESORAS
Ahora bien, en el caso de la “Doctora” Alejandra Medina Lozano, solicitan al secretario que escuche a los trabajadores para saber cuál ha sido su actuar a lo largo de los años en la institución, toda vez que mantiene dos “asesorías” en las personas de Silvia Elena Flores e Irma Adriana Cantú Munguía.
A Silvia Elena la señalan de “buscar afanosamente ser jefa de división para su beneficio y de su marido (Activo político local del partido verde), secuestrar la información y traficarla para beneficio de unos cuantos en la expedición de constancias y trámites para la participación en el Programa de Estímulos al Desempeño Académico, (el cual no quiere que auditen porque ya ha tenido algunos temas delicados, señalamientos y suspensión de participantes por fabricar constancias, con el miedo de que si se enteran las superioridades, puedan dejar al campus sin participación)”.
En tanto, a Irma Adriana la acusan de tener una “impresionante manera de optimizar las actividades”, ya que –dicen-- trabaja casi 17 horas al día, es decir 44 horas en la Universidad de Guadalajara (cuya nómina anexan al escrito) y 40 en el Tecnológico, dando un total de 84 horas semanales, “lo que aparentemente estaría prohibido por la ley, dada la incompatibilidad”.
SUPUESTOS “DOCENTES” DAN CLASES DE LICENCIATURA
Otro punto grave que señalan los maestros, es que Alejandra Medina, desde su posición sindical permite que, “prórroga tras prórroga acumulen años “supuestos docentes” que no cumplen con los requisitos básicos para serlo, dejando a personas con apenas nivel de bachillerato ser los formadores de los jóvenes de nivel licenciatura”.
Sin embargo, ella hace lo que quiere en el campus, porque agasaja a personajes como a un sub secretario de Estado, que en menos de dos meses ha visitado el Instituto para sostener reuniones “de trabajo”, “obligando a un grupo de docentes y más grave aún, alumnos de bajos recursos, acudir a las instalaciones educativas en plena pandemia, para convertir las oficinas en restaurante privado, poner dinero de su bolsa” y hacerla de cocineros y meseros para el disfrute de Rosalío Muñoz Castro.
A los maestros que no han querido prestarse a estas humillaciones, los han corrido con despidos injustificados y por lo menos unos 15 ya demandaron a la escuela.
EL NEGOCIO DE LA CAFETERÍA, CONCESIONADO POR $ 90 MIL
La situación es tan alarmante en el Instituto, que la directora obliga a los docentes a que asistan de tiempo completo a la escuela, aún por periodos de doce o catorce horas, sin el menor sentido, “quizás para que su negocio de la cafetería tenga clientes, ya que desde hace dos meses opera un conocido suyo la cafetería del campus, por la cual cobró 90 mil pesos por la concesión y ocho mil pesos mensuales por concepto de renta. (De los que no se ha reportado a las cajas de la institución)”.
No obstante, sostienen, la señora Alejandra Medina hasta se da el lujo de “planear viajes y excursiones con sus subalternos para adquirir mayores recursos, o de su mayor fuente de ingresos, que es su función de prestamista con réditos con los fondos del sindicato, del cual sigue siendo Tesorera y le ha dado la oportunidad de comprar departamentos en una lujosa zona hotelera de Puerto Vallarta”.