Se trata de Gerardo Alonzo Castillón Andrade, quien entró de rebote a la Dirección de Protección Civil Municipal de Puerto Vallarta, gracias a que su íntimo amigo, Alfredo Rivas, no pudo llegar al puesto por graves señalamientos en su contra –como un caso de tráfico de estupefacientes en el que se involucró año atrás—y en su lugar recomendó al señor Castillón.
Alfredo Rivas y Gerardo Castillón trabajaron en la Unidad de Protección Civil de Bahía de Banderas, ahí se conocieron y se hicieron muy buenos amigos, al grado de que ambos prometieron ayudar uno al otro en caso de que los contrataran en cualquier otro gobierno, como sucedió en Puerto Vallarta.
LA TRAICIÓN
La administración del profesor Luis Alberto Michel Rodríguez puso sus ojos en Alfredo Rivas para invitarlo a la dirección de Protección Civil, pero al conocer sus antecedentes, el equipo de asesores del alcalde se la pensó dos veces y tomó una decisión: “Tu no puedes ser director porque los medios van a sacar, tarde o temprano, tu historial, mejor tú decide a quién ponemos en tu lugar”, dicen que le comentaron al señor Rivas.
Ni tardo ni perezoso, Alfredo Rivas propuso a Gerardo Alonzo Castillón Andrade, quien al tomar las riendas de Protección Civil de Puerto Vallarta y sentirse director, de inmediato desconoció a su amigo Rivas, le dio la espalda y hoy poco o nada le habla; “de plano le jugó una traición”, se comenta al interior de la dependencia.
La pesada loza que carga Alfredo Rivas al ser presuntamente detectado con un pequeño cargamento de drogas en la frontera de Tijuana, la va a traer de por vida, la historia lo va a seguir a donde quiera que vaya, quizás por ello tomó una buena decisión al hacerse a un lado.
LA COLA DE ALONZO
Sin embargo, a Gerardo Castillón le ganó la ambición, se apoderó de la dirección pese a contar con antecedentes de abusos cometidos contra personal de bomberos, tal y como sucedió el 21 de septiembre del año 2020, cuando el servidor público fue partícipe de una mala broma en la que resultó afectado un bombero de nombre Alberto Nolasco Corona.
En ese tiempo, Gerardo Castillón fungía como jefe del Centro de Operaciones de Emergencia de la dirección de Protección Civil de Bahía de Banderas, y él junto con otros dos bomberos de nombres Luis David Alvarado Castañeda y Samuel Encarnación Ortiz, detonaron instrumentos explosivos (pirotecnia) en el área de regaderas mientras Alberto Nolasco se bañaba.
Alberto Nolasco resultó afectado, ya que tuvo mareos y fuerte dolor de cabeza y oídos, por lo que la entonces titular de protección civil, Citlali Darany López Souza, solicitó una investigación a la Contraloría Municipal para que se levantara el acta administrativa correspondiente contra quien o quienes resultaran responsables de este hecho.
LA INVESTIGACIÓN
De esta manera, el contralor municipal entrevistó a todos los involucrados y un bombero en especial, Samuel Encarnación Ortiz señaló directamente a Gerardo Castillón como la persona que sacó de su locker una bolsa con pirotecnia, consistente en bolas de humo y un explosivo R-15 y le pidió que los aventara donde Alberto Nolasco se estaba bañando.
De hecho, en el reporte –cuya copia simple posee este medio de comunicación--, Samuel Encarnación asegura que fue el mismo Gerardo Castillón quien encendió los “cohetitos” y como era su jefe jerárquico, le pidió que los lanzara donde estaba Alberto Nolasco.
Luego del incidente, Gerardo Castillón actuó como un auténtico cobarde, ya que pidió a sus subalternos que “se pusieran de acuerdo” para que nadie dijera el origen de los artificios explosivos; pero Samuel Encarnación, al ver que su jefe Castillón solo se estaba “lavando las manos” en este asunto, decidió revelar la verdad de quién fue el responsable del ataque –broma dijeron ellos—en contra de su compañero Nolasco, es decir, quién fue el autor intelectual y material de los hechos.
En su defensa, Gerardo Castillón declaró que “se nos pasó la mano con la broma”, según obra en el oficio de la denuncia UMPC/01/3320/2020 y bajo el expediente EPRA/CSI/BB-X/006/2020.
RESPONSABILIDAD ADMINISTRATIVA, PERO…
En la investigación, la Contraloría Municipal determinó la responsabilidad administrativa de Gerardo Castillón “por no respetar los principios rectores del servicio público, faltando a las normas de comportamiento que promueven una cultura de disciplina entre compañeros, respeto y profesionalismo, al proporcionar un artefacto explosivo denominado al parecer R-15, siendo sus características en forma de cilindro en color negro, a Samuel Encarnación Ortiz para que lo detonara en el área de regaderas en donde se encontraba Alberto Nolasco Corona, causando en ese momento a éste daños a su salud como dolor de oídos y de cabeza al momento de la explosión”.
Sin embargo, al final el contralor municipal concluyó que el caso se trataba de una “presunta falta administrativa no grave” y dio por concluida la investigación.
Para colmo, la directora de protección civil no apeló la resolución y los involucrados no fueron sancionados, suspendidos o despedidos del servicio público.
Con estos antecedentes, llegó a la dirección de protección civil de Puerto Vallarta Gerardo Castillón, quien no aprendió la lección de Bahía de Banderas y se involucró –apenas en diciembre pasado—en otro hecho de “bromas de mal gusto” en el que resultó lesionado otro bombero de nombre Gustavo Javier Ramos Aguiar; esto, durante la posada del cuerpo de bomberos que se realizó en la colonia Joyas del Pedregal, pero esto lo comentaremos en la segunda parte de este escrito, así como el nepotismo en que incurre al favorecer en todo a su hermano Maxi Castillón, como antes lo hizo con su novia, otra funcionaria de la dependencia.
Por hoy, surge la pregunta: Con estos antecedentes… ¿quién aceptó a Gerardo Castillón para ocupar una importante dirección como lo es la de Protección Civil Municipal?