Muerto de hambre y con un chalequito color tinto desgastado, Luis Alberto Alcaraz hizo su aparición pública en esos tiempos como promesa de jefe de información de un nuevo proyecto periodístico denominado “Mercurio, el Diario de Vallarta”, propiedad del desparecido ingeniero Juan de Dios de la Torre Valencia.
Como ya lo hemos externado en otros artículos, Alcaraz traicionó el proyecto de Juan de Dios de la Torre porque el periodista sonorense, Gabriel Ibarra Bourjac (director entonces del diario) lo regañó delante de los reporteros. Humillado, se dio la media vuelta y se fue, como las sirvientas (con respeto para ellas), sin avisar.
Al día siguiente amaneció como columnista del periódico “Vallarta Opina” y desde ahí comenzó a meterse en todos los ámbitos de la política vallartense, al grado de hacerse muy amigo de otro ingeniero, de Rodolfo González Macías, quien fue nombrado director del Seapal por el entonces gobernador, Guillermo Cosío Vidaurri.
LAS CUITAS POLÍTICAS CON RODOLFO
Eran los años 90’s y Rodolfo González Macías entró al Seapal con un solo objetivo en mente: convertirse en presidente municipal de Puerto Vallarta, lo cual logró años más tarde.
Rodolfo y Luis Alberto Alcaraz se cayeron tan, pero tan bien, que alguna vez Rafael Yerena dijo que el problema de Alcaraz es que estaba enamorado del ingeniero González Macías, que por eso no salía de las oficinas del Seapal.
Lo cierto es que Luis Alberto no faltaba ni un día al Seapal, porque sabía que ahí había dinero, mucho dinero, y fue ahí donde comenzó precisamente a corromperse con todo tipo de regalos, obsequios, cortesías y convenios de publicidad a la palabra –de esos que no se firman y que son “valores entendidos” pero que se pagan con recursos públicos--, pues el ingeniero lo trataba muy bien y lo tenía como su “consejero” de cabecera.
Luis Alberto Alcaraz no solo sabía que Seapal era utilizado como plataforma política y trampolín también por Rodolfo González Macías, sino que se benefició en el proceso; y de qué manera, pues cuando Rodolfo llegó a la alcaldía de Vallarta, designó a Luis Alberto como Director de Comunicación Social.
LOS BENEFICIOS
Como también ya lo hemos señalado en otras columnas, Alcaraz se asoció con uno de los priistas más mañosos que ha llegado a Puerto Vallarta, Antonio Lugo Morales –por cierto, recién nombrado delegado “especial” en Morelos por el CEN del PRI—para obtener recursos fáciles (pero de manera ilegal) del Ayuntamiento al meter facturas de servicios de publicidad inexistentes, pero que se cobraban puntualmente a través de la sociedad anónima “Lace Publicidad”.
Si alguien se benefició de que Rodolfo González Macías utilizara como plataforma política el Seapal, ese fue Alcaraz, quien hoy en un video, asegura que, de llegar a ser alcalde de Vallarta, va a municipalizar la paraestatal y se opondrá a que el órgano operador del agua potable sea usado como plataforma por los políticos.
Pobrecito mi patrón… dijera Facundo Cabral; pero aquí cabe más el término ¡pobre iluso!, por no decir ¡pobre tonto!, al pensar si quiera que tiene oportunidad de convertirse un día en presidente municipal de este sufrido, pero famoso Puerto Vallarta.
El señor Alcaraz ha caído tan, pero tan bajo, que se disputa el seis por ciento de las preferencias que tienen los mal llamados “independientes”, pues ellos mismos pulverizaron el voto potencial y es muy difícil, por no decir imposible, que alguno pueda lograr entrar al Cabildo como regidor.
LA CAÍDA SERÁ MUY DOLOROSA
De acuerdo con sondeos –por lo menos tres encuestas—a los que hemos tenido acceso, Luis Alberto aparece con el 0.5 y el 1.0 por ciento de las preferencias electorales, es decir, ni siquiera alcanza el 3.0 por ciento.
Si tuviera vergüenza y dignidad, renunciaría como lo hizo ayer Margarita Zavala; pero como sabe que todavía puede convencer incautos que le puedan aportar dinero a su campaña y que tiene amigos que le mienten al oído (Como Moisés Madariaga, el Director del Meridiano) y le aseguran que va a ser el próximo alcalde de Vallarta, se olvida de la vergüenza y la dignidad y continúa en su loca aventura por hacer creer a la gente que él es realmente independiente.
De hecho, si comparamos, Luis Alberto Alcaraz es el independiente más dependiente de todos, ya que sus compromisos como periodista con aquéllos que lo mantuvieron en sus días difíciles de poco techo y mucha hambre y que lo alimentaron con recursos de toda índole, son demasiados pesados como para autodefinirse como “independiente”.
La fotografía que acompaña a este artículo es una muestra de que Alcaraz perdió la vergüenza. Nada de malo tiene que aparezca con un gatito al hombro y que la gráfica tenga un tono finito y casi rosa, pero quienes lo conocemos de años nunca nos imaginamos que Luis Alberto se atreviera a tomarse una foto con este tipo de poses, pues siempre fue muy serio en ese sentido; pero no cabe duda de que algunos pierden la cordura y se vuelven loquitos con tal de obtener votos donde… ¡además no los hay!
Pero bueno, mientras el señor Alcaraz sueña con sentarse en la silla presidencial de Puerto Vallarta, debemos recordarles a los ciudadanos el pasado de a quien apodan como “lagrimita” para evitar que engañe al nulo o poco electorado que pueda creer en cosas como el que va a evitar que el Seapal sea usado como plataforma política.
Lástima por algunos buenos vallartenses que se la creyeron y se embarcaron en su planilla política.
Pero de eso, luego platicamos.
