Los empresarios que conforman este conglomerado saben que Jorge Villanueva se mueve por el rencor infinito que siente contra el alcalde con licencia, Arturo Dávalos Peña, pero, sobre todo, porque Dávalos no permitió que el médico priista impusiera en la Dirección de Turismo a su amiga, Lupita Bayardi, mejor conocida como Lupita Bejos; como tampoco dejó Arturo que Jorge controlara el Patronato del Centro Histórico de Puerto Vallarta.
Más adentro de sus emociones, a Jorge Villanueva también lo mueve un resentimiento social y político que trae desde que hace más de 20 años fue presidente de la Cámara de Comercio local y de ahí intentó ser, una y otra vez, candidato a la alcaldía de Puerto Vallarta, cosa que no pudo lograr. Su frustración le ocasionó incluso serios problemas de salud, por lo que se vio en la necesidad de irse a vivir unos años a Europa para sanar viejas heridas y extirpar un cáncer que lo carcomía poco a poco, el cáncer de la política.
Sin embargo, unos años después reapareció en el escenario vallartense sólo para volver a frustrarse aún más, al no poder ganar –en dos ocasiones—una elección como candidato a diputado, primero a la legislatura local y después en un doloroso fracaso al querer ser legislador federal.
EL PREMIO DE LA AMARGURA
No obstante, a sus lamentables amarguras, Jorge Villanueva fue diputado local plurinominal en la LVIII Legislatura, justo cuando el Congreso del Estado –el 19 de agosto del 2008-- inició un proceso de juicio político contra el ex alcalde priista, Gustavo González Villaseñor y todos los nueve ex regidores tricolores que acompañaron a Gustavo en el Ayuntamiento Constitucional 2004-2006.
Hay que recordar que empresarios locales encabezados por el dueño del hotel Buenaventura, Abel Villa, solicitaron al Congreso que abriera un periodo de instrucción de juicio político contra Gustavo y los entonces ediles priistas, por haber autorizado el cambio de uso de suelo y autorizar los complejos inmobiliarios Grand Venetian y Punta Península, de Elías Sacal y Felipe Tomé, respectivamente.
La denuncia tenía sustento legal y estaba debidamente elaborada porque Gustavo y sus regidores cambiaron el uso de suelo mediante engaños y permitieron que se edificaran las torres más grandes que tiene Puerto Vallarta actualmente, una de las cuales, la de Península, se ha prestado a fraudes inmobiliarios y malos tratos a los condóminos, como ya lo hemos documentado en otros escritos.
No sólo eso, detrás de Península estaban los hijos de la ex primera dama en el gobierno de Vicente Fox, Martha Sahagún, quienes utilizaron a su arquitecto favorito para levantar las torres que hoy vemos al lado norte de la desembocadura del río Pitillal, allá en la playa del Holly.
ALZHÉIMER PREMATURO
En ese entonces –estamos hablando a más de 10 años de distancia—a personajes desmemoriados con Alzheimer prematuro como Jorge Villanueva no le importó la agresión al entorno urbano de Puerto Vallarta, por el contrario, minimizó la violación a leyes y reglamentos y, desde la tribuna de la LVIII Legislatura, lanzó un discurso incendiario en defensa de Gustavo González Villaseñor para que no le fincaran el juicio político y no lo inhabilitaran para ocupar cargos públicos, al menos por los siguientes 10 años.
Jorge Villanueva se comportó como una cortesana que sube al púlpito para defender su oficio y arremeter contra quienes denunciaron al pecador, en este caso a quien violó cualquier cantidad de disposiciones urbanas para darle entrada a la construcción de esos edificios que cambiaron para siempre el entorno urbano y la imagen de Puerto Vallarta.
Ah, pero como se trataba de defender a un priista, no le importó nada, ni inmolarse públicamente; la intención era impedir el juicio político a como de lugar, lo demás, es decir la violación a las leyes en la materia, eran pecata minuta para a Jorge Villanueva, quien se movió como pez en el agua para que finalmente el jurado de sentencia en el Congreso desechara el juicio y el caso se archivara como asunto concluido.
Y no crea usted que no procedió el juicio contra Gustavo por estar mal planteado técnica o legalmente. No, el asunto por el que no se enjuició a Gustavo fue porque faltaron dos diputados a la mera hora de la sesión del jurado de sentencia –entre ellos el panista Gustavo González, homónimo de nombre y del primer apellido de Gustavo González Villaseñor—y se necesitaba mayoría para hacerlo. En esa ocasión sólo asistieron 27 legisladores, 15 votaron a favor de que sí se fincara el juicio político y 12 sufragaron en contra.
LA DOBLE MORAL… O EL MIL MÁSCARAS
Desde luego, Jorge Villanueva fue uno de los que votó en contra de que se aprobara el juicio político contra Gustavo y nueve ex regidores por sus implicaciones legales al autorizar un acuerdo de cabildo contrario a derecho para que se pudieran construir las mencionadas torres.
