Que aun no hay fecha para que Gustavo González Villaseñor asuma la presidencia del Comite Directivo del PRI. En tanto, el también diputad local recorre el municipio, agenda encuentros con priistas, se va a las fiestas de rancho donde lo requieren y para la gorda. Nos dicen que este primer lunes del año fue de la mano del legislador federal al edificio de la UNIRSE para buscar platicar con funcionarios estatales. Lo curioso es que hemos recogido testimonios, pláticas de amigos de Gustavo, que se quejan de que nomás recuperó el control del partido y ya no les contesta ni las llamadas telefónicas. Hace mal Gustavo, pues esconderse no es la mejor forma de granjearse los apoyos para sus propios fines porque de que tiene proyectos políticos los tiene. Y nos dicen que ha presumido que nada lo detendrá, así es que bien le podemos recomendar a Chabelo que le cierre las puertas de la oficina de Andrés, no vaya a ser que se apodere de la administración de todo el edificio, y hasta Lucas, Cesar Langarica, pague las consecuencias. Que no se le olvide a Gustavo que en su closet tiene muchos cadáveres enterrados y sus amigos se preparan para exhibírselo en el momento político mas importuno. ****** El que presume recibió buen el año es el dirigente local del Movimiento Regeneración Nacional, Oscar Ortiz Pérez. La visita se recibió en Bahía de Banderas, pero Oscar fue parte del contingente que se había preparado con antelación para darle la bienvenida al dirigente nacional de Morena, Andrés Manuel López Obrador.****** Otro del que nos dicen se ha subido al ladrillo, es Jorge Luis García Delgado. En su oficina se porta atento pero cuando le hablan por teléfono nomás ve su aparato y no contesta. Pero, que a nadie asombre esto porque en la campaña de Adrián Méndez, otros miembros del equipo decían que “el gio” también desatendió a sus amigos y les hizo perder simpatías. Por lo pronto, hay que recomendarle a su jefe Cesar Abarca Gutiérrez que le de sus jalones de orejas.****** Por cierto, la noticia del día difundida por el Seapal tiene que ver con que el pago en derechos por incorporarse a la red del Seapal no tendrá incremento para el 2014. Eso se anunció en uno de sus acostumbrados boletines que redacta Luis Hernández. Que todo es “para fomentar la inversión y el desarrollo”. Quedan exentos los sectores domésticos, comerciales e industriales.
Por Gerardo Sandoval Ortiz
El arribo del Año Nuevo se recibió con la noticia del fallecimiento de Gilberto Virgen Salcedo, un personaje de esos que bien puede ser distinguido como “hijo predilecto de El Pitillal”. Familiares y amigos, particularmente los cetemistas lo despidieron este primer fin de semana del año.
Sus vecinos siempre se refirieron de él como una persona sensible y dispuesta a ofrecerles cualquier ayuda. Sensible y sociable. Hizo historia al frente del Sindicato de Oficios Varios, adherido a la CTM, la cual le fue de valía para granjearse reconocimientos y le permitió ser considerado por su central obrera y alcanzar una regiduría en el trienio1995-1995.
Gilberto Virgen fue uno de esos amigos que dejan profunda huella. No se recuerda de él malos momentos, sino es acaso alguna vez que expresó al autor su malestar por las bromas personales del reportero Cesáreo Martínez Torres. Aquello ocurrió en la casona árabe de Fernando González Corona, allá por Playas Gemelas. Eran días de cuando gobernaba la ciudad el empresario de los tiempos compartidos y procuraba ganarse las simpatías del regidor sindicalista. Sin embargo, Virgen Salcedo asumió como regidor siempre posiciones infranqueables, firmes y leales a sus convicciones e intereses de su partido y su CTM. Cuando en su momento se discutió y votó en el pleno del Cabildo presentar denuncias judiciales contra el jerarca de la CTM, Rafael Yerena Zambrano, fue el único regidor priista en oponerse. Hubo por ahí un voto de abstención, pero el resto votó a favor de enjuiciar a Yerena. Quizá esa sea la razón del por qué Sergio Arat Sánchez Cervantes, Hildeliza López, María Inés Francia Romo se apartaron del PRI apenas concluyó aquella administración. Gilberto en tanto recibía de vez en vez reconocimientos de sus partidarios, de Rafael Yerena y permaneció fiel al tricolor hasta el último día de su vida.
