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Jueves, 05 Julio 2018 11:07

La debacle del Mochilas y el fortalecimiento del grupo Vallarta

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Por Jorge Olmos Contreras

La lectura que nos deja la elección del domingo pasado es muy clara con respecto a los grupos de poder en Puerto Vallarta, particularmente por lo que toca al Partido del Movimiento Ciudadano, donde el escenario se despeja cada vez más en torno a quién o quiénes van a controlar y decidir las futuras posiciones políticas de aquellos hombres y mujeres que van a jugar un papel determinante en la próxima sucesión municipal.

Después de los comicios se despejaron todas las dudas que había al interior del MC y entre los diversos actores políticos de Puerto Vallarta, en el sentido de que si Arturo Dávalos Peña era un candidato débil –una supuesta confección de Ramón Guerrero—o de que si tendría capacidad propia para sacar adelante una elección y reelegirse en el cargo.

También se develó la cortina de humo que no dejaba ver bien a aquellos que pensaban que Ramón Guerrero Martínez –mejor conocido como El Mochilas—era un personaje poderoso que podía ganar cualquier elección en la candidatura que le pusieran y en el partido que lo postulara.

EL GRAN FRACASO

Como ya vimos, Ramón Guerrero Martínez resultó un fracaso total como candidato a diputado federal. Nunca hizo una auto crítica, ni él ni sus seguidores sobre las acciones que lo levaron a ganarse el repudio de mucha gente. Siempre se escudó en una supuesta guerra sucia orquestada por el PRI, lo cual exhibió públicamente hasta con denuncias en la Fepade, pero no tuvo argumentos de peso para comprobar que, en efecto, los recordatorios que le mandaban en las redes sociales y en los medios de comunicación, eran falsos o producto de ataques sin fundamento.

Ya perdida la batalla y con la cara de la derrota expuesta, Ramón Guerrero buscó otros culpables –ya no a los priistas—si no a integrantes de su propio partido. En lo corto y entre sus allegados, a deslizado la versión de que lo traicionaron las huestes de Arturo Dávalos Peña.

Es más, culpa de su estrepitosa derrota al mismísimo Dávalos, cuando fue el Mochilas quien permitió que su gente hiciera campaña en favor de la candidata de Morena a la alcaldía, Laurel Carrillo y en contra de Arturo. Pero el tiro le salió por la culata, ya que los electores votaron a favor de Dávalos Peña y en el recuadro para diputado federal, tacharon por miles en favor de la profesora Lorena Jiménez del Movimiento de Regeneración Nacional.

No quiere admitir el Mochilas que mientras él se entretenía atacando al PRI y le ponía marcaje especial al candidato a la diputación federal del partido tricolor, César Abarca, descuidó a la contrincante más poderosa, en este caso a la profesora Lorena Jiménez.

CIEGO SORDO Y MUDO

Tampoco quiso escuchar ni percibir lo que se decía en las colonias populares, en el sentido de que ya no lo querían, que la venta del patrimonio municipal y actos de corrupción clarísimos como la renta de patrullas y el pago de 10 millones de pesos por un sistema de riego inexistente para la avenida de ingreso, fueron casos que calaron hondo entre el electorado.

Ramon Guerrero creyó que conquistaría otra vez a los vallartenses como la primera vez que fue candidato a presidente municipal. Que tenía miles de votos asegurados en delegaciones como Las Juntas; pero finalmente le cayó el veinte y tarde se dio cuenta de que su popularidad está por los suelos y que sacó menos votos –mucho menos—de lo que esperaba en casillas precisamente de Las Juntas, su otrora bastión de votantes.

Ramon Guerrero lloró la derrota, su derrota; y en esas horas del día después de mañana en que no aceptaba el fracaso, comenzó a fraguar esquemas para buscar culpables. Por ello fue muy grosero al enviar un boletín de prensa a los medios donde agradece el apoyo de Enrique Alfaro, pero nunca nombra a Arturo Dávalos Peña, ni a nadie de Vallarta.

