La reacción virulenta de TV Azteca tuvo su origen en aquella nota que difundimos en nuestra página web www.vallartauno.com y en las redes sociales –en hechos ocurridos el viernes santo de este año-- en donde informamos que el corresponsal de la empresa de Ricardo Salinas Pliego en Puerto Vallarta, Evaristo Tenorio, en estado de ebriedad, insultó a una mujer policía y, además, le arrojó una bebida alcohólica que el reportero ingería en esos momentos en que había una riña afuera de un antro que se ubica enfrente del malecón.
Era plena semana Santa y ese viernes Evaristo Tenorio, junto con su amigo de parranda, otro reportero, Osvaldo Granados estuvieron tomando desde muy temprano, por lo que cuando decidieron ir al malecón para visitar otra cantina, ya iban muy servidos, de ahí que cuando vieron una riña entre jóvenes, se les hizo fácil intervenir, sobre todo a Evaristo, a quien siempre le ganan los impulsos, no los controla.
Este muchacho que trabaja para TV Azteca, quiso obstruir la acción de la justicia, les gritó groserías a los policías y terminó por aventarle el vaso con licor a una oficial, suficiente como para arrestarlo por falta administrativa. Y así fue, se lo llevaron en una patrulla, pero a unas cuadras alguien le llamó al comandante a cargo para que lo dejara ir.
UN EBRIO AL TELEFONO
A la vuelta de los días, se sabe que fue Osvaldo Granados, en completo estado etílico, ya que ni siquiera podía gesticular bien las palabras, quien le llamó a la directora de comunicación social, para que interviniera a favor de Evaristo Tenorio. La titular de prensa, quien es una excelente persona y siempre aboga por los reporteros, intervino para que las cosas no pasaran a mayores, y fue así como Evaristo evitó pisar la cárcel.
Sin embargo, al momento en que VALLARTA UNO reveló el incidente el siguiente lunes –dos días después--, los reporteros que andaban ese día bastante ebrios, se indignaron y, junto con sus amigos –a quienes hoy se les conoce como el club de los Evaristos, conformado por Osvaldo Granados como líder, Evaristo Tenorio como segundo de abordo, Efrén Martínez Urrutia (un muchachito íntimo de Osvaldo) y Dora Liz Terrón—comenzaron una férrea defensa del infractor y para desacreditar nuestra información, lo primero que dijeron, con toda tibieza, es que todo era mentira.
Al día siguiente, nosotros sacamos a la luz pública un audio con la voz del comandante de la policía turística que detuvo a Evaristo Tenorio y que fue testigo del momento en que el corresponsal de TV Azteca agrede verbal y físicamente (al arrojarle la bebida) a la mujer policía.
Con este testimonio, los defensores de Evaristo guardaron silencio, mientras que en las oficinas centrales de TV Azteca llegaba la noticia y se daba la orden para que se investigaran los hechos.
EL TEMOR A SER DESPEDIDO
Desencajado, con el rostro sudoroso y sumamente preocupado, Evaristo negó todo ante sus superiores, les dijo que el reportero que manejó la nota había mentido, que buscaran a la Directora de Comunicación del Ayuntamiento, al Director de Seguridad y a los policías que habían intervenido. Es más, que cuestionaran a Jorge Olmos para exigirle que les diera el nombre del comandante que se escucha en el audio.
Por ello, desde Guadalajara vino un periodista acosador –de esos que se creen reyecitos sólo por traer una cámara de tv-- para defender a Evaristo, no para sacar la verdad.
Andaban tan desesperados, que corretearon a Jesús Rodríguez Campoy –el director de seguridad ciudadana que no los quiso atender--; abordaron de una manera grosera a la titular de comunicación, Silvia Álvarez solo para editar la entrevista, pero no sacaron toda la versión en donde Silvia se niega a afirmar que los hechos no existieron, es decir, pretendían que alguien del Ayuntamiento les declarara ante las cámaras que todo había sido falso, pero no pudieron obtener nada en este sentido, pues todo fue verdad.
