No sabemos a qué está jugando el Partido Revolucionario Institucional, pero no creemos que a ganar, ya que desperdiciaron una vez más la gran oportunidad que les otorga la sociedad vallartense para conformar una planilla de hombres y mujeres destacados, profesionistas, que formen parte de la sociedad civil o cuando menos de colegios y asociaciones de ingenieros, arquitectos, abogados etc.
Por el contrario, recurrieron otra vez a la anquilosada y desgastada práctica de imponer candidatos a regidores como producto de las cuotas de poder y de los llamados sectores del PRI.
Por si esto fuera poco, la militancia del PRI en Puerto Vallarta tiene que soportar que les metan, así literalmente, que les metan a personas que nada abonan a un proyecto político y que ponen en riesgo, sin duda, un eventual triunfo del candidato Andrés González Palomera.
Personajes como Abel Chávez Galván, que no sólo es una imposición del actual diputado federal, Enrique Aubry del Partido Verde, SINO QUE ADEMÁS TIENE ENTRE SUS antecedentes el haber sido el principal promotor de la candidatura independiente del doctor Francisco Sánchez Peña, es decir, jugó contra el PRI, pero va en la planilla del PRI.
Otra persona, mujer esta, que impusieron a costa de lo que sea, fue la licenciada Felicitas Rubio, la esposa ni más ni menos que del actual regidor priista, Miguel Ángel Yerena Ruiz, mejor conocido como Tito Yerena.
Imagine usted el escenario en un día de asueto, o en la intimidad, el esposo prometiéndole una regiduría a la esposa.
Pero así son algunos políticos, se atreven a pasarse la estafeta hasta entre maridos, ahora sí como un auténtico maridaje político.
Qué pensará el electorado de este tipo de imposiciones, qué idea le debe de quedar luego de ver que un Tito Yerena termina su regiduría en el Ayuntamiento, pero se la pasa a su esposa en la próxima administración, en caso de ganar.
Qué debe pensar el ciudadano común y corriente cuando lo invitan a votar por una planilla donde le imponen a un personaje como Abel Chávez, que ni siquiera vive en Puerto Vallarta, que fue traído de Guadalajara, para que lo represente en el Cabildo, y sobre todo, qué piensan los priistas.
El PRI sigue enfermo, y el mejor ejemplo, es una planilla llena de compromisos de grupos de poder, no una planilla que represente el interés de los ciudadanos.
