El dirigente cetemista y el empresario hotelero no iban solos. El segundo se hizo acompañar, aunque a regañadientes, de su esposa, la ex senador Eva Contreras Sandoval y hombres de sus confianza como Luis Ángel Cantú Treviño, el “administrador” de todo lo que tiene que ver con los tiempos compartidos en Puerto Vallarta. Miguel Ángel Preciado Bayardo, ex candidato por el PAN a la alcaldía también se sumó a la marcha. Don Enrique Carothers Barreto, dueño del hotel Los Arcos, gritó presente. Yerena ordenó por su lado a sus incondicionales. Los ex regidores Fernando Flores Sosa, Rafael Castro, Jorge Luis “el gío” García Delgado encabezaron el pelotón obrero. El propio alcalde en ese entonces, Salvador González vio con satisfacción que algunos de sus familiares, como sus tíos, la ex presidente de la Coparmex, Margarita y Lino Ortiz se sumaron al desfile blanco.
En aquella marcha de septiembre, también se vistió de blanco el presidente del sindicato patronal, Arnulfo Ortega Contreras, el mismo que en estos días hace campaña para reelegirse al frente de la Coparmex. Sergio “el chocho” Orozco, reconocido directivo de antros nocturnos en la zona del centro, también marchó con sus pancartas. Aquellos tres o cuatro centenares de promotores del nuevo malecón terminaron su jornada en el quiosco de la plaza de armas hasta donde llegó efusivo González Reséndiz.
Ante semejante apoyo, en meses la demolición de aquel restaurado malecón lego de ser destruido por el huracán Kena, Salvador González se dio a la tarea de “socializar” su obra maestra.
No han pasado ni cuatro años de que Puerto Vallarta estrenó malecón y se cumplió el augurio de los trabajadores, que por su lado, también desfilaron por el malecón gritando “no al nuevo malecón”. Los empleados, azuzados por empresarios rebeldes al gobierno priista, advirtieron en su momento que la remodelación y el cierre de la avenida México significaría la desgracia de sus fuentes de trabajo y el abandono de sus clientes. En parte, pareciera que hoy se les da la razón. Los defensores del nuevo malecón y de permanecer cerrada la vialidad no lo creen así. Ese es el debate de actualidad en Puerto Vallarta.
Una cosa es cierta. En los últimos meses la crisis ahorca a los empresarios del centro de la ciudad y la zona del malecón y su bandera de reclamo es la reapertura del malecón al tráfico vehicular. Sostienen que la remodelación es culpable de la ausencia de clientes y quienes decidieron cerrar sus negocios colocaron pancartas acusando a tal causa.
No se sabe a ciencia cierta cuantos negocios cerraron sus puertas aunque los mas pesimistas estiman que la cifra alcanza los 400 negocios, un centenar de ellos restaurantes. La calle Morelos es fértil en eso de ver cerrados negocios y anuncios de “se renta” algún local. También la calle Juárez. Frente al malecón, en lo que alguna vez fue la avenida México no es la excepción aunque ahí son antros nocturnos.
En el malecón lo que abunda son precisamente centros nocturnos. Pero a ellos también los alcanzó la crisis y ocurren cierres que se anuncian como temporales. Roo, Señor Frog’s son de los últimos cierres.
No nos asombra que vecinos y empresarios del centro se declaren en guerra contra decisiones que en sus momentos algunos de ellos promovieron. Le reclaman al alcalde Ramón Guerrero Martínez abrir el paso a vehículos por el malecón dando por hecho que ello soluciona la crisis. Ese es el verdadero debate. Hay muchos otros que están seguros que el problema lo resolverán cada uno de ellos, en lo individual o colectivo, asociándose para hacer tareas de promoción y ser parte de una innovación total del centro de la ciudad. Sin embargo, no todos quieren invertir y asumen que, si todo es por culpa del gobierno, sus obras y decisiones, es el gobierno el que debe solucionarles.
Quién sabe si la crisis que no saben sortear por sí solos los quejosos sea responsabilidad de las decisiones erróneas del gobierno, el municipal en el supuesto caso de que la remodelación del malecón y cierre de la circulación vial los llevó a la ruina. Quizá es la crisis temporal que de vez en ves azota a Puerto Vallarta.
