Desde luego, el petardo lanzado por Luis Alberto Alcaraz es falso de toda falsedad, y sólo tiene una explicación del por qué fue escrito por este personaje que ahora quiere ser candidato a la presidencia del puerto por la vía independiente, pues sucede que en el fondo el famoso “Lagrimita” de Vallarta lo que quiere es provocar zozobra entre los seguidores del MC para generar una especie de río revuelto y ganancia de pescadores.
En otras palabras, el objetivo de Lagrimita es confundir a quienes lo lean y tratar de desestabilizar al equipo de Arturo Dávalos para que los miles de seguidores del alcalde crean que el asunto de la reelección ya está perdido y abandonen la causa de Dávalos. Además, el mentiroso personaje afirma que Guadalajara, en una reunión de “alto nivel” (sic), Raúl Padilla y Enrique Alfaro ya decidieron que El Mochilas sea el candidato del MC en Puerto Vallarta en el 2018.
Desde luego, esa reunión de “alto nivel” nunca se dio, sólo ocurrió en la imaginación de Alcaraz y o su retorcida fuente.
EL BORREGAZO
Es claro que Lagrimita Alcaraz López se saca de la manga un borregazo y lo lanza al ciberespacio para tratar de generar un escenario confuso en donde el MC se fracture, venga la escisión y se despeje el camino para que otros aprovechen el momento y surjan como “la mejor opción” para Puerto Vallarta.
No dude usted que previo a su escrito, Luis Alberto Alcaraz se haya reunido con ciertos personajes, incluyendo al mismísimo Mochilas y a los “dueños” del Partido Encuentro Social EN PV para acordar una estrategia cuyo único fin es debilitar y descarrilar la reelección de Arturo Dávalos Peña.
La desesperación del Mochilas es tal, que comienza a hacer pactos hasta con el diablo. Y no es para menos, los más de 24 mil votos que sacó Arturo Dávalos en el ejercicio de ratificación pasado tiene a punto del infarto a Ramón Guerrero junto con su séquito de iluminados.
Otro dato duro que no acaba por digerir El Mochilas es que las encuestas internas del MC y otras mediciones profesionales le dan una ventaja de dos a uno a Arturo Dávalos frente a Ramón Guerrero, algo así de 50 a 25 en la intención del voto; de ahí que Mochilas comience a dar patadas de ahogado y mande señales a todas luces manipuladas como el escrito de marras de Luis Alberto Alcaraz.
LA MENTIRA
El señor Alcaraz –como le gusta que ahora le digan para que ya no lo identifiquen como Lagrimita—es tan falso en su libelo, que implica a Raúl Padilla López en un supuesto acuerdo que no hubo. Desconoce Alcaraz que Raúl Padilla no ha dado línea por nadie, que va a apoyar, sí a Enrique Alfaro rumbo a la gubernatura, pero que no se va a involucrar en arreglos turbios como el que asegura Luis Alberto.
De hecho, hace unos días Arturo Dávalos tuvo una charla con Raúl Padilla López y éste respaldó el trabajo del alcalde de Puerto Vallarta, algo que puede interpretarse como un visto bueno para que haya continuidad en el gobierno.
Así las cosas, también es falso que Enrique Alfaro haya cedido a los chantajes del Mochilas, pues Alfaro tiene muy claro que le benefician más los 24 mil votos de Arturo Dávalos que un berrinche de Ramón Guerrero; por eso está de risa la estrategia “inteligente” de Alcaraz para tratar de desestabilizar el ambiente político de Vallarta con su petardazo.
Que le crea quien no lo conoce a Luis Alberto Alcaraz, un periodista acomodaticio, servil de los gobiernos priistas, carente de toda credibilidad. Todo lo que escribe tiene un fondo oscuro, turbio, avieso, negociado y, desde luego, pagado. No da paso sin huarache, y eso lo saben todos los que lo conocemos en Puerto Vallarta.
“EL SEÑOR ALCARAZ”
Además, deberíamos preguntarnos, con qué calidad moral escribe este famoso Lagrimita de Vallarta sobre asuntos políticos, máxime los que tienen que ver con el proceso electoral local, si él mismo se auto “destapó” como precandidato independiente a la alcaldía del puerto.
El sólo hecho que “El señor Alcaraz” quiera ser presidente municipal de Puerto Vallarta, lo deslegitima para elaborar este tipo de artículos y lanzarlos al aire, les quita validez a sus escritos, y sólo genera el mismo efecto que cuando alguien escupe al ventilador.
No hay que olvidar la máxima que dice que la mentira cae por su propio peso y la de Lagrimita… la de Lagrimita va en picada… ¡Qué barato!