Por eso, hoy llama la atención la doble moral de Jorge Villanueva, que siendo diputado defendió acciones que afectaron para siempre la imagen de Puerto Vallarta, pero cuando regresó a su área de confort como empresario –y más aún como presidente de la Asociación de Empresarios de Puerto Vallarta y Bahía—se ha dedicado a querer combatir lo que antes aprobó.
Mucho cuidado deberá tener en Bahía el alcalde Jaime Cuevas, trae una serpiente pisándole los pies.
Pero bueno, lo malo es que el doctor Villanueva ha equivocado el camino, y al tener una cola muy, pero muy larga que le pisen, se ha refugiado en su amigo de toda la vida, el dueño del periódico Vallarta Opina, Luis Reyes Brambila, para desahogar sus frustraciones y criticar –casi todos los días—todo lo que tenga que ver con las acciones del gobierno municipal, en particular contra Arturo Dávalos Peña.
EL DEPA DE LUIS REYES EN BAY VIEW GRAND
Por cierto, sabrán ustedes que Luis Reyes Brambila no le dio prácticamente espacio a las denuncias de Abel Villa y otros empresarios contra los proyectos Península y Grand Venetian en su momento, porque siendo el “rey de los intercambios” (usted sabe, inserta anuncios en su cada vez menos leído periódico a cambios de bienes y servicios, o, dicho de otra forma, a cambio de dádivas, prebendas o canonjías del sector empresarial) negoció un condominio en el desarrollo Bay View Grand que está en la calle Albatros 625, a cambio de publicidad en el Vallarta Opina; así, durante varios años, todos los días, aparecía en la contraportada del diario una página a todo color de ese complejo inmobiliario, cuyo dueño es el mismo del Grand Venetian, es decir, de Elías Sacal Cababie.
Así fue como Luis Reyes Brambila se hizo dueño de un departamento que cuesta miles de dólares, una fortuna para un señor que está acostumbrado a vivir de los intercambios sin importar poner en entredicho su línea editorial, y por supuesto la credibilidad de su periódico.
En este contexto, permítanme decirles que de la noche a la mañana –casi, casi por obra del espíritu santo--, Jorge Villanueva se convirtió en un “ángel salvador” de Puerto Vallarta, y defiende con “estoicismo” cualquier proyecto que no le guste, como el de unas torres que se anunciaron construir en Marina Vallarta.
Pero ha sido tanto su ahínco, rencor y uso mediático del asunto por parte de Villanueva --un raro extremismo que raya en lo patológico-- en sus declaraciones, que los empresarios de Marina mejor han optado por dejarlo a un lado, pues ven que sólo quiere usar el tema para atacar a la autoridad municipal y politizar las cosas en favor de su partido. Ya no lo quieren, comienza a apestar por sus posturas anacrónicas y su facilidad para engañar a todo el que se deje.
LA PRIMERA ESTOCADA Y UNA MISTERIOSA MUERTE
Por eso, hace unos días le dieron la primera estocada a Jorge Villanueva, al marginarlo de una reunión entre residentes y empresarios de Marina Vallarta y el Ayuntamiento, donde se logró avanzar para llegar a un acuerdo que pondera la queja de los vecinos a fin de que un desarrollo inmobiliario que se pretende construir de 11 pisos se haga sólo de ocho y se respete dicha altura.
El acuerdo –por el que Villanueva y Gabriel Igartúa hicieron el berrinche de sus vidas—también contemplaría que la Asociación de Residentes de Marina Vallarta se desistan de un juicio de amparo que se ventila en el Juzgado Noveno de Distrito, bajo el expediente 788/2017 y que se promovió contra dicho proyecto de las dos torres.
De esta manera –ya sin los belicosos argumentos y manipulaciones de Igartúa y Jorge Villanueva--, tanto el Ayuntamiento como la Asociación de Residentes de Marina Vallarta privilegian el desarrollo urbano y turístico de Puerto Vallarta, y por supuesto, el progreso del destino y la generación de empleos.
Sin embargo, en todo este tema surge un prietito en el arroz, algo muy, pero muy espinoso que deberá investigar la autoridad correspondiente a fondo. Y es que el presunto dueño del proyecto de las dos torres de Marina Vallarta murió en circunstancias todavía nada claras el 05 de marzo pasado, al supuestamente caer de un segundo piso en un edificio donde vivía en la colonia Emiliano Zapata.
Quienes conocían a este hombre fallecido, hablan de que alguien pudo haberlo matado y aventado para parecer que fue una muerte accidental, por el cúmulo de intereses que había en torno al proyecto de Marina y los enemigos gratuitos que se echó a la bolsa.
En cuanto a Jorge Villanueva, seguiremos informando porque tiene otro asunto donde fue cómplice por omisión al saber de una ejecución de un sujeto cuyo primer atentado llegó hasta su hospital CMQ y no denunció lo que sabía.
Unos días después, mataron al paciente de Jorge Villanueva.
Por eso, hoy lanzamos la pregunta: ¿Para usted qué es Jorge Villanueva, un personaje que se inclina por el gatopardismo, lo lampedusiano o es un mil máscaras? (Foto/Facebook)