Fernando Coca Meneses estuvo en Puerto Vallarta el pasado jueves 13 de octubre en la biblioteca Los Mangos, donde un concurrido público, --donde destacaba la ex senadora Eva Contreras--, preguntó al periodista sobre la responsabilidad de Claudia Sheinbaum en la tragedia del 03 de mayo.
La respuesta fue contundente: Sí. Y Coca Meneses lo subraya claramente en su libro, donde dice que fue la falta de mantenimiento lo que provocó que se cayera la trabe justo en el momento en que pasaba uno de los trenes de la línea 12 del Metro.
Claudia Sheinbaum contrató una empresa noruega, DNV (Det Norkske Veritas) para que hiciera una investigación externa sobre las causas del desplome de una de las trabes. Dijo que era una empresa con reputación internacional, la elogió al declarar que se trataba de una empresa solvente, confiable y fuera de cualquier conflicto de interés, señala Coca.
“DNV presentó dos avances preliminares –puntualiza Fernando Coca en su libro--, uno el 16 de junio y otro el 08 de septiembre de 2021. Sin embargo, el definitivo, aquel que presentaría las “causas-raíz” que debía presentarse en septiembre, se retrasó ocho meses y el Gobierno de la Ciudad no lo había querido recibir.
Hoy sabemos que la razón de la dilación es que Sheinbaum no aceptó las conclusiones de los técnicos, específicamente aquella que señala la falta de mantenimiento como una de las determinantes del accidente que les costó la vida a 26 ciudadanos.
Confrontada con la verdad, prefirió desprestigiar a la empresa que ella misma calificó como solvente, confiable y fuera de cualquier conflicto de interés.
Esperábamos otra conducta, porque la jefa de Gobierno se presenta como la candidata inevitable y única de un movimiento cuya esencia es la promesa de no mentir, no robar y no traicionar; se falta a la verdad”, señala Coca Meneses.
En la charla con los invitados a la biblioteca Los Mangos, el comunicador deslizó un dato sobre este asunto que debería hacernos reflexionar en que la corrupción no se ha ido: Que el gobierno de la Ciudad de México pagó dos mil 500 millones de pesos en un juicio por una demanda que habría hecho la propia empresa noruega DNV, al parecer porque el gobierno de Claudia Sheinbaum no aceptó el dictamen definitivo, donde se puntualiza que el accidente se debió a la falta de mantenimiento de la línea 12 y no la falta de pernos, ni errores en la construcción; versión, por cierto, que promovió la propia Sheinbaum Prado para salvaguardar su interés político.