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Jueves, 22 Mayo 2014 02:57

La responsabilidad del junior Destacado

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Por Gerardo Sandoval Ortiz

El suceso que costó la vida a Verónica Rodríguez Villalvazo, arrollada por una camioneta conducía por Andrés González González, a la postre hijo del representante del gobernador, Andrés González Palomera remitió al citar el no menos fatídico percance de marzo de 2009, cuyo participante fue José Guadalupe Rodríguez Solís, asistente personal y chofer de Francisco Javier Bravo Carbajal.

 

Más allá de que los dos accidentes viales se registraron por el libramiento carretero, el de “Pepe Muelas” a la altura de la colonia El Remanse, y el del hijo de González Palomera, a la altura de la colonia Lázaro Cárdenas, lo cierto es que no hay casos iguales en ninguna vialidad. Atraen la atención pública por el involucramiento de personas que se conducen bajo los reflectores públicos. El joven Andrés González hijo fue candidato a regidor en la planilla que encabezó Adrián Méndez González, ello apenas en la última elección local. Ser hijo del representante del gobernador Aristóteles Sandoval también influye en la atención. 

Cuando el tráfico suceso del colaborador de Javier Bravo, la indignación se generalizó gracias a que en horas se supo de las intenciones de ocultar la responsabilidad de Rodríguez Solís y a las complicidades desde la ate gobernante. No hubo inventos de nadie sino declaraciones contenidas en la causa penal que exhibieron las criminales decisiones de “criminalizar” a un amigo del grupo que rodeaba al alcalde, a Alexander Cortés López. Bajo amenazas, primero lo convencieron y luego trataron de obligarlo  a sustituir al real conductor del Cadillac que arrolló al a señora, Olga María Tapia Tirado y a su pequeña de 6 años, Sandra Paola Arce Tapia.

Tras casi tres años, un periodo turbulento en la política local, la sentencia de cuatro años y una multa de poco más de 68 mil pesos, no dejó satisfecho a la familia agraviada pero el responsable no escapó del todo a la justicia. Al final, se le tipificó y condenó por delito de homicidio culposo y abandono de personas. Los defensores del acusado evadieron agravantes y lo rescataron de la cárcel.

Pues bien, ahora ocurre lo del hijo de Andrés González, su cachorro de 28 años. A horas de saberse el caso, provocó reacciones de todo tipo. Unos, los indignados, exigiendo justicia, azuzados tal vez por interesados que se erigen en censores de la prensa al uso del catálogo de “vendidos” y “chayoteros”.

En tanto se ignoren detalles técnicos, se agoten testimonios y análisis de peritos en la materia, por el momento podrán imponerse sentimientos y juicios acelerados por pasiones que pueden apartarse de de una real justicia. Nada de raro será que actores de la política local se asuman como los paladines de la justicia y demandan pago justo.

Mas allá de exponerse como un acto de defensa a la parte acusada, González junior dio muestras de responsabilidad civil, o mas bien penal, al permanecer en el sitio del accidente y velar por la salud de su víctima. No huyó y por lo visto jamás intentó siquiera abandonar el lugar del percance. Y eso habla bien del muchacho y le resta agravantes. Tampoco se incluyó en las primeras actas consumo de alcohol u otras sustancias que altere su estado físico y le haya impedido evadir a la señora.

Sin embargo, hay otros datos que no escapan del escrutinio de las sospechas públicas. Las primeras informaciones presumen, más bien o consigan como ciertas, que el conductor conducía en exceso de velocidad. Esto es fácil determinar para un perito experto en la materia. No se sabe a ciencia cierta detalles precisos del acta iniciada por el agente de vialidad u otros oficiales que acudieron al sitio del trágico accidente. Todos serán daros a considerar en tanto se desahogue e expediente.

Un dato extra también debe indagarse. Hay versiones cuyo origen de le atribuye al agente vial en donde éste habría dicho a sus amigos que el conductor hablaba por teléfono celular al momento de atropellar a su víctima. Si es eso cierto, no pudo evadir a la persona. O bien, en el sentido invertido, si no hace uso del teléfono, pudo ver a la señora atravesar la avenida y evadir con una simple maniobra. La pericia del conductor, o el factor del exceso de velocidad, son aspectos a considerar al momento de las deliberaciones para resolver hasta dónde alcanza la responsabilidad del hijo del representante del gobernador.

El suceso se registró unos diez minutos antes de las seis de la mañana de este miércoles 21. Lo primero, antes de conocer aspectos elementales del cómo ocurrió todo, es escuchar condenas y juicios a quien esté a la vista de todos en la posición del juicio sumario. Sin duda debe existir alguna responsabilidad y ya serán los encargados de eso emitir su juicio condenatorio. O por qué no, al estilo de la justicia ala mexicana puede absolverlo de culpas. Lo último suena a o mas descabellado pero ningún escenario puede descartarse. Las decisiones que tome la familia de la persona fallecida también pueden ser determinantes para el juicio final.

