Por Jorge Olmos Contreras
Mucho se ha hablado del conflicto que había entre los primeros dueños del restaurante “El Dorado” y sus arrendatarios, así como de terceros interesados en quedarse con la propiedad, incluso algunos personajes de esta historia han querido falsear la realidad al difundir informaciones dolosas en el sentido de que fueron desalojados ilegalmente, mientras que otros sólo quisieron sacar provecho monetario.
La verdad es muy distinta y quien actualmente posee el restaurante es un empresario exitoso en su ramo, quien, a base de esfuerzo, dedicación, tiempo y mucha inversión, logró quedarse con el establecimiento. Hoy en día, lo ha convertido en uno de los mejores restaurantes de la zona de playa en Los Muertos, con nuevo acceso y mobiliario.
Pero no fue fácil el proceso, ya que en el camino se topó con un juicio que mantenían el anterior propietario, Luis Wulff y un personaje prepotente que vino de Guadalajara y cuyo nombre es Juan Carlos Corvera.
De acuerdo con una investigación de VALLARTA UNO, los problemas de Luis Wulff comenzaron desde el día en que se le presentó un señor de apellido Corvera (padre de Juan Carlos) que iba acompañado de un sujeto libanés de apellido Mansur, quienes estaban interesados en comprar o rentar “El Dorado”.
LA ESTRATEGIA DEL GORDO CORVERA
El libanés desapareció de la escena, pero Juan Carlos Corvera padre no, y fue él quien firmó un contrato de arrendamiento con Luis Wulff para operar el restaurante. El precio pactado, fue de 10 mil dólares mensuales y se firmó el 10 de enero del año 2010, por un periodo de 10 años.
Sin embargo, el señor Juan Carlos Corvera padre murió y en su lugar llegó para administrar el restaurante su hijo del mismo nombre y apellido, Juan Carlos “El Gordo” Corvera, quien comenzó a tener problemas con el personal y con el propio Luis Wulff.
De hecho, un buen día se negó a seguir pagando la renta a Luis Wulff, con el argumento de que se había enterado de que la concesión de la zona federal donde está “El Dorado” le pertenecía a otra persona, y de buenas a primeras le dijo a Luis que ya no le pagaría nada.
No sólo eso, Juan Carlos Corvera tampoco se hizo responsable de pagar a los trabajadores del restaurante que tiempo atrás habían demando ante la Junta de Conciliación a Luis Wulff.
En este sentido, transcurrieron dos años y en octubre de 2012 Juan Carlos se enteró de que Luis había perdido la concesión de la zona federal; que un tercero (vecino molesto por la actitud de Juan Carlos por tapar su vista con el nuevo diseño del restaurante) ya la había adquirido.
DOS AÑOS SIN PAGAR RENTA
Por este simple hecho, Juan Carlos se negó a seguir pagando la renta de 10 mil dólares, argumentando que Luis ya no era dueño de la concesión y en enero del 2103 –para no perder el ingreso de las rentas-- Luis Wulff accedió a elaborar un addendum al contrato y se estableció una renta de 50 mil pesos mensuales, en lugar de los 10 mil dólares.
Pero Juan Carlos no cumplió ni con el pago de 50 mil pesos mensuales, se negó a seguir pagando renta por esos dos años, argumentando ahora que Luis Wulff le debía dinero.
A Luis Wulff no le quedó otra y le demandó la devolución de la propiedad por incumplimiento de pago de rentas, mediante un juicio de rescisión del contrato. Luis ganó el juicio en noviembre de 2015 y el 21 de enero de 2016, el juzgado le entregó la posesión y desalojó a Juan Carlos Corvera y a todos sus subarrendatarios, entre ellos a Guadalupe Bayardi, una amiga de ella y a su ex marido Pepe Bejos.
Antes, el restaurante quedó un tiempo abandonado, se estaba convirtiendo en un nido de malvivientes que entraban por las noches, hasta que Juan Carlos Corvera encontró a otros socios para reabrir “El Dorado” ya como “Mahi Beach”. Sus nuevos aliados eran ni más ni menos que Pepe Bejos y su ex esposa, Guadalupe Bayardi, quienes también se desentendieron de la demanda laboral que pesaba sobre la fuente de trabajo, y le restaron importancia, asimismo, a la denuncia que había contra Corvera.