Frustrados porque si no conseguían una nota favorable a Evaristo Tenorio, era casi seguro que lo despidieran de TV Azteca, comenzaron a buscar al autor de la nota, es decir, a Jorge Olmos. Preguntaron aquí y allá nuestro número de teléfono celular e incluso nuestro domicilio particular.
EL ACOSO
Fuera de toda ética periodística –que TV Azteca presume tener, pero de la que adolece por completo--, la búsqueda se convirtió en acoso, toda vez que, con mentiras, burlaron la vigilancia del fraccionamiento donde vivimos y, con fotografía en mano, preguntaron a varios vecinos si sabían en qué casa vivía Jorge Olmos.
Para ese entonces nosotros estábamos de visita en Guadalajara –ya era semana de Pascua—y no consiguieron su insano propósito de tocar a nuestro domicilio particular, con cámara y micrófonos abiertos, para preguntarnos si los hechos que consignamos en la nota era o no verídicos.
Todavía más frustrados, se regresaron a la Presidencia Municipal en busca de alguna víctima que entrevistar y que estuviera dispuesta a hablar a favor de Evaristo Tenorio.
Antes, consiguieron el número celular de mi esposa y le llamaron a las 9:00 am para preguntar por Jorge Olmos. Les dije que con gusto los atendería más tarde. Como a las 12:00 volvieron a llamar, el sujeto al otro lado del auricular –el enviado de Ricardo García-- pedía y exigía que le reveláramos el nombre del comandante que se escucha en el audio. Le dijimos que no, que en todo momento íbamos a proteger a nuestra fuente.
LA SOGA EN LA CASA DEL AHORCADO
Le explicamos cómo fueron los hechos y las dos veces en que Evaristo Tenorio se ha vuelto involucrado en incidentes que no hablan bien de una persona que esté emocionalmente sana. El primer incidente, cuando puso en riesgo a dos reporteros en la desaparecida “Cartolandia”; y el segundo, cuando pidió a una agente de tránsito que infraccionara el vehículo de Jorge Olmos por estar estacionado en un “lugar prohibido” (ese lugar era el espacio que los medios de comunicación tenemos en el sótano de la Presidencia Municipal).
Le informamos al ebviado de TV Azteca Jalisco, que incluso esta persona, Evaristo Tenorio, que tiene arranques violentos, nos amenazó en el restaurante “River Café”, con un “no vuelvas a escribir de mi”, ya que antes habíamos denunciado públicamente el incidente del estacionamiento.
Sin embargo, como se trataba de protegerlo, el sujeto que vino de Guadalajara no sacó en la grabación de TV Azteca ningún detalle valioso de la conversación.
Peor aún, faltando a toda ética periodística, nos mintió, ya que le dijimos que sí estábamos dispuestos a platicar con él por teléfono, pero que no grabara la conversación, cosa que, por supuesto no respetó, pero en el video que difundieron en la señal de TV Azteca sólo para el área de Puerto Vallarta, el sujeto de marras se ufanó al decir “Nosotros sí tenemos ética periodística”. Es como si presumieran la soga en la casa del ahorcado.
LA PAJA EN EL OJO AJENO
En su portal, TV Azteca Jalisco, pinta a sus corresponsales como críticos y responsables.
Pues permítanos decirles que este periodista no es como lo dibuja TV Azteca Jalisco. Por el contrario, es un acosador, mentiroso, sin ningún valor ético y mucho menos destacado, toda vez que ni siquiera tuvo la capacidad para encontrar y entrevistar al comandante de la policía turística, testigo fiel de la agresión que su corresponsal hizo contra una dama.
Ven la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio… pero como nadie les hizo caso, estos chafas corresponsales de TV Azteca decidieron entrevistar a los amigos de Evaristo, quienes ante las cámaras acusaron a Jorge Olmos de sacar notas mentirosas contra ellos. Así, desfilaron por la lente de TV Azteca los reporteros más gorrones y de más mala reputación que tiene Puerto Vallarta: Dora Liz Terrón, Osvaldo Granados y su ex novio Efrén Urrutia.
