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Domingo, 10 Febrero 2019 06:56

No para el asesinato de jóvenes en Jalisco; Alfaro no puede con la inseguridad… Ni le importa

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Por Jorge Olmos Contreras

Sumergido en una verborrea insultante contra el gobierno federal y ahora contra los medios de comunicación, el gobernador Enrique Alfaro Ramírez se ha mostrado incapaz y por lo tanto incompetente, para disminuir los índices de violencia que azotan algunas regiones del Estado, particularmente la zona metropolitana de Guadalajara, donde todos los días se registran ejecuciones que podrían estar relacionadas con grupos de la delincuencia organizada, pero también asesinatos de jóvenes víctimas del inseguridad pública que corroe Jalisco y que tuvieron la mala fortuna de estar en la calle, acudir a alguna fiesta o toparse con criminales que les cayeron mal y que por ese simple hecho decidieron privarlos de la vida.

Nunca Jalisco había tenido un gobernador con esa insensibilidad social para hacerle frente a la inseguridad pública, al minimizar los hechos y afirmar que las muertes que se registran en el estado son producto de un pleito “entre ellos”, al referirse a grupos de la delincuencia o a cárteles del narcotráfico.

Así, con una frase vacua, estulta, no pensada, Enrique Alfaro justifica la violencia que enluta a cientos de familias jaliscienses y a cuyos miembros ofende al poner en el mismo costal tanto a delincuentes como a las víctimas que no lo son y que murieron por una fallida estrategia de seguridad pública.

42 DÍAS DE ESTRATEGIA FALLIDA

El 10 de diciembre pasado, Enrique Alfaro citó a una rueda de prensa para anunciar –con esa soberbia que le caracteriza—que se estaban haciendo ajustes de fondo en el modelo de patrullaje particularmente en el Área Metropolitana de Guadalajara, y que estaba ya participando de manera directa el Ejército.

En la misma conferencia de prensa se quiso vacunar al sostener: “No podemos nosotros arrancar una estrategia en Jalisco hasta que no estén todos los elementos puestos sobre la mesa”.

Sin embargo, dijo que sería a partir del 01 de enero cuando el Gobierno del Estado implementaría la nueva estrategia en materia de seguridad.

Pues bien, pasaron ya 42 días y la inseguridad pública no sólo se mantuvo, sino que creció en números alarmantes, al grado de que hoy por hoy viajar a la zona metropolitana de Guadalajara prácticamente es jugar una ruleta rusa, ya que no se sabe el día que te va a tocar a ti o a tu familia ser víctima de esta indolencia de las autoridades para frenar la delincuencia. Lo mismo te encañonan en un crucero, te asaltan al salir del banco, que te quitan el vehículo a las afueras de un Oxxo o te matan a algún familiar.

NI LOS VE, NI LOS OYE

La Fiscalía está totalmente rebasada, y son tantos los casos que se acumulan día con día, que no se dan abasto para resolver todos los asuntos. Si a esto sumamos una enfermiza burocracia y una apatía por parte de quienes deberían preocuparse por los ciudadanos víctimas de esta espiral de violencia, el resultado es un completo desastre, una especie de estado fallido donde el gobernador simplemente no puede con el cargo que le confirieron los jaliscienses.

Hay cientos de casos que el gobernador no se da ni por enterado porque para él es más importante salir con sus bravuconadas tontas contra Andrés Manuel López Obrador, u ofender a los medios de comunicación, que atender la grave crisis de inseguridad que se vive en la entidad.

En otras palabras, ni los ve, ni los oye, igualito que Salinas.

EL ASESINATO DE DOS JOVENCITOS

Viene a colación lo anterior porque hace dos semanas fueron asesinados dos jovencitos de una colonia cercana al estadio Jalisco y sus cuerpos tirados en otro lugar. A estos muchachos, después de “levantarlos” les pegaron dos tiros en la cabeza y los arrojaron a la vía pública.

El único ‘pecado’ de estos jóvenes fue andar en la calle a las 10:00 de la noche de un sábado, ya que se toparon con unos rufianes (también jóvenes) que simplemente les cayeron mal, no pudieron soportar que los dos muchachos trajeran un modesto carro y que dieran vueltas por algunas calles.

Los criminales los siguieron y en un descuido los amenazaron con una pistola, se les treparon al coche, les pidieron que manejaran hacia otra colonia; después los golpearon, los maniataron y les pidieron que descendieran del auto compacto para después dispararles en la cabeza y dejarlos como bultos en una banqueta.

Los cuerpos inertes fueron encontrados hasta la mañana siguiente.

Lo que siguió fue el dolor, la rabia y la impotencia de las familias de estos jovencitos cuya vida fue truncada por verdaderos psicópatas que, con un arma en la mano, no les importa matar a quien sea, se trate de quien se trate.

Estos asesinos no deberían andar sueltos en las calles, son extremadamente peligrosos y sólo se dedican a hacer daño a la sociedad; roban, matan, amenazan y después aparecen como “gente bien” en sus perfiles, sin que la Fiscalía los detecte con el pretexto de que tienen mucha chamba.

Para no variar, la Fiscalía de Jalisco no actúa con rapidez en estos casos y sólo se limita a enviar a dos idiotas (no se les puede decir de otra manera al hombre y a la mujer que mandan) con algún familiar de las víctimas para cumplir con el llenado de la Carpeta de Investigación.

Son tan groseros y déspotas estos empleados de la Fiscalía, que ni siquiera les permiten a los familiares formular alguna hipótesis de quién o quienes pudieron privar de la vida a sus hijos. Tampoco dejan un teléfono para comunicarse, ni les proporcionan información de qué hacer en caso de que los amenacen o se encuentren en situación de riesgo; las medidas cautelares de ley no se aplican, dejan en total estado de indefensión y peligro a las personas que pasan por este tipo de tragedias.

¿SE ESTÁN MATANDO ENTRE ELLOS?

Por eso es doblemente indignante que el gobernador diga que “se están matando entre ellos”. No sabe, no quiere saber, no le dicen o no mide el número de familias que están pasando por esta amarga situación de perder un ser querido. Debería ir a los panteones de Guadalajara para que vea cómo el llanto desgarrador de una madre, de un padre o un hermano se escucha aquí y allá, porque también están pasando por la misma situación, de que les mataron a un muchacho.

Lo peor de todo es que no hay atención para las víctimas de la violencia. Para las autoridades solo representan una estadística más. De este tamaño es la insensibilidad de Enrique Alfaro y su fiscal general.

Si su estrategia de seguridad funcionara, no deberían estar ocurriendo este tipo de homicidios en las colonias de la zona metropolitana ni en ningún otro municipio del interior del Estado. Simplemente están rebasados, entretenidos en descalificar a López Obrador, ocupados en etiquetar a los periodistas que les son incómodos.

Pero bueno, para Alfaro la seguridad puede esperar, al fin y al cabo, no se trata de la muerte de sus hijos, sus sobrinos o hermanos. Por ello, mientras el señor gobernador se placea y se erige en el Rey soberano de Jalisco, cientos, quizás miles de familias están sufriendo y pasando por lo mismo.

¿Cómo se le puede llamar a esta actitud?

 

 

 

 

 

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