La cita es esta ocasión en el restaurante Maluck, sobre una terraza donde se resuelve el futuro de paraestatales, lo mismo que el de clubes sociales, donde Carlos Murguía saluda a un grupo de periodistas del Colectivo AC, interesados en seguir de cerca el cambio que la militancia del PAN protagonizará los primeros días de noviembre próximo, en un ambiente mortuorio… o de “Haloween”.
Para Murguía Cibrián seguro será de fiesta, pero sin carnavales ni disfraces, pues está consciente del honor que le representa tan sólo poder participar en la carrera por la dirigencia, pero también del enorme reto que implica alcanzarla ganando confianza, y sobre todo, hacerla valer en beneficio de Acción Nacional y sus militantes.
UN PANISTA ORGULLOSO
“Soy un panista orgulloso de su partido y de lo que representa Acción Nacional, por lo que me propongo pasar de las preocupaciones a la acción, dejar atrás tragedias personales y de grupo, recuperar la confianza de mis compañeros y luego de la ciudadanía, para que el PAN vuelva a ser gobierno en Puerto Vallarta”, dice de entrada, tras mostrar paciencia a la espera de un par de reporteros rezagados.
Un par de cafecitos calentó la garganta de Carlos Murguía, que entonces retoma con mayor fuerza la frase pronunciada días antes, en la sede de su partido, al anunciar sus pretensiones, frase que le ganó aplausos y porra: “Quiero encabezar al PAN en Vallarta para levantar la mano del próximo presidente municipal, porque ese es mi principal objetivo, el motivo de que esté decidido a participar”.
El actual presidente del PAN le pidió no hacer proselitismo tan temprano, pero el joven panista se ve obligado a hacerlo, respondiendo las preguntas de los periodistas, que van incluso más allá de esto, al pedirle que revele si su posible candidatura tiene nexos con algún personaje cuyo proyecto político sea presidir la comuna; “no, definitivamente esperaré que la democracia funcione en mi partido y sea la militancia quien decida quién cumple con el perfil, en su momento”, responde.
Y aclara: “Eso sí, puedo asegurar que el PAN cuenta con varios prospectos, y que de presidir el Comité Directivo de mi partido, trabajaremos coordinadamente con todos y cada uno de los posibles aspirantes”.
DESÁNIMO, EL PRINCIPAL RETO COMO PARTIDO,
Carlos Murguía evalúa la importancia de la elección para renovar la mesa directiva blanquiazul; “tenemos la obligación de realizar un proceso limpio, ejemplar, que nos permita mostrar a la ciudadanía la seriedad de nuestro partido, que sea punto de partida para recuperar la confianza de los vallartenses”.
Los errores cometidos deben ser cosa del pasado; hay que trabajar por los miles de panistas que entre la sociedad esperan nuestro cobijo; “vamos por ellos, hay que abrir las puertas… que todos tengan oportunidad de participar”, dice emocionado, pero sin el sonrojo de la pasión que ciega.
No pierde piso; “el desánimo es nuestro principal reto como panistas, es preciso reconocer la difícil situación que enfrenta nuestro partido”.
Sin embargo prefiere ver la luz e insiste: “Se expulsó ya a quienes se equivocaron; los que quedamos somos los panistas de verdad; debemos ver lo ocurrido como algo que sirvió para depurar”…
HANDICAP PERSONAL
Personalmente, su principal reto es el lastre que para sus aspiraciones representa la simpatía que sus padres mostraron abiertamente a favor de “El Mochilas”, se le hace saber. “Mmmm… podría ser que sea un peso en mi contra, pero la verdad no me preocupa”, indica, tras meditar unos segundos.
Tampoco le preocupa que los 74 expulsados “sean parte del grupo con que jugaba”, que numerosas voces digan: “pobre, está chavo, solo y sin grupo”.
Tal vez tic, quizá contractura muscular, Carlos Murguía acomoda la columna vertebral con un ligero arqueo, gira el hombro y tuerce la cabeza, para decir y dar por terminado el tema: “Nada me preocupa, sólo me ocupa ofrecer lo mejor de mi trabajo panista en favor de mis compañeros y mi partido; los no ya los tengo, y los sí tienen que ser fruto de mi trabajo y acercamiento con mis compañeros; que ellos decidan”…
Otra pregunta obligada es sobre el “borrego” que soltaron públicamente algunos de los expulsados, sobre una “alianza” del PAN y el MC:
No lo va a decidir el presidente del partido, sino que la mayoría tendría que hacerlo sobre el particular. Yo buscaría escuchar a la militancia y no haría nada, absolutamente nada, sin previo consenso, concluye Murguía Cibrián, que del 1 al 5 de noviembre buscará el apoyo de sus 401 compañeros de partido con derecho a voto.
El encuentro terminó en desayuno; al mediodía, luciendo una camisa de algodón color azul cielo, pantalón de mezclilla, Carlos Murguía se retiró con la felicidad marcada vívidamente en el rostro; Vanesa, su cuarta hija, nació apenas hace un mes… y quizá “trae torta bajo el brazo”.