Pero bueno, como no hay registro de sucesos aislados de la política, lo primero en venirse a la cabeza de los responsables de brindar seguridad a los jaliscienses es justificar en que Ayutla es uno de los municipios cuyo Ayuntamiento no ha autorizado el Mando Único de la policía. Eso generó una cascada de críticas y los más, panistas y demás opositores, exigieron hasta la renuncia de Nájera por su vehemencia a la indolencia.
El argumento principal del gobernador Aristóteles Sandoval, cuando dio el banderazo a decenas de patrullas y cientos de policías incorporados al Mando Único fue que en 20 minutos, desde cualquier punto de la entidad, se podía llegar al sitio donde ocurriera un asunto de seguridad. Ya va para la semana y no dan con los ejecutores del alcalde de Ayutla.
Dos días antes, se registró la ejecución de otra persona a espaldas de la Macroplaza, a unas cuadras de la transitada avenida Francisco Villa. Los representantes de la ley llegaron ya cuando los ejecutores se habían esfumado. El hecho ocurrió a horas de la aprobación del Ayuntamiento para unirse al Mando Único pero de nada sirvió. A casi una semana, en ninguno de dos homicidios hay rastros de los verdugos.
Jalisco no es un estado distinto a la mayoría de las entidades que conforman la república mexicana. A veces nuestros gobernantes suelen desoír la realidad y para burla de sus gobernados niegan la realidad. “No hay delincuencia organizada” se escucha decir a gobernadores. El jefe del gobierno del Distrito Federal, Miguel Mancera también ha repetido el mismo discurso.
La realidad es que ningún estado se salva de la presencia, así sea menor, de la delincuencia organizada. Está en casi todos los municipios del país, inclusive los mas pobres de México, donde curiosamente la actividad preponderante esta ligada a cultivos de mariguana o de amapola.
En Ayutla semanas antes se reportó el crimen del subdirector de la policía local, Juan Ramón Ramírez Contreras. Fue un aviso. De lejos se podía advertir que algo andaba mal en el serrano municipio. Ya se sabía que en el pequeño poblado de unos 12 mil habitantes convivían representantes de lo que llaman “delincuencia organizada”. Nájera le puso nombre: Y añadió que es el mismo grupo de quienes atentaron contra un camión de militares en Guachinango y los que “quitaron” a policías estatales a un detenido por abigeato en las inmediaciones de Mascota.
La presencia de malosos en Ayutla no es para “administrar” negocios de venta de enervantes. Se trata de un municipio enclavado en el corazón de la sierra, cuyas colindancias son con Cuautla, Tenamaxtlán, Autlán, Villa de Purificación, Unión de Tula, Tomatlán, Atengo. Es zona de siembras de mariguana y sitio clave para el transporte de la misma. En ocasiones es área de “descanso”, de refugio y escondite natural.
El jefe caído en el deber, Juan Ramón Ramírez Contreras pudo haber tenido diferencias propias de su quehacer. Pero cuando matan al alcalde, don Manuel Gómez Torres se encienden todas las luces de alerta. La clase política voltea a Ayutla y descubre que los malosos han impuesto su ley y no están dispuestos que ni la autoridad se les ponga en frente. Sus habitantes ya sabían esa realidad. Allá dicen que el doctor Gómez Torres no estaba coludido con los malos y que estos no le respetaron sus años de ser el mejor vecino y la mejor persona. Esa noche del domingo mataron a un empleado del alcalde pero fue la muerte del médico la que conmocionó a la sociedad.
Ya Puerto Vallarta aprobó unirse al Mando Único. Doble contra sencillo que muy poco habrá de cambiar si se habla de seguridad pública. El mejor policía y la seguridad no se provee a los habitantes por decreto. No basta mas armas ni mejor preparación ni tampoco mejores salarios. Nájera tiene demasiadas manchas negras en su piel y jamás podrá desprenderse la imagen de ser un jefe policiaco coludido con el hampa. Tiene algo más que la habilidad de mutar de piel y servir un día a panistas y al otro a priistas. Sus enemigos ganados en el mando juran que se conduce con la bendición de los malosos. No son evidencias pero sí testimonios los que se han narrado en diversos escritos difundidos años atrás. Su incorporación al equipo de Aristóteles Sandoval fortaleció esas sospechas y mas porque del mandatario también se ha hablado en el mismo sentido.
Si nuestros políticos caminan mal, no es raro, y que nadie se asombre, que el sistema de la seguridad está semi putrefacto. Si no toda la policía municipal, o estatal, abundan elementos que brindan protección a los malosos. Allá en Ayutla, el director de la Policía, Juan Pablo Murguía Topete reprobó los exámenes de control y confianza. El anterior jefe de la policía aquí en Puerto Vallarta, tampoco acreditó el mismo examen.
Las ejecuciones, homicidios o asesinatos, se le puede mencionar al gusto personal de cada quien, van a seguir ocurriendo aquí y en todo el territorio del estado. A veces con protección u complicidades y cuando no, en abierto reto al gobierno. Si hay pertrechos para atentar contra los militares, fácil ir contra un desprotegido parroquiano.
Otro punto. En Puerto Vallarta, sus delegaciones y rancherías hay mano de obra en abundancia para los grupos criminales. Les sobran voluntarios deseos de enlistarse a sus filas, de subir al cerro a capacitarse en uso de armas de todos calibres. Les matan a uno, dos tres, o más, pero por cada baja hay el doble listos para ocupar el vacío. Son chamacos arrojados, aventureros y buchones que cuando bajan presumen sus vivencias a quien los quiera escuchar. Por eso a los jefes no les preocupan las bajas que ocasionalmente registran en sus libros.
Combatir a la llamada delincuencia organizada no es algo a ejecutarse por decreto, con mas policías, más preparados y mejores armas. No. Quizá deben explorar otras vías y otros programas. La expansión del consumo de drogas no se ataca y los adictos son batallón en potencia de los grupos de malosos. En tanto a ellos ya sus familias no se les ofrezca empleos, diversos tipos de asistencia social, no será fácil garantizar seguridad a los habitantes.
REVOLCADERO
El regidor Otoniel Barragán Espinosa y sus asistentes, Gerardo García y Corina Naranjo abandonaron sus estudios de licenciatura sin dar explicaciones. Ya habíamos informado en este espacio que la gente del Partido del Trabajo, ganosos de prepararse y presumir títulos de licenciatura, se inscribió en la Universidad América Latina pero de un día a otro dejaron de gritar presente. En el mismo grupo asistía Gustavo Fong Patiño, él miembro de la directiva del Movimiento Ciudadano y también se olvidó de ir a escuchar las cátedras. Uno de esos políticos puntales en asistencia es el abogado Miguel Ángel García Romero, a la postre dirigente del Partido Acción Nacional en Bahía de Banderas. La gente de Otoniel no confía en las cátedras de dicha institución, por cuyas aulas pasó Andrés González Palomera y ya luce su papel de licenciado.****** Felipe Macoy es el hombre fuerte de Alfredo “el güero” Barba en Ixtapa y la zona rural para fortalecer el trabajo de la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos. Eduardo “Lalo” Martínez es formalmente el representante de la CROC en la Costa Norte y se apoya en Macoy. Lalo Martínez guió a su central obrera a apoyar proyectos antagónicos al PRI sobre todo a panistas, y se ganó el rechazo de la clase priista. Los dos tienen instrucciones del jerarca croquista de trabajar para el PRI pero eso sí, apartados de Rafael Yerena y su grupo.
