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Viernes, 26 Septiembre 2014 01:31

PRI, los votos de Paco Sánchez

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Por Gerardo Sandoval Ortiz

Gustavo González tiene miedo. Ya le envió a no menos de tres emisarios al médico Francisco Sánchez Peña para negociar y convencerlo de no irse del PRI.

 

Al presidente del Comité Directivo municipal priista el sábado se le quedó bien grabado el discurso del jerarca de la CTM, Rafael Yerena Zambrano en la última reunión del Consejo Político Municipal. Si el partido se divide se pierde la elección, como ha ocurrido en Puerto Vallarta.

Por lo menos en los cetemistas, estos están seguros de que en la última elección se perdió ante Ramón Guerrero Martínez y el Movimiento Ciudadano por la decisión del sobrino de su jefe, Miguel Ángel Yerena Ruiz de ser candidato por el Partido de la Revolución Democrática. Eso en público, porque en privado reconocen que la necedad de Rafael Yerena de imponer a Adrián “el archi” Méndez quebró al PRI, lo fracturó y lo dividió, abriendo el boquete que permitió el arribo de Ramón Guerrero a la alcaldía.

Los siete mil votos que Tito Yerena le acarreó al PRD, lo hizo regidor pero significó la derrota del PRI. Más antes, el médico Heriberto Sánchez Peña, en la elección de julio del 2005, pudo ganar en votos una cifra similar a la del abogado Yerena Ruiz. Sin embargo, aquella vez el PRI ganó la elección.

En las rondas de negociaciones con el médico Sánchez Peña le ofrecen de todo, una regiduría en las primeras posiciones, la jefatura de la Jurisdicción Sanitaria. La posición se mantiene por una simple y sencilla razón: Para Paco Sánchez Peña, Gustavo González Villaseñor no es un político que sepa honrar su palabra. No son enemigos, se saludan con cordialidad pero al diputado local y presidente del PRI, Paco Sánchez no le tiene confianza. Por lo demás, fue González Villaseñor el que bloqueó a Paco Sánchez cuando este estaba palomeado para ser jefe de la Jurisdicción Sanitaria en la región. Suena hasta grosero de parte de Gustavo ofrecerle lo que antes le quitó.

En la última elección, la alcaldía se decidió por unos cuantos miles de votos. El PRI se colocó por detrás del MC. De acuerdo a las cuentas de los cetemistas se perdió porque Tito Yerena se entercó en ser candidato y todos sus votos se los quitó al “archi”. La capacidad de análisis de la gente de Rafael Yerena no les permite entender que las deserciones de los priistas obedecen precisamente las imposiciones ejecutadas por un grupúsculo de priistas, particularmente el jerarca obrero. Uno por uno, desde los éxodos en la década de los 90, Aurelio Rodríguez Garza, Chema Ibarría y su compadre Toño Canales, Maximiliano Cisneros Lomelí, Luis Fernando Famanía Ortega en 1996, luego Rodolfo González Macías, se fueron del PRI por la misma razón: Yerena impone candidatos.

El PRD ha tenido tres regidores en la historia de Puerto Vallarta, Luis Fernando Famanía Ortega, Heriberto Sánchez Ruiz y Tito Yerena. Y los tres, por la misma queja, la de ser el PRI un partido antidemocrático.

El miedo de Gustavo González se basa en sus matemáticas. En sus fríos números concluye que Paco Sánchez esta en camino a sumar tantas o mas simpatías, todo esto traducido en votos, que su primo Heriberto Sánchez Ruiz, que Tito el sobrino de Rafael Yerena, y que “el gorila” Famanía.

Gustavo tiene miedo porque sabe que, más allá de carisma y una campaña exitosa, el apellido Sánchez y Peña, tiene un peso específico en el municipio. Son de las familias más numerosas en la ciudad. Los parientes están en Las Palmas, en Ixtapa, en los poblados intermedios, en Las Juntas. Por ejemplo, aunque callado y guardando las formas, ni duda queda de que el propio médico Heriberto Sánchez, habrá de ser solidario y respaldará la probable candidatura independiente de Paco Sánchez.

Es al PRI, y nada más al PRI, a quien le arrebatará votos Sánchez Peña. Y en elecciones altamente competidas, la diferencia entre el triunfador y los perdedores suele ser mínima, diferencias de cientos, si acaso unos miles de votos. Y en los números que le quitan el sueño a Gustavo, Paco Sánchez  tiene capital político para impedir el triunfo del PRI.

