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Lunes, 13 Agosto 2018 11:03

La nefasta “onda grupera” del PAN; una de sus figuras, David Cuevas

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Por Gerardo Sandoval Ortiz

“Yo no soy de la onda grupera”, declaró en una entrevista Ignacio Guzmán García cuando en 1997 hacía campaña para ser candidato del PAN a la alcaldía.

Este fin de semana El Universal publicó una entrevista con el ex gobernador de Baja California, Ernesto Ruffo Apple y tituló: Onda grupera metió en crisis total al PAN”.

Lo anterior nos llevó irremediablemente a aquel título de portada en Tribuna de la Bahía hace ya dos décadas.

En el Partido Acción Nacional sus militantes siempre han  sabido que el peor de sus males se ubica en la agrupación que por afinidad e intereses, a veces por linaje y muy raramente por convicciones, se alinean en grupos políticos. En el PRD les llaman tribus. Es lo mismo. Esos grupos también se hallan en el PAN del estado. La presencia de la militancia en Puerto Vallarta también es grupal.

Cuando al interior del partido se debatía para hacer un esfuerzo y seleccionar a sus mejores cuadros para las candidaturas, la imposición de candidatos mató la efervescencia blanquiazul. El grupo y sus asociados que pululan en los controles del partido y sus órganos directivos se quedaron repartieron las candidaturas plurinominales a las diputaciones locales y candidaturas a la alcaldía. En ese proceso decidido no en convenciones municipales ni distritales ocurrió el último éxodo de panistas.

No hubo convención estatal para elegir al candidato a gobernador. Los dueños del partido ofrecieron a Miguel Ángel Martínez Espinosa en condiciones tan ventajosas cono la de pedir mano él para designar candidatos a las alcaldías. En el paquete de las imposiciones estaba Puerto Vallarta. Saúl López Orozco fue el beneficiario.

Nacho Guzmán es quizá la segunda víctima de la onda grupera del panismo vallartense. En diciembre de 1994, el ingeniero Humberto Jiménez Rosales se inscribió para intentar disputarle al empresario Fernando González Corona la candidatura. Los grupos se habían acomodado de tal forma que menospreciaron a una de los fundadores locales de ese partido porque el jerarca del partido, el ya fallecido don Guillermo Ruiz Vázquez así lo decidió.

Lo de Nacho Guzmán ocurrió al siguiente proceso. González Corona había ganado la alcaldía y saltó a la diputación federal en abierto desdén a la ciudadanía que votó por él para alcalde. En ese proceso interno, González Corona reajustó los grupos y estos se alinearon para apoyar a David Cuevas García.

Le causó cierto disgusto a González Corona aquella portada debido a que él dispuso ir con David Cuevas, a quien desde aquellos tiempos daba trato de ser un peón más. Hoy, David Cuevas está al frente del holding de medios masivos electrónicos del magnate de los tiempos compartidos.

Aquella invasión de los barbados del norte, quienes le dieron pragmatismo y triunfos electorales al PAN por todo el país se reflejó acá en las figuras de González Corona y de David Cuevas, el hermano mayor de Juan José “el peri” Cuevas. Con ellos el PAN inició su declive. Hubo un tercer alcalde, Pedro Ruiz Higuera. Pero éste fue un candidato sustituto. Un mes antes de la elección, murió en extrañas circunstancias el abanderado electo por la mayoría de la militancia en una convención. También venía del norte, del norte de Sinaloa, del norte del país. Rodolfo Domínguez Valle murió y  cuatro días después, el Comité Directivo Estatal designó a Pedro Ruiz como el candidato. Pedrito representaba el ala doctrinaria del panismo. A él lo acusan de haber propiciado la caída del panismo y de menos, entregó la alcaldía al priista Gustavo González Villaseñor en 2003.

El PAN no ha muerto solo. Se inmoló y sus verdugos son la militancia. Como diría una de las máximas de David Cuevas, el pluricanibalismo los acabó. Fueron de época las escaramuzas de David Cuevas que jamás pudo hacer equipo con el panismo tradicional. ¿Por qué? Pues porque David Cuevas lidereaba a un grupo propio. Ese grupo hoy se mueve en el Movimiento Ciudadano y el alcalde reelecto, Arturo Dávalos Peña fue uno de ellos.

En el párrafo anterior se intenta exponer que la afirmación de Nacho Guzmán, la de “no soy de la onda grupera”, la dedicó a un David Cuevas quien alegremente alienta en donde se localice posiciones de grupo. Ahí está, por ejemplo, el desgreñadero cotidiano entre el personal de la CPS, la Compañía Periodística Californiana. Ahí truenan los chicharrones de David Cuevas y por otro lado, los de David Rojo Reyes.

Si don Amlo pretende la cuarta transformación del país, el panismo apunta a su enésima transformación. Sucede que lo del PAN, la urgencia es una refundación política pero interna. Deberán redefinir el rumbo de su democracia interna. Si siempre les función la democracia representativa, elegir por voto directo de su militancia a cada uno de sus candidatos, incluyendo los pluris, si dilema uno sería ese, elegir en convenciones y voto directo y convocar mediante una “invitación” a sus prospectos a cargos de elección popular.

