Con el eslogan de “El Honesto”, desde ese entonces Héctor Santana comenzó a tejer su proyecto político para tratar de llegar a la silla presidencia de Bahía –casi siempre acompañado de Claudia Díaz--, por lo que aceptaron una invitación para acudir a festejar el cumpleaños de un periodista, precisamente en un conocido bar que está por la calle Juárez del centro de Puerto Vallarta, casi pegado al Banamex.
Ávido de entablar relaciones con los medios de comunicación para que le ayudaran a llegar a la presidencia municipal de Bahía de Banderas, Héctor Santana no dudó en asistir al festejo del reportero, por lo que otra vez llamó a Claudia Díaz de Sandi para que lo acompañara y que le presentara a otros periodistas.
Sin embargo, en ese mes de mayo del 2014 ocurrió algo muy interesante, ya que, al calor de las copas, Héctor Santana comenzó a celar sobremanera a Claudia Díaz, al grado de que por poco se agarra a golpes con un funcionario municipal que hasta hace poco trabajaba en el Code Jalisco.
Todos los invitados se dieron cuenta del bochornoso hecho y todos se preguntaron si entre Héctor Santana y Claudia había algo más que amistad, pues al defender su “honor” por tan bella dama, dejó muchas interrogantes en el aire.
UNA NOCHE DE COPAS…
Lo anterior no tendría nada de trascendente, sino es porque esa misma noche –una noche de copas, una noche loca, como dice la canción de María Conchita Alonso—el señor Santana y Claudia se juraron amor político eterno, sellaron un pacto no escrito que consistía en que, si Santana llegaba a ser alcalde de Bahía de Banderas algún día, nunca se olvidaría de su musa que le ayudó a triunfar.
Con el tiempo, dicho acuerdo casi quedaba en el olvido, pues Héctor Santana no llegó a la presidencia de Bahía de Banderas con todo y que presumía ser “El Honesto”; por lo que comenzó a juntarse con gente mala, pero poderosa, hizo amistad con el entones fiscal de Nayarit, Edgar Veytia. Esta aventura y osadía –la de tener prendida una vela a Dios y otra al diablo-- le costó la vida a uno de sus hermanos y otro pariente cercano (de este caso hablaremos en otro artículo), por lo que Santana solo alcanzó a ser diputado.
Pero los tiempos cambian y sabedor de que la memoria colectiva es muy pobre y que una gran parte del pueblo padece de Alzheimer cuando de temas políticos se trata, Héctor regresó. Y vaya que volvió, pero primero traicionó al PRI y buscó cobijo en Morena, con tan buena suerte que el actual gobernador de Nayarit, Miguel Ángel Navarro Quintero, le tendió no una colcha, sino todo un edredón de plumas finas, lo hizo su delfín y lo adoptó como su hijo putativo, políticamente hablando por supuesto.
Con la cargada de Morena y sus aliados –gracias a Andrés Manuel López Obrador--, Héctor Santana se convirtió en XII presidente municipal de Bahía de Banderas.
…PUEDEN PASAR DOS MIL AÑOS… PERO NUNCA TE OLVIDARÉ
Y, desde luego, no se olvidó de su íntima amiga, Claudia Díaz de Sandi, a quien, pese a graves señalamientos de fraudes inmobiliarios, la colocó en un puesto donde no sabe nada, es decir, en la Dirección de Protección Civil Municipal, en otras palabras, la premió, le dio un regalo de navidad adelantado y metió y sigue metiendo las manos al fuego por una mujer que tarde o temprano va a tener que ser llamada a cuentas por la justicia, toda vez que tiene varias Carpetas de Investigación abiertas por el delito de fraude.
Uno de estos casos –que revelaremos en otra columna--, tiene qué ver con la cantidad de cuatro millones 347 mil 821 pesos que la señora Claudia Angelica Díaz de Sandi Neuman, defraudó a una mujer extranjera, y a quien engañó, mediante la firma de un contrato de compra venta de un condominio (inexistente hasta ahora) que estaría en el edificio “Trillium Residences” y que supuestamente se iba a construir en la esquina de las calles Francia y la avenida Francisco Medina Ascencio de Puerto Vallarta.
Hoy en ese sitio solo está un terreno que luce abandonado, no hay trabajos ni se ve que vayan a levantar una torre de departamentos.
No obstante, sabemos que la afectada –una de tantas que habría defraudado Claudia Díaz de Sandi—es Lynn Brezden, quien invirtió todos sus ahorros y quien confió en la hoy directora de Protección Civil de Bahía de Banderas.
Lynn Brezden no ha podido recuperar ni un peso de los que le entregó a Claudia y ve con enfado e impotencia cómo la señora Díaz de Sandi despacha, como si nada hubiera hecho, en el Ayuntamiento de Bahía de Banderas que preside su íntimo amigo de apellido Santana.