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Martes, 03 Septiembre 2013 18:19

De cómo fue la captura de Alberto Carrillo Fuentes en Bucerías Destacado

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Por Sebastián Zavala Cordero

Alberto Carrillo, “Sin Contrato”

 

  • El puente “Entre el Bien y el Mal”
  • De este lado “Los Picos” y allá, las “Suites Atlas”
  • Bucerías dejó de ser el lugar ideal, a partir del sábado

 

Vinieron directamente sobre de él, sin mayores preparativos, con poco personal… sin llamar la atención. Ya lo tenían “bien cincho”… se le acabó el contrato y jamás se dio por enterado, hasta que le cayeron los judiciales, enviados directamente de Tepic.

 

Fuentes policiales de Bahía de Banderas revelaron lo anterior, y pese a que las corporaciones locales fueron ignoradas para la ejecución del operativo que condujo a la captura de “Bety la Fea”, como era conocido Alberto Carrillo Fuentes, pudieron enterarse de que el presunto narcotraficante cayó el fin de semana, a unas calles del centro de Bucerías.

Luego de que ayer lunes, la Procuraduría General de la República diera a conocer temprano noticias de la detención, en la subdelegación que la PGR atiende en este poblado, cuyo personal ni siquiera estaba enterado del operativo efectuado el sábado, todo era sigilo, misterio y versiones encontradas, enmarcadas con movimiento inusual, nerviosismo y sobre todo, confusión.

Si quieren información, pídanla en Tepic, dijo un mal encarado empleado que nunca se identificó y apenas entreabrió la puerta de la subdelegación; adentro varios sujetos, afuera gente que llegaba, era cuestionada brevemente y entraba, salía.

 

NO SABÍAN NADA… Y NO SABEN NADA AÚN…

 

Lo cierto es que ni sus agentes de la subdelegación PGR, ni la policía del estado o la municipal fueron requeridos, mucho menos informados, para detener a Alberto Carrillo, quien según versión de la propia Procuraduría, había recibido hace poco menos de dos años, de su hermano Vicente, alias “El Viceroy”, el mando del grupo delictivo conocido como Nuevo Cartel de Juárez, o “NCJ”.

La secrecía en torno al operativo tenía como objetivo evitar filtraciones, pues era por muchos sabido que hace varios meses, importantes personajes del bajo mundo, habían tomado el norte de la zona hotelera de Bucerías como su zona de residencia y operación, con total descaro, apoyo y respaldo policial.

La táctica funcionó perfectamente, pues con sólo dos camionetas y 12 agentes de la Policía Federal como respaldo, situadas a lo lejos, un par de agentes vestidos de civil pudieron interceptar al presunto narco, cuando temprano daba uno de sus paseos acostumbrados, a lo largo del Paseo Destiladeras o por la playa.

Solo y su alma, sin escoltas, desarmado, calzando un par de sandalias de piel, pantaloncillo tipo “bermudas”, playera ligera, fue sorprendido “Bety la Fea”, supuesto nuevo líder del grupo criminal fundado por el llamado “Señor de los Cielos”, que conjuntamente con “Los Zetas” y gente de los Beltrán Leyva, sostenía en el centro noroeste mexicano una guerra encarnizada con Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, alias “El Chapo”.

Y así, sin llamar la atención, los agentes federales guiaron sin que hubiera resistencia de su parte, al señalado jefe del “NCJ” hasta un vehículo oficial que escoltado por las camionetas mencionadas y sus ocupantes, hasta el entronque con la carretera 200, partió de inmediato hacia la ciudad de Tepic.

 

SECRETO A VOCES

 

Los policías federales de apoyo habían terminado su tarea; a las 15:00 horas del sábado, aproximadamente, estacionaron sus unidades a la sombra, sobre la calle México, prácticamente en el centro de Bucerías, frente al “Mini súper América”, de donde extrajeron bebidas heladas, algunas cervezas, que dejaron caer por su garganta para apagar la sed y festejar calladamente el cumplimiento de un trabajo que pudo haber ofrecido un alto grado de peligro.

“Estaban contentos, pero no demasiado”, dice una ama de casa que los vio en el lugar; “hicieron un buen jale, se les notaba, estaban comentándolo…”, apuntó otro testigo.

Habían estado nerviosos toda la noche y madrugada, de viernes para sábado, merodeando y vigilando en los alrededores del hotel Los Picos, frente al cual tendría lugar la mañana del sábado, un evento de autos compactos, con cuya afición se mezclaron perfectamente.

El paseo Destiladeras es una calle de dos carriles, extremadamente poco transitada; es de hecho una cerrada que comunica a la continuación de esa calle a través de un puente peatonal, el “límite entre el bien y el mal”, según revelan algunos vecinos.

De un lado del puente, el hotel Los Picos y varios edificios de condominio; del lado “del mal”, otros varios desarrollos turísticos de pequeña envergadura, entre ellos uno de apariencia modesta que contrasta notablemente con sus interiores, dotado con todo lo necesario para gustos excéntricos, el inmueble de “Suites Atlas”, donde por indicaciones de un par de testigos de la detención, puede deducirse que estaba alojado Carrillo Fuentes.

 

CON TODO A FAVOR

 

Sabían dónde esperarlo, la hora y que estaría solo, por lo que los policías federales lo hicieron muy bien, aprovechando el inusual tránsito de gente y vehículos que ocasionaba un evento automotriz; se mezclaron con la multitud y Alberto Carrillo nunca imaginó que en ese ambiente de fiesta, estarías sus cazadores.

Había mucha gente, pero sólo los de ojos entrenados supieron que algo raro pasaba… por lo demás, nadie se enteró de la captura, ni siquiera los agentes federales asentados en la plaza de Bucerías.

Fueron cientos de personas las entrevistadas en busca de información; la mayoría no se enteró del operativo del sábado, unos cuantos lo hicieron pero “no sé nada, no vi nada”, y contados son los que aportaron detalles para investigar, siempre subrayando “no fotos”, “sin nombres”.

Al igual que los vecinos del Paseo Destiladeras, la sociedad calla y guarda silencio, hasta que algún personaje del hampa pierde el fuero y es capturado en la casa de al lado. Entonces se oye alguna voz, pero nada más para decir “yo lo sabía”… “yo vi todo”…

 

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