La democracia del PAN le había permitido tener bajo cierto control a los quien gustó atragantarse con las candidaturas de partido. La democracia permite construir determinados equilibrios internos y alivianar la convivencia interna de sus grupos. Cuando ganaron el poder, perdieron el partido. Ese era el mayor temor de un Felipe Calderón Hinojosa, acaso el mayor ejemplo de lo débil que se puede ser cuando del partido se toma por asalto el poder. Desde Los Pinos, Calderón controló el partido y el equilibrio de fuerzas internas se esfumó dando forma a una dictadura panista.

A la elite del PAN le urge necesariamente legitimidad y construir consensos en sus liderazgos. La legitimidad la concede la mayoría de quienes forman parte de la militancia por una razón central, porqué el PAN como partido político, es un ente público y quien o quienes ostenten su representatividad, presidente, secretario otros miembros de sus comités directivos, son una figura del poder público. No toda figura pública es sinónimo de poder público. El último es el único obligado a la legitimidad.

Militantes y simpatizantes se han indignado por los excesos de sus líderes. El punto no es si han sido excesos más allá de los límites de la legalidad. A Ricardo Anaya y su grupo les achacan los “moches”. En la reciente campaña, ese fue el arsenal del fuego amigo, primero y después, se convirtió una de las armas de los adversarios de Anaya, de don Amlo y de José Antonio Meade. A estos le proveyeron de ese arsenal justamente los panistas enemigos, esos verdaderos sí enemigos.

El PAN se fue en picada cuando la elite en cada uno de los tres niveles, nacional, estatal y local, trajo a lo cotidiano conductas inmorales. Todo lo tomaron de un partido, el PRI. el panismo presumió pretender vivir con la austeridad de la sencillez. A eso se le llama cinismo. Los de dobla cara, dirían otros. Gente de dobla moral, dirán otros. Panistas mochos es otra definición.

 El cinismo es mucho más antiguo que el panismo. Antes de la era de Cristo vivió un filósofo griego, Antístenes, y éste comandó a un puñado de jóvenes a los que llamó “los cínicos”. Decían detestar lo cotidiano y rechazaron los estándares inmorales de la época. Sus aspiraciones y modo de vivir fueron las mismas que la sociedad de su época. A eso llegó el “cinismo” y “los cínicos”. Aquella doctrina no trascendió pero heredaron la denominación más vigente en la clase política de hoy.

Ojalá y don Amlo no tome la filosofía de Antístenes y acabe por gobernar con el sello de sus antecesores. Habrá sido el último de los cínicos, uno más de la pandilla de revoltosos, los cínicos, el significado de “perro”.

Ya por lo menos Arturo Dávalos gobernó imprimiendo un estilo humilde en el discurso y en los hechos. A Enrique Alfaro estamos por verlo. Con él nosotros no somos optimistas.

 

Revolcadero

 

Un juez oral en Tepic firmó ayer la orden de vinculación a proceso al ex titular de Seguridad Pública en Bahía de Banderas, Ricardo Guerra Sánchez. Es el proceso por la desaparición forzada de Salvador “Chavita” Macías Valdez en su última audiencia procesal. Antes de él, ocurrió lo mismo con otros tres detenidos, entre ellos el responsable de los asuntos jurídicos de la Policía, Pedro Minjarez. Dado el desarrollo del proceso en la semana, abundan las evidencias para sostener que el juez ha hallado el hilo conductor que asocia a diversos funcionarios, por lo menos una docena, en el extraño suceso del activista de Morena y ex regidor. Quienes saben del caso, han adelantado que en la lista negra hay otros cuatro personajes conocidos en el vecino municipio por el caso de “Chavita”. ***** La semana pasada la Secretaría de Cultura del estado declaró Patrimonio Cultural el centro de Puerto Vallarta, todo lo que se ubica dentro del polígono del llamado Fundo Legal de Puerto Vallarta. En esencia es pueblito, sin duda uno de los atractivos por el cual cobra fama mundial el destino. Debió pasar 100 años para que Las Peñas merezca reconocimiento de la autoridad estatal y su centro histórico se considere parte del inventariado del patrimonio cultural del estadio. Con el reconocimiento vienen cosas positivas. Por ejemplo, se pueden tramitar apoyos extraordinarios que permiten dar mantenimiento y salvaguardar la imagen arquitectónica de Puerto Vallarta. Éste tipo de decretos facilitan el acceso a recursos para destinarlos a proyectos de conservación y mantenimiento de edificios que ahorita mismo están en juinas. Ejemplo de fincas antiguas en franco deterioro son muchos. ****** El fundo Legal consta de poco más de un medio centenar de hectáreas. Por años ha sido motivo de ensayos jurídicos y que se recuerda, no ha habido de conclusiones que definan a plenitud el enredo jurídico de la arcaica y porfiriana figura de posesión de tierra urbana. El Censo Enfitéutico, como definen al Fundo Legal, inhibe una transacción mercantil de quien posee la propiedad. Hasta hace dos décadas sostenían los notarios que el Fundo alejaba la inversión. Por lo menos maniataba a las autoridades al momento de ejercer prácticas recaudatorias. Carlos Castro Segundo y Enrique Torres Pérez, y otros fedetarios solías sostener acalorados debates públicos. Recordamos que hace poco menos de diez años, el  abogado Miguel Ángel Rodríguez Herrera presentó al pleno del Ayuntamiento una iniciativa para emprender un concienzudo estudio que definiera al menos un procedimiento correcto para aplicar impuestos.

 

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