Catherine Mary Teresa O’Lear salió absuelta y libre de toda culpa por el delito que le imputaban –que era la figura de fraude genérico--, gracias a que un juzgado de distrito le concedió un amparo y que al ser revisado el expediente 115/2009-A por el juez Tercero de Distrito en Materia Penal se dio cuenta de las inconsistencias que se generaron en el Juzgado Segundo de lo Penal de Puerto Vallarta y decretó su libertad.
Fue de esta manera que un Juzgado de Distrito determinó que la canadiense era inocente y que no había delito que perseguir, por lo que el asunto fue sobreseído y ella pudo recuperar su libertad.
LA MENTIRA DE EMILIANO
Y aunque este asunto ocurrió hace poco más de nueve años, Catherine Mary Teresa O’Lear todavía sufre las consecuencias de una mentira orquestada por el empresario Emiliano Macías, cuyo principal trabajo es operar empresas que se dedican al outsourcing para burlar impuestos, toda vez que su nombre (el de la canadiense) aparece constantemente en los principales buscadores de Internet como una persona que cometió fraude en Puerto Vallarta, sin que esto sea cierto.
En ningún buscador de la red se señala que Catherine Mary Teresa O’Lear salió absuelta como en realidad fue; que es inocente y que se cometió una verdadera injusticia al ser encarcelada en el año 2009, de ahí la importancia de esclarecer este caso y decir la verdad, pues hasta para solicitar empleo la rechazan por estos hechos, lo cual nos habla de los daños y perjuicios que se cometen contra algunas personas al señalarlas de algo que no hicieron.
LA HISTORIA
Cuando llegó a Puerto Vallarta, Catherine Mary Teresa O’Lear, una mujer rubia y de buen aspecto, despertó el interés de muchos por su talento para vender tiempos compartidos y también por su aspecto físico.
Ella trabajó para varias locaciones y empresas del llamado time share en este destino turístico; comercializó algunas ventas para el ex hotel Costa Vida Vallarta que después se llamó Howard Johnson y más tarde apareció en la firma PDS Marketing S.A de C.V.
Con el tiempo, conoció a Emiliano Macías –ya que él tenía la cuenta de varias empresas a las que les administraba el concepto de percepciones y salarios--y acordó con él manejar la nómina de los vendedores de tiempos compartidos que ya trabajaban para Catherine. Por esta prestación de servicios, la canadiense pagaba una comisión al señor Macías.
Todo iba bien… hasta que de pronto Emiliano Macías comenzó a hostigar de varias formas a Catherine, le daba regalos que ella rechazaba, la abordaba, la invitaba, etc.
LA ESTRATEGIA
Un mal día Catherine se atrasó un poco con el pago de la comisión que debería entregar a Emiliano Macías, y esto fue motivo suficiente para que el empresario del outsourcing comenzara a maquinar una estrategia para meter en problemas a la extranjera. Y lo consiguió, ya que la denunció por fraude genérico y de un día para otro la canadiense ya tenía encima a policías judiciales para arrestarla.
Catherine Mary Teresa O’Lear fue detenida arbitrariamente dentro de la tienda Liverpool de plaza Galerías mientras hacía unas compras en el mes de octubre del 2009. No le dijeron de qué se trataba el arresto, sólo se la llevaron por la fuerza, la humillaron, la presentaron ante el Ministerio Público y de una forma por demás rápida y expedita, la enviaron a prisión.
La trataron como el peor delincuente.
La mujer canadiense estaba embarazada cuando fue detenida, pero eso no les importó ni a los judiciales ni al Ministerio Público, mucho menos al Juez Segundo de lo Penal, quienes integraron la Averiguación Previa en cuestión de minutos para encarcelarla. Por el miedo, la presión, la ansiedad y demás, Catherine perdió a su bebé, pero nunca dijo nada, se quedó callada. Tenía miedo y prefirió no denunciar los hechos.
Sin embargo, el esposo de Catherine fue el que se movió y contrató unos abogados que, al principio hicieron mal las cosas, como el sedicente licenciado César Fregoso, quien sólo les quitó mucho dinero y los metió en más problemas.
EL AMPARO
Otros abogados tramitaron un amparo por las evidentes violaciones al debido proceso y el caso de Catherine se fue a una sala de juzgado de distrito en Guadalajara, donde como ya vimos, el juez encargado de revisar su asunto no encontró delito que perseguir y ordenó su libertad inmediata.
En el Juicio de Amparo 177/2010-1 concedido a Catherine, el Juzgado Tercero de Distrito en Materia Penal pidió a la Delegación Regional de Justicia Costa Norte que nombrara un perito en el área contable para que practicara un dictamen a las empresas de Emiliano Macías, con el objetivo de determinar si en el periodo comprendido entre el 01 de enero del 2006 al 31 de diciembre del 2007, existió un detrimento en el patrimonio de dichas negociaciones o empresas del señor Macías.
Las empresas que fueron revisadas por el perito en ese entonces son –o fueron porque constantemente cambian de razón social para burlar el fisco—Bravomar SA de CV; Comisiones de la Bahía SA de CV; Chactok SA de CV, Comisiones de la Marina SA de CV y Agencia de la Palma SA de CV; todas con domicilio en los condominios Playa de Oro del fraccionamiento Marina Vallarta.
Luego de dicha verificación, se habría emitido un dictamen en el que se confirmó que no hubo detrimento o desfalco en las empresas de Emiliano Macías, lo que fue determinante para que el Juzgado Tercero de Distrito ordenara la libertad de la canadiense.
En el fondo, Emiliano Macías habría inventado que Catherine le debía dos millones de pesos por concepto de “comisiones” y decidió denunciarla por delito fraude genérico.
Quizás el hostigamiento del señor Macías hacía Catherine y el rechazo de ella en lo sentimental, la llevaron a conocer el infierno que se vive en las cárceles mexicanas. Y todo por una mentira.
Aquí lo difícil es entender o comprender cómo funcionarios de la entonces Procuraduría y hoy Fiscalía de Justicia, se prestaron para llevar a prisión a una mujer inocente.
Y uno se pregunta: ¿Acaso esto no es también violencia de género?