. El enviado especial del partido Movimiento Ciudadano, Juan Enrique Ibarra Pedroza da muestras de haber dado un golpe de timón y rescatar una barca semi hundida.
Desde fuera vemos y escuchamos que los dos principales protagonistas intentan enviarse gestos de buena voluntad y reconciliar sus posiciones personales. No les será fácil en tanto que en su entorno personal, cada uno se ha rodeado de un cerrado grupo actores que les hacen las veces de asesores y todos los días, a cada rato, lleva y traen rumores de toda naturaleza.
Quizá el principal problema de Ramón Guerrero Martínez esta en el equipo de regidores, el mismo que en tiempos de campaña presentaba como un auténtico trabuco que en efecto, ayudó a ganar la elección, pero que ya en el ejercicio de poder, se tradujo en una amenaza a convertirse en su peor dolor de cabeza. El problema no es menor al grado de que hace unas semanas se alzaron voces diciendo que acá en Puerto Vallarta ocurría condiciones características al escenario de la ingobernabilidad.
Al interior de la administración mochilista dominan los espacios un reducido grupo de personajes con una personalidad que a cada rato chocan y echan chispas. De esos caracteres que cada uno posee es de donde salen las chispas que han encendido el palacio de gobierno. Si se toma en cuenta a Susana Carreño, al famoso Beto del Infonavit y al propio Ramón Guerrero, y ante ellos de la imagen del síndico Roberto Ascencio Castillo, se adquiere dimensiones normales mientras losotros evocan posiciones guiadas por egos y vanidades. A veces nos quedamos con esa última imagen, la de un síndico que de pronto se siente acorralado por dos frentes, ninguno con identificaciones las de él. Es decir, no se observan que los actores asuman posiciones definidas por argumentos y armas ideológicas sino defensas muy propias del egocentrismo y lo vanidades de los actores.
Egos y vanidad, es una mezcla explosiva. El ser egocéntrico encarna la avaricia, la codicia, el acaparamiento, voracidad, acaparamiento, la ambición, el individualismo e inclusive, la ingratitud. Una persona egoísta y ególatra es pues, narcisista, mezquina, ambiciosa, voraz, ruin tacaña, interesado, materialista, avaro, aprovechado y olvidadizo. Justo lo puesto a la persona altruista, generosa, caritativa, filántropa, desinteresada, misericordiosa. La vanidad representa la soberbia, el engreimiento, petulancia, altanería, la presunción. Y en honor a la verdad, mucho de todo lo anteriores se ve en los actores con la excepción de Ascencio.
Entonces, por un lado está Ramón Guerrero con todo el poder que representa y por el otro, el síndico Roberto Ascencio. Ese es el escenario aceptado por el popular. Sin embargo, en las últimas semanas han sido los regidores aliados al síndico quienes se erigen en personajes a cumplir la instrucción de echarle leña al fuego.
Cuando el último encontronazo, en las instalaciones del hotel Marriott y un rato después de tomarle posesión al nuevo comisario de la policía municipal, no acudió el síndico y serían los dos regidores citados arriba quienes respondieron el fuego al alcalde. Ramón Guerrero levantaba en sus manos un pequeño legajo de oficios diciéndose estar harto del síndico y dejando la pregunta a todos de “¿Qué vamos hacer (con el síndico)?”.
Roberto Ascencio no acudió ese día porque nunca recibió invitación del alcalde a la toma de protesta del mayor Castillo. Cuatro días después, desmentiría al alcalde cuando en una reunión presumía a Ibarra Pedroza haber invitado a todos los regidores el acto de Seguridad Pública.
Pero, fueron en primer término, los regidores aliados a Roberto Ascencio quienes llevaron la batuta en las últimas escaramuzas. Roberto Ascencio tomó parte cuatro días después en una reunión celebrada en la en la sala de juntas, contigua al privado del alcalde. En esta reunión también participaría Ibarra Pedroza, un viejo político que un día se dijo defraudado del PRI, renunció y se fue a los brazos de la corriente izquierdista lidereada por el tabasqueño Andrés Manuel López Obrador. Ascencio Castillo iba preparado y uno a uno desmintió y rechazó los puntos cuestionados por el alcalde. En varias ocasiones acusó al alcalde de mentir, incluyendo el asunto del hotel Marriott. El alcalde intentó acusar al síndico de la responsabilidad del embargo de dios cuentas bancarias y en el revire, éste deslizó la culpa hacia el tesorero y otro de sus funcionarios. El síndico dijo que el nuevo jefe del jurídico no interpuso recurso de apelación a Una sentencia y posteriormente no atendió la diligencia del embargo. Como resultado, se dio la procedencia del embargo de las cuentas de banco.
Nos dicen que aquella reunión de regidores de Movimiento Ciudadano se dio abruptamente concluida cuando otros querían dejarse escuchar. Les pidieron a todos salir mientras que en privado, seguirán el alcalde y el síndico en presencia de Ibarra Pedroza.
Juan Enrique Ibarra Pedroza es una de esas raras especies que en la política les llaman dinosaurios. Ha enfrentado dificultadas en su misión de venir a reconciliar a Ramón Guerrero, al síndico y a sus regidores. Las cuatro décadas de experiencia del menudito político han dado algo de resultados y a sus amigos ha confiado que el problema es lo arriba citado aquí, la concentración de egos y egocentrismos, de vanidades y vanidosos, en la administración municipal.
Ahora, debemos apuntar que el esfuerzo ha valido la pena. Desde la colisión de la primera semana de julio, las cosas se apaciguaron y mas o menos sobrellevan la relación alcalde y síndico. El último ya le firmó los contratos que permitieron liberarse los cheques a los asesores del alcalde y de otros funcionarios de primer nivel. Se ordenó también reinstalar a un numeroso grupo de empleados que orbitan alrededor del síndico. Nos dicen que uno y otro hacen todo para sacar adelante el trabajo y gobernar para beneficio de todos.
Ojala y sepan sortear los cantos que a cada quien le balbucean en los oídos sus allegados. Si se dejen influenciar y compran pleitos ajenos, se van a repetir las escenas. Porque, eso sí, sobran entes que pululan invocando el grito de las hachas.
REVOLCADERO
Respecto al embargo de las dos cuentas bancarias, estas sumaron un total de 28 millones de pesos. El cobrador es la empresa concesionaria del servicio de recolección de la basura Proactiva. Uno de los mejor enterados del asuntos ha siempre ha sido el secretario general del ayuntamiento, Antonio Pinto Rodríguez y fue de los primeros en empaparse del caso. La gran interrogante es ¿Cómo supo Pinto del acto de embargo a las cuentas de banco? ***** Otra papa caliente es lo relacionado a los millones de Grand Venetian. Existe una acusación de un pedido de millones de pesos al empresario judío y ahí aparece el nombre del Juan Hernández, el procurador social municipal. Por otro lado señalan al abogado Salvador López Aréchiga y se enloda a Roberto Ascencio. Por armar el trabajo de la compensación, por actualizar una cifra de 19 a 12 millones de pesos, alguien se llevaría siete millones de pesos.***** Por último, nos reconfirman que los dueños del membrete MC en Jalisco, entiéndase Enrique Alfaro Ramírez y amigos, tienen vivas muchas de sus dudas respecto a los dueños del MC acá en Puerto Vallarta. En una de esas les retiran a concesión y no precisamente por falto del pago de la renta. Que ya no hay coincidencia en los intereses políticos ya que en una de esas hasta les recogen la marca.