EL REMATE
Alberto Pérez González, quien es dueño del restaurante vecino “La Palapa”, ya se había interesado en comprar “El Dorado”, sobre todo para que la zona estuviera limpia y sin problemas, por lo que en el año 2014 se enteró, por un anuncio que apareció en el periódico “Vallarta Opina” que el Dorado sería puesto en remate público por la Junta de Conciliación y arbitraje.
Se interesó en el caso y el 13 de marzo 2015 obtuvo la propiedad por medio del remate, así como los derechos de la concesión de zona federal, la cual como ya vimos, compró a un tercero.
Así las cosas, entre marzo del 2015 y enero del 2016, Alberto Pérez comenzó una serie de pláticas con el Sindicato Industrial de Trabajadores en Hoteles, Restaurantes, Conexos y Similares en el Estado de Jalisco, de la CROM, para negociar y recontratar personal nuevo y echar a andar “El Dorado”. La CROM le mandó meseros, lavaplatos y otros, mientras que la empresa contrató a otros, para hacer un total de 30 nuevos empleados.
Preocupado por el juicio existente entre Luis Wulff y Corvera, Alberto Pérez contactó a éste último y en una reunión que se dio en la oficina del sindicato antes citado, le ofrece un millón de pesos para que se retire del lugar y se resuelva el problema, según nos confirmó en entrevista el secretario general de la CROM en Vallarta, Rogelio Medina.
PEDÍAN UN MILLÓN DE DOLARES POR SALIRSE
El líder obrero, también informó que Juan Carlos Corvera aceptó la propuesta de Alberto Pérez, pero pidió que lo dejara pensar unos días más. En este tiempo, indicó Rogelio Medina, Corvera seguramente consultó a sus socios, Lupita y Pepe Bejos, quienes le habrían dicho que no aceptara, sino que pidiera mucho más dinero, una cantidad estratosférica.
Fue así como, otro día, Juan Carlos Corvera le dijo a Alberto Pérez que sí se salía del restaurante, pero que sólo si le pagaba un millón de dólares, a lo cual por supuesto Alberto se negó. “¡Pues a mí ni con el ejército me sacan!”, dicen que todavía le espetó Corvera a Pérez.
Pero como no hay día que no se llegue ni fecha que no se cumpla, el 21 de enero del 2016, Luis Wulff recuperó la propiedad, al llevarse a cabo una ejecución de desalojo contra Juan Carlos Corvera, ordenado por un juzgado local. Irritado, molesto y prepotente, Corvera todavía amenazó de muerte a Alberto Pérez González con un… “¡Te voy a reventar!”.
En el colmo del cinismo, Juan Carlos Corvera todavía inventó un contrato de arrendamiento de unos cuartos que están en la parte alta del restaurante –arriba de la zona de cocina--, donde vivía y donde tenía todo descuidado, para no salirse, pero también de ahí fue sacado por la ley.
LUPITA Y PEPE BEJOS, LOS SOCIOS
Y como en ese tiempo ya estaban como “socios” o subarrendatarios Lupita y Pepe Bejos, se sintieron humillados e inventaron que fueron desalojados ilegalmente, y hasta denunciaron que los inspectores del Ayuntamiento se habían prestado a colocarles sellos de clausura. Lo que sucedió es que el nuevo dueño dio de baja momentáneamente la licencia y ellos ya no contaban con este documento.
No obstante, a la fecha Guadalupe Bayardi se la pasa difamando a Alberto Pérez y lo pone como quien la despojó del restaurante, cuando no fue así, ya que ella ni era dueña, ni mucho menos su marido, sino que aceptaron aliarse con Juan Carlos Corvera por una vieja deuda que Luis Wulff tenía con Pepe Bejos, es decir, lo hicieron para perjudicar aún más a Wulff, y terminaron por ser ellos los perjudicados.
Ya en el mes de agosto del 2016, la Junta de Conciliación le entregó la posesión del inmueble a Alberto Pérez González y es cuando vuelve a operar “El Dorado” con nueva administración y con nueva imagen.
Juan Carlos Corvera, por su parte, se amparó ante la medida ejecutada por la Junta de Conciliación y Arbitraje –es decir, el remate—con el pretexto de que no fue notificado legalmente, pero ya perdió el primer amparo, sólo resta el segundo, “que seguramente perderá” confió a VALLARTA UNO el titular de la Junta.
A su vez, Luis Wulff, consultado al respecto, confirmó toda esta información y agregó que además el obtuvo una ganancia extra por “el guante”, al referirse al uso de la marca “El Dorado".