Pero, sostener que el malecón y el cierra al tráfico vial es el causante, es abrir espacio a un debate eterno. Se puede alegar que la proliferación de modernos centros comerciales y tienditas de conveniencia les quitaron a sus clientes. Si es cierto, puede ser una verdad a medias. En el mero corazón del malecón todas las noches abren puertas negocios exitosos, restaurantes como uno de cocina italiana, atestado diario por leales clientes que no los abandona.
Pudiera ser que se trata en este caso de negocios que desatendieron a sus clientes o se equivocaron de producto a vender. Tal vez ya deben pensar en acercarse al cliente, en distancia y en precios, en servicio y en calidad. Ya es tiempo de que el inquilino vuelva la vista a reclamar a su arrendatario que le baje la renta, que le rente en pesos, ya no en dólares. Eso lo animará a bajar precios de sus productos, a vender un plato de camarones a 10, a 150 pesos y borrar de su menú los platos de 500 o 600 pesos. En el centro se observan zapaterías sentados de compradores en sus probadores. Se sobreentiende que también compiten con las exclusivas zapatería de los centros comerciales y conservan a sus clientes dando bajos precios y calidad. Sino, también cierran las zapaterías.
El debate no se cuestiona en esencia. Siempre es loable participe en las decisiones de gobierno el pueblo. Sin embargo, siempre ha habido dobles caras y los hay empresarios que hoy esconden la cara y que ayer aplaudieron al gobierno municipal por animarse a cambar la cara del malecón. Los que se dicen afectados guardan sospechoso silencio en ese sentido. Respeto a los gobernantes y políticos, tendrán su oportunidad de cobrarles facturas cuando se lleguen el día de las nuevas elecciones. Así han actuado los vecinos y empresarios del centro. Ellos no votaron por Ramón Guerrero y éste no se siente comprometido a escucharlos. La conseja actual es que volverán a votar por el PAN y seguirán dándole la espalda al PRI.
REVOLCADERO
En este debate de hoy casi nadie habla de la escasez de estacionamientos en el centro. No son pocos los parroquianos que evitan ir a realizar alguna compra, a comer a un restaurante, a divertirse a un antro, por saber de antemano que deberá dar varias vueltas en las estrechas calles para tener suerte de hallar un espacio y estacionarse. El nuevo malecón y el cierre de la avenida México, también implicó el literal cierre de las bocacalles que de la parte alta bajan al malecón. Las calles se entregaron a los taxistas que hacen sitio en esa zona. Los estacionamientos construidos y concesionados por Gustavo González Villaseñor en su gestión, 2003-2006, en nada solucionaron el problema. Cobran caro y el servicio es deficiente.****** El asesinato del diputado federal priista, Gabriel Gómez Michel encendió de nuevo la mecha de la inseguridad que priva en Jalisco. Los priistas piden que la Procuraduría General de la República asuma las investigaciones. Desconfían de las autoridades judiciales de Jalisco, estado gobernado Aristóteles Sandoval Díaz, a la postre también priista. No confían en el fiscal Luis Carlos Nájera. Bueno, nadie confía en nadie y menos en Jalisco.***** Ya se sabía en la capital del país que Jalisco es un volcán en proceso de erupción, agobiado por la delincuencias organizada y que el estado se le cae en pedazos a Aristóteles. Las alertas se encendieron días antes del legislador federal oriundo de El Grullo. Inclusive, se enviaron tropas federales para intentar salvar al estado y no caiga en los índices que entidades como Michoacán o Tamaulipas. El crimen del diputado es otro nuevo aviso el último de decenas, de cientos, de miles de muertos en los últimos años. No elevaron su grito al cielo por las decenas de muertes acá en Puerto Vallarta, en El Pitillal, en Ixtapa, en Las Juntas. Solo cuando murió uno de los suyos, un diputado federal, priista como Enrique Peña Nieto, como Manlio Fabio Beltrones, como Aristóteles Sandoval, Rafael González Pimienta, como Rafael Yerena, lo hicieron.