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Domingo, 12 Agosto 2018 07:24

Una historia de $ 30 millones y la insultante humillación del dueño de Lans a ex empleados de Meza del Mar

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Por Gerardo Sandoval Ortiz

Los empleados recuerdan perfectamente los infames últimos momentos y las insultantes expresiones de Alejandro Meza.

  • Alejandro, tu papá no hubiera hecho esto. Tu papá era hombre de palabra, intentó reconvenirlo Sergio Legarreta
  • Mi papá era hombre de palabra. Yo soy hombre de documentos, le reviró el menudito empresario.

Es el juicio laboral iniciado cuando el heredero de don Alejandro Meza exigió a Juan Aponte Vega, Sergio Legarreta y Aquiles Domínguez, el fin del contrato de arrendamiento del edificio conocido como hotel Meza del Mar. Esto ocurrió el último día de abril de 2010.

Los tres alegres compadres pactaron el acuerdo de arrendamiento, administración y operación comercial del hotel con el propietario, Alejandro Meza Díaz seis años atrás, allá por 1984. Constituyeron la empresa Operadora de Empresas Turísticas y Similares S.A de C.V.

Alejandro Meza Peña, el junior, fue personalmente insistente en pedir el regreso del hotel a la familia “porque yo lo voy a trabajar”, relatan los trabajadores que les dijo. Ya para el 30 de abril de 2010 logró hacerse de la empresa.

En realidad, en aquella primavera del 2010 solo desapareció la empresa de Juan Aponte, Sergio Legarreta y Aquiles Domínguez. El hotel Meza del Mar como tal, reanudó operaciones, y ahora bajo la tutela de uno de los herederos del empresario, don Alejandro Meza. Un corporativo sustituyó a la Operadora.

El joven Alejandro se sentía desplazado por su hermano Israel, a quien le habían concedido las riendas de las tiendas Lans. Quería demostrar a su madre doña Carmelita que tenía tamaños para dirigir una empresa grande. Su hermana Catalina es la directora de las tiendas Lans, su hermano Vidal, funge como director de crédito y cobranza y al frente está Israel. Ocho años después, el hotel Meza del Mar es mejor conocido por ser una especie de “club gay”. Ahí halló acomodo y parece moverse a sus anchas.

Hace un mes, Alejandro Meza hijo sorprendió a dos antiguos empleados de confianza del Meza del Mar al visitarlos en su casa, allá por Paso Ancho. Sorprendidos, preguntaron cómo supo el domicilio. Les confesó que revisó listado de créditos de Lans, la tienda de la familia. En el calor de la charla, fue capaz de adelantarles que se les cortaría el crédito de Lans. Eso ocurrió con los 25 empleados que demandaron al hotel ocho años atrás. Entró en cólera por el rechazo a su propuesta de llegar a un arreglo y dar por terminado el litigio. “De mí no van agarrar un peso”, advirtió en tono amenazante.

No sabemos si se trató del abogado Paco González, representante de los Meza para el caso, pero hace dos semanas una persona que dijo ser abogado de Alejandro  Meza acudió a la oficina del abogado, Miguel Rosales en Marina Vallarta. Eludió ofrecer una propuesta concreta de arreglo pero conminó a su par ponerle punto final al viejo conflicto laboral.

Desde aquellos tiempos data el expediente 485/2010-E mismo que ya está por dictaminarse su fallo definitivo en favor de los 25 empleados de confianza del Meza del Mar. Este viernes 10 de agosto varios de empleados acuden a una audiencia informativa en un Tribunal Colegiado de Circuito de Guadalajara. Los jueces tienen interés en saber de ellos detalles del asunto que ya mereció dos fallos a favor de los empleados y también sendos amparos directos de la parte demandada.

Aponte, Legarreta y Aquiles soportaron un año le exigencia de Alex jr. A mediados del 2009 aceptaron regresar el hotel pidiendo un año. Pocos empleados supieron con anticipación lo informado dos días antes de la entrega del mueble. La entrega formal sería el 30 de abril de 2010, se informó a trabajadores sindicalizados y de confianza. El día 28 se indicó a Sandra Flores, de recursos humanos, citar a todos los trabajadores sindicalizados para darles su debida liquidación. Pasaron uno a uno por cada departamento. A varios de ellos recontrató pero a la mayoría echó a la calle. Faltaba pagar a los 25 empleados de confianza.