Indignados, declararon que eran unas inocentes palomitas, que han sido víctimas de Jorge Olmos (claro, por publicar casos ciertos en los que se han visto involucrados) y que los hemos tratado mal, pero muy mal en las páginas de VALLARTA UNO. Hasta otro ex novio de Osvaldo Granados, un locutor de nombre Alberto Larios, le entró a la andanada de declaraciones.
Se les olvida a estos reporteros chilangos –más los de Vallarta—que el periodista es un ciudadano común y corriente. Que tiene los mismos derechos y obligaciones que cualquier otra persona. Que no podemos andar de prepotentes, ni mucho menos violando leyes o reglamentos y quedar impunes. Debemos asumir las consecuencias de nuestros propios actos, en caso de que fallemos ante la sociedad.
TV Azteca no logró su avieso objetivo, se vio como una televisora que protege a delincuentes en potencia, y su enviado se vio tan bisoño, que no pudo siquiera entrevistar al comandante de la policía que señaló a Evaristo Tenorio.
NUESTRA POSTURA
VALLARTA UNO seguirá haciendo periodismo, continuaremos haciendo todo tipo de denuncias –incluidas aquellas en donde se vean implicados reporteros que no tienen el mínimo respeto por los ciudadanos y cuya conducta es ofensiva para el gremio periodístico—y nadie, ni una televisora que tiene en su dueño a una de las máximas figuras de impunidad en este país (recuerden cómo se apoderó del canal 40), ni unos reporterillos de pacotilla, ni algunos de sus seguidores en redes sociales, van a impedir que sigamos adelante.
Para nosotros, lo más valioso es la gente que nos hace el favor de comprar cada ejemplar de VALLARTA UNO (que, por cierto, se agota en cada edición, pese al empuje del Internet); ellos, nuestros lectores, son los que algún día dirán si nos aprueban o nos reprueban, no estos mercaderes del falso periodismo.
Pero bueno, hoy también es bueno recordar que TV Azteca falló en este caso, no siguió el ejemplo de TV Azteca Puebla que despidió a la reportera Lydia Cumming por pedir que la cargaran dos personas para no mojarse los zapatos.
El 29 de junio, Azteca Puebla difundió el siguiente comunicado:
“La reinvención de TV Azteca es también un cambio cultural, por lo que las faltas de respeto no tienen cabida en esta empresa. La tarde del viernes, tras cubrir la inundación en la colonia Minerales del Sur de esta ciudad, se difundieron imágenes de la reportera Lydia Cumming siendo cargada por vecinos.
TV Azteca no pena la difusión de las imágenes, sino la falta de respeto mostrada hacía los vecinos, quienes eran parte de la cobertura de la reportera.
Por este motivo, Lydia Cumming ya no forma parte de esta casa, los colaboradores de TV Azteca están obligados a respetar a todas las personas y al código de conducta que es parte de nuestra empresa.
TV Azteca Puebla reitera su compromiso de informar a la ciudadanía lo que sucede en nuestra comunidad, de manera equilibrada y oportuna, con la sensibilidad y los valores con los que siempre hemos trabajado”.
En Puerto Vallarta, Evaristo Tenorio faltó al código de conducta de la televisora, pero aún más grave, agredió y le faltó al respeto a una oficial de la policía municipal… Y su acto quedó impune.
Ojalá y TV Azteca no se lamente en el futuro por las acciones de su corresponsal en Puerto Vallarta, pues no es la primera vez que le falta al respeto a un ciudadano, sea de los medios de comunicación, de la autoridad o a un simple parroquiano.
Ojalá y que él, Evaristo, aprenda la lección, pero a veces, como dice la canción… árbol que nace torcido, jamás su rama endereza…