Fue tanta la molestia por esta afrenta, que hasta el sacerdote que oficiaba la misma reclamó el oportunismo político de Luis Munguía, quien no respeta nada, ni si quiera a los católicos, por lo que las protestas no se hicieron esperar.
Le fue tan mal a Luis Munguía en Las Palmas, que hasta su edecán Melisa Madero tuvo que hacer de tripas corazón para etiquetar unos papelitos que traían para repartirlos entre los escasos asistentes.
Solo dando tumbos y vergüenzas ajenas, es como el diputado pretende ganar clientela electoral, sin darse cuenta de que en cada lugar que se para, las cosas le salen mal, mientras sus operadores ya no pueden llevarle más acarreados.
Sin embargo, debemos reconocer que es un maestro de la simulación y tiene labia para convencer a algunos incautos, como al subdirector de Desarrollo Social del Ayuntamiento, David de la Rosa, quien al parecer ya le anda jugando chueco a su jefe, pero eso lo comentamos en otro artículo.