Son pocos los priistas que admiten que el sábado 13, en la sesión del Consejo Político, el cierre de filas a favor de Andrés González Palomera, dizque la unidad alrededor de él, es en realidad un madruguete tejido por el grupo que controla al partido. La unidad de los priistas fue pues es una mera simulación. Sánchez Peña lo supo desde el fin del anterior proceso electoral, cuando Gustavo González gritó y sigue gritando que el candidato será Andrés. Expuso el médico su inquietud y su aspiración y le dijeron que no, que la candidatura ya estaba apartada y sería para Andrés. Entendió Paco que su partido le cerraba las puertas a él y a todos para imponer al elegido. En el PRI no hay espacios para la democracia, más o menos las mismas razones que enarboló en su momento su pariente Heriberto, Luis Fernando Famanía y Tito Yerena; todos los citados líneas arriba que se fueron del PRI.

En Paco Sánchez, Gustavo se ve en el espejo. Representa el médico partir en dos a sus “campeones”, aquellos guajolotes colorados que en el 2003 lo hicieron a él presidente municipal. Atrás, adelante y a los lados de Sánchez Peña, están figuras estelares en aquel triunfo electoral que cortó los tres triunfos al hilo del PAN en Puerto Vallarta. Abel Chávez Galván opera todo lo que tiene que ver con prensa y difusión, con imagen y mercadotecnia electoral. Roberto Islas Cobos, el experto publirrelacionista, jefe en esa área en el trienio gustavista, confirmó al autor el martes 23, apoyar a su compadre Paco. Gaudencio Ortiz, ex funcionario federal y municipal años atrás, forma parte de ese grupo de amigos y ex campeones que se la juegan con Paco y le han dado la espalda a González Villaseñor. En su momento y con sus diferencias, todos ellos se mueven a distancia de Gustavo por experiencias personales en las que todos concluyen en lo mismo: Gustavo no sabe honrar su palabra y no es un amigo digno de creer ni de confiar en sus promesas.

REVOLCADERO

Dejamos aparte el nombre de un “campeón” de Gustavo González Villaseñor. Es Juan Carlos Castro Almaguer. Fue en su momento íntimo del presidente del PRI a tal grado que por poco Gustavo lo convierte en candidato del PRI en el 2005. Le compitió a Andrés González Palomera dentro de los “campeones” ser el bendecido de Gustavo, eso los debilitó, y en la elección interna del tricolor fueron vencidos por Javier Bravo Carbajal. Castro se aisló y acabó dedicándose a sus negocios, todos iniciados al amparo de la política. En un lava autos de Fluvial Vallarta, por la avenida Francisco Villa se asoció con Gustavo. También se asociaron en el negocio de la basura en Bahía de Banderas. Gustavo se ganó parte del negocio al ayudar mediante sus relaciones políticas quedarse con la concesión del servicio en el vecino municipio. La política los unió y los negocios los distanciaron. Gustavo hoy le ruega a Castro Almaguer vestirse de guajolote colorado para ayudar a ganar a Andrés, su antiguo enemigo, odiado a muerte, con el que varias veces por poco terminan a golpes. Si, Castro Almaguer es otro de los “campeones” que prefiere tener de lejos a Gustavo y que en una de esas lo vemos apoyando a Francisco Sánchez Peña.****** No son pocos los priistas en poner marcaje especial a los movimientos de otro destacado militante del PRI. Es el abogado Alfonso Bernal Romero. Fue síndico en el trienio 2006-2009, en la era brava de la morralla de Javier Bravo. Los sueños políticos de Poncho Bernal y Javier Bravo los unieron pero el poder los dividió. El abogado no se viste de rojo ni jamás ha sido considerado “campeón”.  Simula estar alejado de la política local. Pero solo simula. Su gusanillo lo lleva a sentarse con los activos del PRI y está a poco de quitarse la máscara y operar con la cara al sol, sin esconderse de nadie. Eso si, ya en una primera misión que le encomendó Gustavo el ex amigo de Javier Bravo fracasó.***** Por cierto, es en Bahía de Banderas donde poco a poco desenmascaran a Adrián Guerra Padilla. El ganadero y empresario de materiales de construcción fue el candidato del Movimiento Ciudadano en la elección de julio pasado. Al final de la campaña lo acusaron de negociar con el gobernador Roberto Sandoval su reculada y entregar sus votos a José Gómez. Las versiones indican que negoció embolsarse entre 25 y 35 millones de pesos, amén de espacios en el gobierno. Quienes en su momento defendían a Adrián Guerra, que negaban todo y se erigían en defensores a ultranza de Adrián, se sienten desarmados, casi convencidos de ser todo cierto, que Adrián los vendió como puercos flacos. Al promotor de carreras de caballos, dos veces candidato perdedor por el PAN en Bahía de Banderas, se puede decir que ya le quitaron la máscara.

 

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