Por separado Meza había cerrado una negociación con los arrendadores del hotel. “Yo tengo que tener la garantía de seguir trabajando” alegó previo a solicitar a Aponte, Legarreta y Aquiles, transferir a él la parte correspondiente a la liquidación de los ejecutivos. Recurrieron a préstamos, hipotecaron algunas propiedades, casas, y depositaron el dinero suficiente para cubrir las liquidaciones a gerentes y otros directivos de Operadora de Empresas Turísticas y Similares. Ninguna de nuestras fuentes consultadas para el tema nos pudo precisar el monto de lo depositado a Meza. “Fueron millones”, se atrevió a decirnos uno de los empleados.

Legarreta alegó frente a los trabajadores, cuando le recriminaron el aceptar la propuesta de Meza de ser él quien personalmente liquidara a los trabajadores. “Por la confianza con el papá”, dicen que dijo. No era mentira. “El tío Legarreta” era amigo cercano de don Alejandro Meza Díaz. 

Quizá con ese cargo de conciencia, Legarreta, azuzado por sus ex trabajadores encaró al junior diciéndole que el padre “era hombre de palabra”.

A las cinco de la tarde de ese 29 de abril se pagó a los sindicalizados la liquidación total. “¿Y a los de confianza, cuándo y dónde?” se animó a preguntar Juan Aponte al hijo de don Alejandro Meza. “Cítamelos a las dos de la tarde para mañana”, ordenó el patrón.

Los empleados acudieron puntuales el 30 de abril al hotel. Esperaron las siguientes cinco horas. A las siete de la noche dejó de contestar las llamadas de Juan Aponte. Previo, decía que ya iba en camino, que fueran pacientes. Alejandro Meza nunca llegó. Aponte tomó la iniciativa de ir a hablar con él. A eso de las ocho de la noche regresó a informarles “dice que no les va a pagar”. La noticia causó profunda tristeza y también malestar en los 25 empleados. Acordaron ir a la oficina que habilitó en una habitación y hablar con él.

En la privacidad de oficina-habitación, el patrón les dio una breve explicación. “Pues si a mí me dieron el dinero para su liquidación, es porque me deben rentas; me voy a quedar con el dinero. Yo lo siento mucho pero los invito a retirarse”. Enseguida, Meza Peña llamó a la seguridad y ordenó los echaran de su oficina.

El siguiente día, 1 de Mayo y por cierto Día del Trabajo, se reunieron y aceptaron la invitación de Juan Aponte de ir a demandar, a él, a la empresa y a Meza.

Del día de estallar el conflicto ya transcurrió ocho años y tres meses. Los tribunales laborales resolvieron en dos ocasiones a favor de los trabajadores y en contra de Aponte, de la empresa y de Meza. El patrón se propone alargar el litigio con argucias legales. En dos ocasiones ha interpuesto un amparo directo, recurso que se tramita en los tribunales colegiados de circuito en Guadalajara.

Alejandro Meza Peña se siente perdido. La sentencia obliga a su empresa a pagar un aproximado de 30 millones en favor de 25 empleados. La sentencia especifica montos diferentes a cada empleado.

El grupo de demandantes acordó hacer grupo y no ceder a las tentaciones de propuestas basura del empresario. Con esa mentalidad varios de ellos viajaron a muy temprana hora del viernes para asistir al Tribunal Colegiado.

Meza les ha tentado con vagas propuestas. Los intimida. Ha tomado represalias contra ellos al quitarles créditos de las tiendas Lans. Se analiza si la empresa Lans, que como tal no tiene parte en el juicio, incurre en alguna falta legal al facilitar información de su base de datos para un uso reprobable.

En materia laboral, la normatividad vigente establece que al dictado del laudo, ambas partes pueden interponer el recurso de amparo directo. El amparo le sirve a las dos partes en un momento determinado. ¿Por qué? Porque la autoridad puede resolver por uno o varios de los conceptos de violación expuestos en la demanda. Cambiando esto, pudiera ser que el sentido de la resolución cambie por completo lo cual, hace necesario que el resto de los agravios sean analizados por separado para dictaminar un fallo justo. En este escenario se abre la posibilidad de que una o ambas partes recurran al amparo directo, argumentando que subsiste la violación. Con cierta regularidad, en condiciones parecidas, se podrá deducir erróneamente que “no hay nada para nadie”. Es decir, que ninguna de las partes ha sido vencida en el juicio.

