Las expectativas del nuevo Ayuntamiento son enormes, como también son grandes, muy grandes sí, los retos que va a enfrentar el profesor Luis Michel, sobre todo porque los ciudadanos quieren ver un cambio profundo en la forma de gobernar y, sobre todo, en la conformación del gobierno municipal.
De entrada, el nuevo alcalde se va a enfrentar con el llamado “fuego amigo”, en virtud de que ya son varios los regidores electos que están metiendo las narices en todo y se creen con derecho a proponer los nombramientos que sólo conciernen al presidente municipal y o al pleno del Ayuntamiento, lo que antes conocíamos como Cabildo.
Y anote usted dos nombres para que no se les vaya a olvidar, porque van a dar mucho de qué hablar en los próximos días; uno es Pablo Ruperto Gómez Andrade y la otra es Sara Mosqueda, ellos son dos regidores electos que andan como chivos en cristalería queriendo meter a sus amigos y allegados a los principales puestos del próximo Ayuntamiento.
De hecho, se habla ya de un distanciamiento entre estos dos regidores morenistas y el profesor Luis Michel, por lo que no hay que perderlos de vista.
Por lo demás, todos esperamos que el profesor Luis Michel dé un golpe de timón, se aguante lo más que pueda, aunque duela en lo sentimental, y no haga lo que han hecho otros alcaldes electos, que ponen a sus amigos y compadres en las mejores direcciones del Ayuntamiento.
La prueba de fuego va a estar en dos direcciones que siempre son importantes, neurálgicas sobre todo y que tienen su peso específico –por aquello de la corrupción por supuesto—la de seguridad pública, y la de Reglamentos Municipales.
Ya no queremos imposiciones ni recomendados… Con subrayado y negritas… ¡Ya no queremos imposiciones ni recomendados!