En cada oportunidad que el jerarca de la CTM, Rafael Yerena tenía, supo agradecerle ese gesto al dirigente sindical pitillalense. Lo hizo en privado y en actos partidistas. Sin embargo justo es decirlo, Sergio Arat Sánchez carecía de argumentación política para asumir la defensa de quien desde su propio partido, el PRI, le metió tantas zancadillas como pudo para impedir que Sánchez Cervantes ganara la presidencia municipal. El mismo sentimiento compartía María Inés Francia. Los dos tenían el respaldo moral del ahora, otra vez presidente del Comité Directivo del partido, Gustavo González Villaseñor. En la elección interna de aquella vez, Yerena impulsó al arquitecto Arturo Cervantes García, curiosamente familiar de Sergio Arat.
Se sabía desde hace varias semanas que Gilberto resintió problemas de salud que amenazaron su existencia. Afecciones en el corazón lo llevaron las primeras horas del nuevo año a ser internado en un hospital de la ciudad y ya no pudo recuperarse. A la casa donde vivió de la calle Madero, a una cuadra de la plaza principal de El Pitillal acudieron sus amigos para dar el pésame a su familia.
En los últimos años, Gilberto observó el transcurrir de los días en un rancho en las inmediaciones del caserío Tondoroque. Solía invitar a los amigos a sus gustadas jugadas de dominó. Ese juego de mesa era parte de sus pasiones que hacían más pasajero sus momentos. Disfrutaba el juego de dominó con un selecto grupo de periodista, sobre todo con Ricardo Barragán Ibarra, Luis Hernández López, Arnulfo Guzmán, y mas atrás, con Cesáreo Martínez Torres.
No se puede olvidar aquella imagen del rostro feliz de Gilberto cuando a media noche cruzó el umbral de la puerta del salón del hotel Camino Real, a mediados de 1997, cuando a Jorge Leobardo Lepe García en campaña por la diputación federal se le organizó cena para recaudar fondos. Aquel día Virgen Salcedo (“todavía”, bromeaba) había ganado sorpresivamente la elección por la presidencia del comisariado ejidal de El Coapinole al cortar de tajo el control total que por décadas ostentó la familia Villaseñor.
Ganada su propia fama y calidad humana de su persona en el síndico, saltó exitosamente a la política ejidal y pudo desplazar con cierta facilidad a los Villaseñor. El siguiente domingo después de su elección invitó a los ejidatarios y amigos a una comida en el restaurante campestre de Rafael Rodríguez y aquel convivio terminó en un zafarrancho. Rosendo Parra, el mismo que posteriormente lo relevaría al frente del ejido, se lió a golpes con Armando Villaseñor, éste acabó con en el suelo con el rostro semidesfigurado. “El chivo” y los Parra, familia de triste fama en toda la región, siempre le demostró lealtad a Gilberto y juntos hicieron un grupo político que casi dos décadas después ejercen el control total del ejido El Coapinole. Miguel Guzmán, Conrado Reynoso, los Rodríguez Herrera son algunos con los que hizo equipo político en el ejido.
Virgen Salcedo hereda una huella a su partido, al sindicato que fundó que difícilmente podrán igualar. Los ejidatarios también le deben mucho, sobre todo a quienes les enseñó a hacer política mas allá del núcleo ejidal. A Rosendo Parra, a Miguel Guzmán los llevó de la mano a círculos externos del ejido. En el restaurante Azabache, al autor se los presentó, no como guaruras que parecían dar la apariencia, sino como amigos de toda la confianza. Los señores confiaron sus proyectos a largo plazo para consolidarse al frente el ejido. Y ahí siguen. Los discípulos le supieron aprender a Gilberto y se erigieron en torres que han sabido impedir el retorno de los Villaseñor. Armando y “El Mogo” Villaseñor, son dos de los primeros que mordieron el polvo ante el grupo político que fundó en el ejido Gilberto.
REVOLCADERO