SUEÑOS TRUNCOS

Todos los proyectos que tenía El Mochilas se cayeron como castillo de naipes ante un vendaval, cuyos vientos también están a punto de arrastrar a Luis Munguía, cuya victoria paupérrima –y que todavía está en veremos—sabe más a derrota, por la escasa diferencia de sufragios que tiene contra el contrincante de Morena, Bruno Blancas.

Y es que Ramón Guerrero pensaba regresar en tres años para buscar de nuevo la candidatura a la presidencia municipal de Puerto Vallarta, objetivo que también está en la mente de Luis Munguía, pero con los resultados del domingo, todo se fue al caño.

Está demostrado que el grupo que sale fortalecido de esta elección es el de Vallarta, el que encabeza Arturo Dávalos Peña –quien obtuvo más votos que en los comicios pasados—y que será este conjunto de políticos y funcionarios del MC local, los que van a impulsar a quien será el próximo candidato a la presidencia municipal. Nadie más.

La lección también es para Enrique Alfaro –quien siempre ha titubeado en torno a la figura del Mochilas--, que todavía el año pasado estaba dispuesto a sacrificar Vallarta para hacer candidato a la alcaldía a Ramón Guerrero (ahorita lo estaría lamentando) y desdeñar la voluntad de los vallartenses.

EL DOBLE JUEGO DE ALFARO

Pero Enrique Alfaro es Enrique Alfaro, el mismo que suele jugar un doble juego y que siempre tratar de confundir a los simpatizantes o no, del Movimiento Ciudadano.

Nadie se explica, por ejemplo, cómo es que el día el cierre de campaña de Arturo Dávalos, Enrique Alfaro cometió la grosería de arropar a Ramón Guerrero en exceso y casi desdeña al candidato a la alcaldía… ¡en su propio evento!

Enrique Alfaro debe entender muy bien que a Ramón Guerrero ya no lo quieren en Puerto Vallarta, que el mismo candidato a gobernador registró miles de votos en contra en las casillas de este municipio, cuyo sufragio, en su mayoría, fue para Carlos Lomelí de Morena, quizá por el nefasto efecto Mochilas.

Por si esto fuera poco, la mayoría de los coordinadores que Alfaro puso en la costa para su campaña le fallaron –con excepción de Magaly Fregoso que en verdad trabajó y se la rifó en la zona rural y en Vallarta--, pero sobre todo uno que no hizo prácticamente nada fue Francisco López, mejor conocido como Panchito López, aquél muchacho de Tomatlán que al no ser ungido como candidato a la alcaldía, le dieron de premio de consolación una “coordinación” que dejó al garete y cuyos resultados en las urnas son más que fehacientes.

NO QUIEREN MÁS AL MOCHILAS EN VALLARTA

Es momento de revisar los números para observar cómo Enrique Alfaro obtuvo cientos de miles de votos en la zona metropolitana de Guadalajara, pero como en sitios como Puerto Vallarta y otros municipios de la costa el voto fue muy bajo, comparado con la expectativa que se tenía.

La lección de la elección –valga la cacofonía—es contundente para quienes quieran ver, así sea Enrique Alfaro, Clemente Castañeda, Hugo Luna, Dante Delgado, etc., en Puerto Vallarta no quieren más a Ramon Guerrero.

Si Enrique Alfaro se empecina en premiar al Mochilas para consolarlo, cometerá un grave error, sobre todo si lo coloca como “cuña” en alguna dependencia del gobierno del Estado con sede en Vallarta.

Si lo quiere y en verdad lo estima, lo mejor sería que lo alejara de Puerto Vallarta y le diera un cargo dentro del gobierno del Estado en Guadalajara.

Hay que recordar que Ramón Guerrero es muy dado a hacer negocios con los puestos públicos, y que en esta ocasión, el gobierno del Estado –como cualquier otro—va a estar muy vigilado y auditado por una Secretaría de la Función Pública de un gobierno federal que quizá no sea tan complaciente con actos de corrupción, como el que presume hará el de Andrés Manuel López Obrador.

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