El empresario Fernando Beltrán y Puga parece no tener memoria, ya que hoy se erige como dueño de algo que no le pertenece, de tierras que son propiedad de los ejidatarios de Mismaloya y sus familias, pero cuyo patrimonio amenaza con arrebatárselos con el uso de la fuerza pública. Su memoria anda tan mal, que también ya olvidó cómo se maquinó este monumental fraude para quedarse –al menos en papel—con varias hectáreas de terrenos, mediante artilugios jurídicos y, sobre todo, con la modificación ilegal del plano original del ejido Boca de Tomatlán y Mismaloya. El ejidatario Salvador García González, mejor…

El caso ya está en la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco, sucedió el 13 de abril pasado, pero a la fecha, no hay ningún funcionario detenido o suspendido por la Función Pública, pese a que se denunció y se demostró que varios agentes del Instituto Nacional de Migración “levantaron”, sin ninguna orden, a dos jóvenes empresarios de Puerto Vallarta, uno nacionalizado y el otro de origen venezolano.