En el caso del Mesa del Mar, son varios demandados y todos se fueron al amparo directo. Juan Aponte es uno. Perdió el laudo. Amenazó con interponer queja contra el personal de la Junta Local de Conciliación y Arbitraje pero se ignora si lo hizo. Operadora de Empresas Turísticas, también está demandada. El Corporativo hotelero nuevo creado por Meza sustituto de Operadora, es otro. Los “físicos” demandados son Alejandro Meza y Aponte. Todos perdieron el fallo. Todos litigan para ganar tiempo y desesperar a los demandantes.

El Tribunal Colegiado ha enviado personal a revisar el expediente a la Junta Local y parecen estar de acuerdo que el caso está ganado por los empleados. Quienes conocen el expediente al dedillo nos afirman que los demandados no tienen mucho por hacer y deberían mejor apurarse a pagar. Es cuestión de tiempo. “Es codita” la empresa, nos dicen. Se les hace mucho pagar 30 millones de pesos. Y cada día se eleva el monto.

 

Revolcadero

 

Las condenas que se desprendieron del expediente 485/2010 E han sido en contra de las empresas y de Juan Aponte. Es cierto, los trabajadores no van “agarrar” un peso de Alejandro Meza Peña porque los fallos no son contra él. Pero hay laudo en contra del Corporativo sustituto de la antigua empresa de Juan Aponte Vega, Sergio Legarreta Valdez y Aquiles Domínguez. Juan Aponte perdió la demanda por una sencillita razón. Le hallaron tener dada de alta en el Infonavit a Sandra Flores, “como su trabajadora”, sin señalar que era en su carácter de representante del hotel. Ante el IMSS, a Sandra sí se le dio de alta en su carácter de representante de la empresa. Es decir, perdió como patrón directo de ella pero es el único caso del expediente por el que deberá pagar. El resto de las demandas las pagará la empresa de Alejandro Meza.****** Por cierto, Juan Aponte tiene otro pendiente laboral por enfrentar. Recién nos enteran de solo el caso de una demanda laboral que desde hace cuatro horas tiene un fallo favorable. Se trata de una trabajadora contratada para labores de limpieza en el ya desaparecido antro Mariachi Loco. La empresa cerró operaciones hace ya varios años y se localizaba en la esquina de las calles Lázaro Cárdenas e Ignacio L. Vallarta, el mero corazón de la zona romántica. Una vez, Aponte llamó a la madre de su demandante exigiéndole no en tono amable retirar la demanda. A cuatro años del laudo en su contra, Aponte se sigue resistiendo pagar la sentencia. El señor disfruta gastar dinero propio y de sus ex trabajadores jugando golf con sus amigos los “Perfectos Rufianes”, como llama a sus socios del club en su cuenta de facebook. ****** Hagamos un ejercicio de memoria. Los socios originales de la empresa Operadora de Empresas Turísticas y Similares S.A de C.V fueron, además de Sergio Aponte y Sergio Legarreta, Enrique Tovar. Los dos últimos se conocieron en el hotel Castel Pelícanos. Para 1984 constituyeron la Operadora. Aquiles Domínguez se integró dos años después por invitación personal de Sergio Aponte. Aquiles era el jefe de la pequeña oficina de Hacienda Federal. Malicioso que era Aponte, lo propuso como socio para cuidarse del fisco y enderezar sus chuecuras. Aponte era el Contralor de la empresa, Aquiles era su muy amigo y garantizaba cero problemas con haciendo por eso de impuestos. A todo el grupo Aquiles les cuidaría las espaldas. Enrique Tovar no se sintió cómodo y acabó por pedir el rembolso de su inversión y refugiarse en su empresa la agencia de Viajes Tucán. Cuando el grupo tomó el Mariachi Loco lo usó de coartada. Aprovechó los dos primeros años de bonanza que registraron lleno completo. Tovar ya se había ido cuando, Aponte reportaba perdidas. Pero en tiempos de crisis, se compró dos casas, una en Las Gaviotas. Dejó de pagar rentas a los Meza y obligó a Alejandro Meza hijo pedir la entrega del hotel. Las demandas  no consideran a Tovar pero sí a Aponte, visto como el gran villano por los Meza y por los trabajadores. Legarreta es un tipazo, honesto y buen amigo. En los últimos años se convirtió en ministro de culto y pastorea a un grupo de Testigos de Jehová. Aquiles Domínguez, quién sabe dónde ande.

 

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