Sin embargo, me voy a detener solo en el tema de la periodista Susana Carreño, por la gravedad que implica para todo el gremio periodístico el hecho de que la hayan tratado de silenciar en un intento de homicidio –feminicidio se dice en estos casos—que seguramente fue ordenado por alguien.
Es probable que el rector del Centro Universitario de la Costa, Jorge Téllez, tenga más información que ni la propia fiscalía de justicia de Jalisco, donde sus voceros insisten en que lo de Susana Carreño fue un robo y un intento de asalto, cuando todos sabemos que se trató de un ataque directo contra su persona.
Tan simple y sencillo como preguntarnos el por qué los delincuentes sólo agredieron con arma blanca a la periodista y no a la persona que lo acompañaba, (y desde luego, qué bueno que no lesionaron al hombre que iba con Susana Carreño), pero en la respuesta podemos encontrar que se trató de una agresión directa contra la directora de radio Universidad en Vallarta.
Y bueno, tan no se trató de un robo, que la camioneta jeep roja que le quitaron a Susana Carreño fue encontrada en una brecha adelante de la colonia Santo Domingo de Ixtapa, allá por el camino a La Palapa.
Y señalamos que quizás el rector del CUC puede tener más información del origen de este ataque a la libertad de expresión, porque en la marcha que hicieron algunos compañeros hacia la fiscalía para exigir el esclarecimiento de los hechos, Jorge Téllez manifestó que el verdadero negocio que hay en Vallarta es el inmobiliario, aunque Vallarta se maquille de turismo.
Es muy probable entonces que el origen del ataque contra la compañera Mendoza Carreño esté en las denuncias que ella ha hecho en torno a las construcciones inmobiliarias que no respetan el desarrollo urbano sustentable y que amenazan con dañar la montaña de Puerto Vallarta.
Hay que recordar que apenas el jueves el pleno del Ayuntamiento rechazó una vez más el proyecto turístico inmobiliario denominado Ameyalco.
También hay que recordar que uno de los principales involucrados en negocios con terrenos del ejido Puerto Vallarta es Esteban García Aréchiga, el mismo presidente (casi vitalicio) del núcleo ejidal; el mismo que invitó a Susana Carreño a realizar una transmisión del noticiero de radio universidad desde las oficinas del ejido, donde curiosamente, al terminar la entrevista, la periodista fue agredida.
Y nosotros nos volvemos a preguntar… ¿la fiscalía ya llamó a declarar a Esteban García Aréchiga en torno a los hechos donde Susana Carreño fue lesionada casi de muerte?
Hay mucho mar de fondo en esta agresión… Los periodistas, los reporteros, profesionales o empíricos, debemos exigir el pronto esclarecimiento de la criminal agresión; pero más que marchas y protestas, debemos hacerlo desde nuestros espacios periodísticos, y no solo levantar la voz cuando se agreda a alguno de nuestros compañeros, sino cuando se atente contra cualquier ciudadano.
Por lo demás, el gremio periodístico tiene la responsabilidad de realizar su labor con medidas preventivas, pues la violencia ya nos alcanzó y si hoy fue Susana Carreño la agredida, mañana podemos ser cualquiera de los que nos dedicamos a este noble oficio los afectados.
Ya hace algunos años, fui invitado por el periodista Gabriel Ibarra Bourjac a un curso que impartió la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) en Guadalajara, y ahí periodistas investigadores como la mexicana Idalia Gómez, habló del mapa de riesgos para periodistas.
Ella, Idalia Gómez, formó parte de los autores de un libro que se llama precisamente así: “Mapa de Riesgo para Periodistas” … y en el prefacio señala que… “hoy pesa sobre México una grave amenaza al ejercicio libre del periodismo. El crimen organizado, en diferentes zonas del país, se ha erigido como el censor y guardián de este oficio, siempre cuidando sus intereses.
En algunos lugares –agrega-- la evidencia es palpable, en otros es más difícil identificarla porque su presencia es disfrazada. La gran mayoría de los reporteros ha optado por censurarse, no investigan y ni siquiera reportean sobre las mafias y sus tentáculos.
En aquellas ciudades o regiones en donde los periodistas están enfrentando el desafío, los resultados que han obtenido son amenazas, presiones y hostigamiento, en el peor de los casos han muerto”, indica Idalia Gómez.
Y no, no queremos que en Puerto Vallarta aumente esa presión, ese hostigamiento y esas amenazas contra los periodistas. Nadie lo desea, por lo que debemos cuidarnos, todos.
En el mismo libro, Gregorio Medina, director del diario El Debate de Mazatlán subraya: “No queremos ser héroes y tampoco víctimas”, mientras que Idalia Gómez advierte que “ningún periodista debe arriesgar su vida para avanzar en la difusión de una noticia”.
