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Viernes, 21 Septiembre 2018 08:11

Personeros de Legorreta, Carlos Verjan y Tony García, atrás de protesta "pacífica" en Marina Vallarta

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Por Jorge Olmos Contreras

No cabe duda de que pueden más los intereses de unos cuantos, que los de Puerto Vallarta, sobre todo si se trata de recurrir al chantaje para lograr algún propósito, tenga éste legitimidad o no. Lo ocurrido la mañana de este viernes en la entrada de Marina Vallarta dejó ver la cara violenta e intolerante de personas que no les importa la imagen del destino turístico, con tal de armar un escándalo público y tomar medidas extremas –como el cerrar el paso vehicular de la principal arteria vial de la ciudad—para denunciar “el grave riesgo” de la “densificación desmedida” en su fraccionamiento.

Y es que la llamada Asociación de Residentes de Marina Vallarta convocó desde el jueves a una manifestación pacífica (sic) para protestar por lo que consideran excesos de las autoridades en la modificación del Plan Parcial de Desarrollo Urbano (PPDU) y porque, afirman, en la próxima sesión del pleno del Ayuntamiento se va a aprobar un punto de acuerdo para que se cambie el uso de suelo, de habitacional a comercial y construcciones de alturas “sin restricción”.

Todo estaba bien hasta ahí, se creía que los vecinos y empresarios de Marina Vallarta, por vivir en un fraccionamiento residencial tenían otro criterio, que serían más prudentes y educados y que no cometerían tonterías para evitar que la manifestación se les saliera de control, pues la idea era apostarse alrededor de la escultura de la ballena y protestar como ellos dijeron, de manera pacífica.

Sin embargo, y ante la falta de convocatoria, el empresario Eduardo Legorreta Chauvet –el mismo que junto con su hermano fueron rescatados y beneficiados por el Fondo Bancario de Protección al Ahorro (FOBAPROA) durante el sexenio de Eernesto Zedillo—dispuso de sus empleados que trabajan en la empresa Opequimar (que además no son residentes de Marina Vallarta) para llevarlos a la “manifestación pacífica”.

LAS AGRESIONES

Lo mismo hizo el colombiano Luis Angarita –ese que se cree una especie de Emperador del hotel Velas Vallarta y que trata con la punta del pie a los empleados--, ya que ordenó a algunos de sus trabajadores que acudieran a la protesta.

Al mitin se sumaron algunos vecinos y comerciantes --los menos—de Marina Vallarta y fueron éstos quienes pasaron de ser ciudadanos y empresarios prudentes y conscientes, a simples y vulgares porros que en su ansiedad atropellaron los derechos de terceros y no les importó afectar a cientos de automovilistas que no podían avanzar porque bloquearon la avenida Francisco Medina Ascencio.

Lo más lamentable fue que ya montados en su macho, un sujeto de una bicicleta –identificado como comerciante de Marina Vallarta—impidió que la propietaria del conocido restaurante “Los Alcatraces”, que iba hacía al aeropuerto para tomar un vuelo a la Ciudad de México, pues sería internada en el hospital ABC por un problema de salud, siguiera su camino en un automóvil compacto color gris.

La señora de plano se tuvo que bajar del coche con todo y maletas, para irse caminando al aeropuerto antes de perder su vuelo. Sin embargo, antes el violento sujeto le aventó la bicicleta al carro, lo abolló y lo raspó, en presencia de los mismísimos agentes de tránsito que no hicieron nada para evitarlo, o quizá para no provocar a los manifestantes.

LAS AMENAZAS DE RESISTENCIA CIVIL

Después se supo que al agresor de la bicicleta es un tal Benito, quien junto con otros se hicieron de palabras con decenas de conductores de vehículos afectados por el cierre de la avenida principal de este centro turístico.

Desde luego, hubo afectaciones muy serias, pues además de la señora que necesitaba ir al aeropuerto, también perjudicaron a cientos de turistas y trabajadores que necesitaban desplazarse al norte o sur de la ciudad.

En el fondo, los principales responsables de manipular a estas personas fueron el empresario Eduardo Legorreta y Juan Vela (que no dio la cara por cobarde) quien mandó a su títere Luis Angarita, para armar el numerito.

Un día antes, hubo comunicación entre estos empresarios y Luis Reyes Brambila, para que el dueño del periódico “Vallarta Opina” manejara un encabezado temerario sobre esta manifestación, ya que el título del diario decía: “Anuncian Acciones Resistencia Civil en Marina Vallarta”.