Ahora, si se trata de emitir un anticipado juicio sumario, está bien. Un joven hijo de un influyente funcionario estatal, conduce en exceso de velocidad un automotor, se distrae por la principal arteria de la ciudad, arrolla y causa la muerte de una señora. No es simpleza. Es una brevísima síntesis que concentra lo hasta ahora sabido. La breve crónica no incluye la presunción desconocida si hablaba por teléfono. Tampoco se añade que el conductor no abandonó a la víctima y la auxilió. Si todo eso, es suficiente para demandar cárcel en la más alta pena, hagámoslo. Restemos al acusado el mas mínimo espacio para su defensa. No es así. La justicia, aun sea a la mexicana, no se aplica de esta forma. El acusado, por el menor de sus delitos, tiene derechos y no se le debe dejar en estado de indefensión. La justicia no debe ser injusta.

Que hay una responsabilidad, penal o civil, la hay. Pero el estado de derecho prevé penas o castigos para resarcir daños. Queda sobrentendido de que el muchacho asume esa parte.

Entonces, por remitirnos al suceso de José Guadalupe Rodríguez Solís, como a propósito nos recordaba un amigo, sí, parecen ser iguales pero en esencia se observa un mundo de diferencia. Es buena oportunidad para hacer escarnio del conductor, más aun de su padre, de una familia de políticos. Pero, y eso es un juicio personal anticipado, hay ausencia de elementos como para emitir juicios acusatorios y elevar la voz exigiendo cárcel para González junior. Conste, el padre es cliente del autor en sus locuaces comentarios. Pero no es tema como para endilgarle a él la responsabilidad de su consanguíneo.

Habrá un juicio. No hay duda. Ese juicio es el del ciudadano y es de valor incalculable, imposible calcular de momento. Lo saben los dos Andrés, padre e hijo. Deben saber que esos casos tienen consecuencia y las habrá. Lo primero, es cargar con la conciencia de una víctima el adversario político también estará ahí. Ni modo, gajes del oficio de una política en cuyo sistema los González son parte importante en la ciudad. De ahí no tiene escapatoria y lo pagarán. Claro, no se exime la responsabilidad penal, ejemplar para unos u otros por la simple razón que no se debe, y no debería aplicarse la ley a capricho, por fobias o prejuicios, de amigos o enemigos. Y por último buitres o no, el juicio político, los juicios de los políticos, estarán puntuales.

 

Revolcadero

 

Líneas arriba omitimos un dato adicional que no nos consta pero nos lo proporcionaron. Que el agente vial que tomo nota del atropellamiento de Verónicas Rodríguez Villalvazo consignó en un primer borrador que el conductor hacía uso de su teléfono celular. Naturalmente, el acto no nos consta pero es una versión. Pero que posteriormente se borró del acta circunstancial. El oficial de blanco es conocido por su mote “el tule” y nos dicen se llama Saturnino. Exponer tal identidad puede entorpecer ir a fondo y saber la veracidad dela versión. Si hubo una “orden superior”, pues simple  llanamente el dato se tomará como falso. Imposible que el oficia sea llamado y contradiga lo que ya consta en el expediente. Nadie está en posición de contradecir a sus superiores, no al menos en un asunto de suma gravedad como el que nos atañe e involucra a la familia del representante del gobierno del estado.***** El reporte de la policía municipal consigna:  “06:00 horas acuden oficiales de la Policía Preventiva a la avenida Luis Donaldo Colosio en su cruce con Paseo de las Palmas en la colonia Lázaro Cárdenas en donde se tuvo a la vista a una persona del sexo femenino que se encontraba recibiendo atención por parte de los Bomberos, misma que vestía pantalón de mezclilla y blusa en color rosa, siendo trasladada a la clínica 42 del Seguro Social debido a que presenta fractura en clavícula y posible traumatismo craneoencefálico. En el lugar se encuentra Andrés González de 28 años de edad, quien manifestó ser el conductor de la camioneta Pickup en color blanco, con placas del Estado de Jalisco, motivo por el que se procede con su arresto y puesto a disposición del agente del Ministerio Público, en tanto que el automotor fue remitido al corralón de grúas. ******El personal de vialidad, reportó de la siguiente: “05:50 horas acuden oficiales de la unidad 224 a libramiento carretero Luis Donaldo Colosio y la avenida Paseo de las Palmas en donde atendieron un hecho de tránsito (atropellado) en el que participó una camioneta Pickup en color blanco, con placas del Estado de Jalisco, conducida por Andrés González de 28 años de edad, quien quedó en calidad de detenido y puesto a disposición del Agente del Ministerio Público. Al arribo ya no se encontraba la persona lesionada, la cual fue trasladada a la clínica 42 del Seguro Social y se desconoce su identidad”.  La víctima falleció a eso del medio día.

 

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