En el cuerpo de la nota, firmada por un tal Enrique Pineda, amenazaban que, si no se presentaban los regidores del Ayuntamiento al mitin, estaban dispuestos a bloquear los ingresos y salidas de Marina Vallarta, cosa que no hicieron, pues la que bloquearon fue la avenida Francisco Medina Ascencio, es decir, se fueron a los extremos.

LOS ARETES DE EDUARDO LEGORRETA

Pero bueno, si le escarbamos un poco a todo este embrollo, vamos a descubrir que, en el fondo, muy en el fondo, están los intereses muy particulares de Eduardo Legorreta, por un lado, y de Juan Vela, por el otro, quienes a su vez tienen sus personeros –por no decir sus “sicarios”—para actuar casi de forma mafiosa para quitar de en medio a todo aquél que les haga sombra en sus proyectos.

Se sabe que Eduardo Legorreta pretende desarrollar un proyecto inmobiliario de gran envergadura en Marina Vallarta, y que por eso trata a toda costa eliminar la competencia, tal y como lo hicieron con el empresario Carlo Vázquez –que también quería levantar un edificio en Marina--, a quien presionaron y le hicieron la vida de cuadritos, hasta que murió en circunstancias bastante extrañas.

Los aretes de Eduardo Legorreta para hacer el trabajo sucio de los “residentes” de Marina Vallarta, son el abogado Antonio (a) “Tony” García Rojas y el gerente de Opequimar, Carlos Verjan (ambos aparecen en la foto de este artículo), éste último amigo de Benito, precisamente el dueño del restaurante Benito´s que está ubicado en la planta baja del edificio Nima Bay, y quien fue el que agredió a la señora dueña de Los Alcatraces en la manifestación de hoy.

Tony García Rojas es el enlace directo con el periódico “Vallarta Opina” para pedir notas que favorezcan a Legarreta y Juan Vela en esta “lucha” de los “vecinos” de Marina, pero con el agregado de que se presume que pide cuotas a los comerciantes del fraccionamiento para la causa de la Asociación de Residentes y sus honorarios.

CARLOS VERJAN, LA INVESTIGACIÓN

En tanto, Carlos Verjan es utilizado como “talibán” para amedrentar a quien se oponga a los proyectos de su patrón, a la postre Eduardo Legorreta.

Lo que no saben estos sujetos, es que al interior de la Fiscalía Regional de Justicia se han formulado algunas líneas de investigación en torno a ellos por la misteriosa muerte del empresario Carlos Vázquez, ya que presuntamente el dueño de lo que sería la nueva torre de 12 pisos en Marina Vallarta se suicidó, pero en circunstancias nada claras.

Y habrían sido Tony García y Carlos Verjan, los que llevaron a un estado de fuerte presión, estrés y psicosis emocional a Carlos Vázquez, ya que al parecer le colocaban mantas con mensajes negativos en su construcción, le decían de todo, lo amenazaban y le organizaban protestas para que desistiera de construir su edificio.

Hoy, son estos mismos aretes de Legorreta –Tony y Carlos Verjan—los que están atrás de la protesta en Marina Vallarta, y para ello no les importó incluso utilizar al tal Benito, un sujeto que tiene fama de fumar no precisamente cigarros permitidos, y quien fue el que dio al traste (junto con otros desde luego) a la manifestación “pacífica” de la Asociación de Residentes de MV.

DE LUIS ANGARITA Y JUAN VELA

De Luis Angarita y Juan Vela después nos ocuparemos, pero no son las finas personas que aparentan ser, ni tienen la calidad moral para encabezar una protesta, toda vez que durante muchos años permitieron que en Marina Vallarta operara una base de policías federales (que después se relacionaron con el narco) de intersección aérea, en los sótanos del hotel Velas Vallarta. Y hay más, pero no son los idóneos para que representen a Marina.

Sobre el reclamo de los auténticos vecinos de Marina Vallarta, son válidas sus posturas y sus exigencias, pero no se vale que recurran al chantaje, amenacen con tomar avenidas y de paso, dañen la imagen turística de Puerto Vallarta.

Qué bueno que los regidores y funcionarios del Ayuntamiento no cayeron en la provocación y decidieron no asistir al mitin, ya que les habrían dicho de todo y quizá agredido.

El cambio del Plan Parcial de Desarrollo Urbano, ya se discutió y está avalado por colegios de ingenieros y arquitectos, por cámaras empresariales, por la Universidad de Guadalajara y otros importantes organismos de la vida política, social y económica de Puerto Vallarta.

Si se tiene que discutir más a fondo, la mejor manera es el diálogo, no cerrando vialidades ni utilizando “sicarios” para beneficio de los intereses de unos cuantos.

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